Rearticular la izquierda: 5 puntos para tener en cuenta
La derrota de la izquierda y la centroizquierda, unidas, tiene la reverberación que merece. Abundan los análisis de sus causas y las propuestas para salir del barranco. Una buena noticia, pues es urgente discutir.
Sin querer ofrecer fórmulas a prueba de balas, a continuación, algunos puntos que podrían mejorar la calidad del debate.
1.Pausa y buena letra. La derrota es dolorosa, más cuando refleja la debilidad de los cimientos del sector. Pero una despiadada caza de brujas complota contra un análisis frío, que se hunda en las raíces históricas del fenómeno y que sea capaz de trazar un camino de unidad, que contemple no solo los errores, sino también los aciertos que han hecho de la izquierda chilena un ejemplo en el mundo.
Pudo ser el peor resultado presidencial desde el retorno de la democracia, pero hay que desdramatizar. Este 42% fue suficiente para apalancar un Congreso que le permita al sector tener relevancia y ser competitivo en las próximas elecciones, desde la comodidad de ser ahora oposición.
2. Sin personalismos ni grandes rostros. Es tentador asignar culpas personales, para exorcizar el dolor y determinar las posiciones de los actores en lo que se viene. Pero, la política es un trabajo colectivo y olvidarlo ha tenido funestas consecuencias.
Así, la responsabilidad corresponde al sector en su conjunto, el que ha abrazado con demasiada frecuencia la política de los carros andando, en la cual los actores se suben al primer vagón con un nombre y un rostro que muestra algún movimiento, sin reparar hacia dónde va exactamente. Los casos sobran, por ejemplo, el PS, que lo hizo subiéndose a los carros de Guillier, Narváez, Provoste, Boric, Tohá y Jara sin mediar un análisis programático ni doctrinario, orientados sólo por proteger prebendas.
3. Sin ser juez y parte. El debate no puede transformarse en una pelea a cuchillos, pero tampoco es posible dejar que las principales conclusiones las saquen los principales responsables de la derrota.
La auto-crítica de Giorgio Jackson no puede ser la base para la discusión. Su documento no sólo es incompleto e intencionado, sino que también es prematuro, pues no establece jerarquías entre sus elementos ni interrelaciones. Y -sobre todo- porque no se hace cargo de las derivadas políticas, las que debieran reordenar las estructuras de poder dentro del sector. Esto no quiere decir que Jackson no sea un aporte, pues todos pueden y deben participar de la reflexión, pero el ex ministro no puede aspirar a escribir el manual de cortapalos de la izquierda.
4. Conectados a tierra. El sector ya no le habla al mundo popular, ni éste lo escucha, ni se emociona. Esta desconexión es una de las razones de fondo de la derrota, en particular, en un contexto de voto obligatorio. Es difícil establecer cuándo es que la izquierda se desvinculó del pueblo, pero es imprescindible hacerlo, para revertirlo. De lo contrario Franco Parisi y José Antonio Kast se seguirán dando un festín.
5. Sin vía de escape ni amarres. En estos días abundan los personeros que buscan refugiarse en países desarrollados, en cargos internacionales o amarrarse a sus cargos, a la espera de que el país entre en razón y vuelvan a gobernar.
Eso alimenta la desconexión y muestra que la elite que se dice izquierdista al final se salva sola, mientras que el pueblo queda abandonado al destino que esta misma izquierda lo arrojó.
Por Cristóbal Osorio, profesor de Derecho Constitucional, Universidad de Chile.
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