Plebiscito para una nueva Constitución

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SEÑOR DIRECTOR

Es falso lo que el gobierno y la derecha más conservadora pretenden instalar: la Constitución sí permite mejorar la vida cotidiana de la ciudadanía. Impulsar una nueva Constitución no es un espejismo académico ni el desvarío de "grupos pequeños que pretenden representar a la gente", tal como sugirió despectivamente el Presidente Piñera. Quienes luchamos por un nuevo marco institucional lo hacemos por responsabilidad democrática.

Chile se encuentra prisionero de su Constitución, que defiende la desigualdad y el poder económico de una minoría, que acumuló su riqueza a costa de mermar derechos sociales. Sustenta un orden que amenaza la convivencia nacional mediante su anomalía principal: no establece mecanismo para cambiarla y requiere de quorums muy altos para reformarla. El "despertar" de Chile es el divorcio de la ciudadanía con sus instituciones. La legitimidad de la Constitución del 80 se desfondó, dañando la cohesión social.

Un plebiscito para una nueva Constitución es la salida política más razonable, es institucional y refuerza el sistema democrático. La negativa del Presidente Piñera de encabezar este proceso lo único que logra es dañar irremediablemente la confianza de la ciudadanía en el sistema político, se instala la idea de que en democracia nada puede ser transformado. Con ello está produciendo una situación de estancamiento político-institucional que solamente favorece a los extremos. Para que el Presidente deje de ser el problema, y tal vez todavía pueda ser parte de la solución, debe apoyar la convocatoria a un plebiscito para una nueva Constitución.

Maya Fernández Allende

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