Se busca oposición

31 de octubre del 2019/SANTIAGO Los presidentes de partido de oposición, llegan a la Moneda, para reunirse con el Ministro del Interior. De izquierda a derecha: Carlos Maldonado, el presidente del Partido Radical, Alvaro Elizalde, el presidente del Partido Socialista, Fuad Chain, el presidente de la Democracia Cristiana, Heraldo Munoz, El presidente del Partido por la Democracia, FOTO: SEBASTIAN BELTRAN GAETE/AGENCIAUNO


Por Gloria de la Fuente, presidenta Fundación Chile 21

Por estos días se ha acentuado el debate sobre el rol de la oposición en momentos complejos de crisis y excepción constitucional como una pandemia. La discusión no es menor. Hay quienes, siendo parte de algunos de los mundos que representa la oposición, como el expresidente Lagos, han sido especialmente críticos, acusando la ausencia de colaboración en una situación compleja como esta. Otros tantos se han solazado, advirtiendo la falta de ideas y de propuestas. No obstante aquello, creo que es preciso hacerse cargo que esto es, no solo para los sectores de centroizquierda, sino que para el país, una mala noticia.

El famoso politólogo, Gianfranco Pasquino, señalaba que la calidad de la democracia no dependía tanto del gobierno como de la oposición. Es imposible entender la democracia sin la existencia de un sector político que tenga capacidad de realizar control social sobre la acción de la autoridad y desarrollar un contrapeso sobre la misma. Si la calidad de la oposición es deficiente o mala, es la propia democracia la que pierde. En situaciones particularmente relevantes y sensibles como la de una pandemia es la oposición la que debiera estar firme en la fiscalización y la solicitud constante de la rendición de cuentas de la autoridad, y de ser propositivos y colaborativos, para poder enfrentar una crisis que ahora es de salud, pero que sin duda después será social y económica.

El espacio más natural del despliegue de la oposición es el Congreso. Desde ahí la experiencia ha sido difusa. La más evidente, toda la trama que rodeó la falta de acuerdo para poder liderar la mesa de la Cámara. No obstante, también ha habido experiencias relevantes, como el llamado que ha hecho la presidenta del Senado a la comparecencia de las autoridades de gobierno por el llamado a retorno al trabajo de los funcionarios públicos o la petición transversal, exigiendo al gobierno implementar una verdadera renta básica de emergencia.

La pregunta que cae de cajón es ¿por qué estos y otros esfuerzos que ha hecho la oposición no prosperan?  Culpar a los medios de comunicación es simplificar el análisis. Algo de verdad hay en que algunos medios tienden a amplificar unas vocerías por sobre otras, pero también es cierto que la oposición no logra despegar en el rol que le corresponde, porque no existe una articulación que transcienda las rencillas pequeñas o que ponga por delante la visión de proyecto por sobre los liderazgos personales. En eso la centroderecha aprendió la lección para lograr aglutinar las diferencias tras un proyecto común.Pareciera que el espacio vacío de la oposición ha sido llenado con mayor eficacia por otros actores de la sociedad como el Colegio Médico o centros de estudios.

Es un imperativo moral resignificar el rol de la oposición. Lograr retomar la senda de un debate fructífero en torno al rol del Estado, a la manera en que el ejercicio del poder se pone al servicio del interés común y no de intereses sectoriales o particulares, retomar con fuerza el debate de la desigualdad, pero sobre todo, empatizar con la necesidad que tiene todo ser humano de construir certezas y esperanzas sobre el futuro, es el verdadero sentido que debe tener la política y, en eso, sigue siendo urgente la construcción de una oposición a la altura.

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