Presunción de buena fe

SEÑOR DIRECTOR
Los abusos fueron el factor común de las protestas que devastaron ciudades en 2019. Abusos que fueron posibles al concurrir el poder y el engaño.
Por eso, la verdad es el único antídoto eficaz. La “presunción de buena fe” funciona eficazmente en los países de cultura protestante. La persona tiene derecho a ser creída mientras otro no demuestre lo contrario. Asimismo, las autoridades y quienes usan recursos de terceros deben rendir cuenta de sus actos y sus dichos ante sus representados.
Si se trasgrede esta norma, la persona queda inscrita en un registro público de “personas no creíbles”. No podrá firmar contratos ni cheques, arrendar, integrar sociedades, ni solicitar créditos. Obviamente, no podrá ocupar cargos públicos de responsabilidad ni presentarse a una elección.
¿Se imaginan que las promesas de campaña quedaran registradas en el Servel, junto con los indicadores y métricas para verificar su cumplimiento? Ningún candidato se atrevería a prometer trenes rápidos, suprimir la delincuencia, terminar con la corrupción, empleo para todos, salud gratuita, y ninguno de esos cantos de sirena que no pueden cumplir sin contar con las facultades, los recursos y el respaldo del Parlamento.
Un país en que la verdad sea respetada y aceptada es un requisito para que exista la confianza, para que las instituciones funcionen, para construir consensos, y articular esfuerzos para el bien común.
Eduardo Troncoso Unwin
Ingeniero
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