Royalty: no olvidemos las evidencias geológicas
Por Sergio Hernández, director ejecutivo de APRIMIN
El proyecto de royalty que se discute en el Congreso parece estar obsesionado con gravar las ventas más que obtener beneficios de largo plazo para el país. Las regalías sobre las ventas son una práctica antiquísima (en los tiempos pasados se pagaba al Rey, de ahí la palabra “royalty”), cuando no existían los mecanismos modernos de auditorías nacionales e internacionales para determinar correctamente las utilidades de las empresas, con que hoy contamos en los estándares internacionales.
Pero con el conocimiento y buenas prácticas con que hoy cuenta la industria, sabemos que lo más adecuado y eficiente es aplicar un royalty minero a las utilidades, tal como está establecido en el actual Impuesto Específico a la Minería.
La geología nos enseña que los yacimientos tienen muy distintos contenidos de cobre y otros minerales en una tonelada de mineral y muy distintas impurezas. Esto significa que para el Estado la valorización de este recurso será diferente dependiendo del contenido: si es alto en leyes y con menos impurezas, el Estado tiene derecho a recibir una parte mayor; si es bajo y con más impurezas, tiene derecho a recibir una parte menor.
Un royalty sobre las ventas no es coherente con la realidad geológica, porque grava por igual a todos los yacimientos en base a sus ventas.
Supongamos que a una minera le cuesta US$3,0 sacar de la tierra una libra de cobre, y a otra le cuesta US$1,8. La conclusión es que el valor de una y otra libra como justa compensación al Estado es diferente.
Si al Estado (es decir, el dueño de los recursos minerales) le corresponde un derecho natural para recibir una parte de ese valor, lo que es justo es que ese derecho sea proporcional al valor del mineral que le pertenece antes de que se extraiga. Este valor será mayor o menor dependiendo del contenido de mineral y de sus impurezas en una tonelada de tierra.
Por supuesto, se debe considerar en esta ecuación lo que cuesta extraer el mineral y convertirlo en producto apto para la venta, lo cual requiere costos muy distintos que las mineras asumen.
Por tanto, el único royalty minero justo debe ser sobre las utilidades, como está actualmente dispuesto en la ley de Impuesto Específico a la Minería. Recordemos que, en este caso, si el yacimiento es geológicamente más valioso crecerán las tasas, favoreciendo más al país y al Estado. Hacemos un llamado al Senado a considerar esta realidad, que tiene la fuerza de ser geológica, por tanto, con evidencia y base científica.
Creemos empleos, bienestar para las familias, encadenamiento y más valor para el país, no lo destruyamos.
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