Opinión

Reaccionarios

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Reaccionario es el "que tiende a oponerse a cualquier innovación" (RAE). El rechazo al cambio, la sospecha ante toda innovación, es propia de un mundo vertiginoso. Está en todo el espectro político. También en la izquierda. Son los que aún no entienden que el libre comercio ya no es bandera de los imperios coloniales en expansión, de siglos pasados. Hoy el proteccionismo cunde en ellos, espantados por la enorme redistribución global de la riqueza y del cambio científico-tecnológico. Reniegan de los tratados de libre comercio y se rebelan contra tecnologías de punta de otras latitudes. Hoy el libre comercio y las economías abiertas son banderas de los pobres; de los marginados del progreso mundial durante siglos. Pero, junto a Trump (y Maduro), posa la izquierda reaccionaria.

También está, tras la condena a esa izquierda que se renovó; y, por hacerlo, logró terminar con la dictadura, protagonizando luego los años más potentes de progreso económico y eliminación de la pobreza que han existido en Chile. Supuso un cúmulo de innovaciones al ser de izquierda. Rechazo a la lucha armada, alianzas más allá de la izquierda, valorar sin remilgos la democracia, reconocer que la economía de mercado es un dato, no una opción. Pero, para la izquierda reaccionaria - acostumbrada a la "consecuente" derrota y a la exaltación de sus mártires en ellas, jugada al "todo o nada" que habitualmente es nada - todo éxito se le hace siempre sospechoso de traición. Así llegamos a la denuncia de "continuismos" y "neoliberalismos", para enarbolar luego iniciativas supuestamente "consecuentes"; a corto andar, fracasadas y rechazadas electoralmente.

Y hay más. La gratuidad para hijos capaces, de familias que no pueden pagar los costos de la educación, es genuinamente igualitaria. La "gratuidad para todos", es recaptura oligárquica de lo destinado a los pobres. Promover "derechos sociales igualitarios para todos", como hace la izquierda reaccionaria, permite revertir en beneficio de específicos grupos de interés económico, social o político, la igualadora focalización del gasto público en los más pobres.

Ahora vendrá la discusión sobre flexibilidad laboral. Demonio para la izquierda reaccionaria. Su rechazo no es a alguna flexibilidad específica, sino por principio a cualquiera. Era comprensible en el siglo XIX, pero absurdo hoy. Toda nuestra vida, no solo la laboral, se ha hecho más flexible y conectada a distancia. La realidad desbordará todos los intentos reaccionarios de impedirlo. Lo clave es encausarla bien.

En tiempos donde la izquierda reaccionaria vuelve a sacar la voz, no es raro que en la derecha surjan proposiciones de construir una mayoría de centro derecha, inspirada en esa exitosa mayoría de centroizquierda, hoy liquidada por las izquierdas reaccionarias. Si la izquierda no ajusta cuentas con sus reaccionarios, podrían lograrlo.

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