Seducidos y abandonados
SEÑOR DIRECTOR:
Muchos se ven sorprendidos por los lamentables hechos de violencia en Bajos de Mena y otros barrios. Las luchas por el control territorial de bandas criminales han aumentado las víctimas, la inseguridad y la estigmatización de ellos.
¿Cómo llegamos a esto?, es la pregunta que muchos se hacen. Una parte importante de las razones detrás del crecimiento de la violencia no se encuentra en la inmigración ni en fenómenos recientes; son décadas de abandono estatal en amplias zonas de nuestras ciudades, siendo Bajos de Mena un ejemplo de ello.
Muchos vecinos del sector dicen: “Nos vinieron a botar aquí”. Seducidos por el sueño de la casa propia, muchas familias se trasladaron allá en los años noventa. Para construir más viviendas, se rebajaron las exigencias técnicas, se compró suelo barato y se construyó con densidades excesivas. El resultado fue la creación de verdaderas ciudades de pobres, alejadas de los centros de empleo, sin equipamientos, donde nadie se conocía. Esto alimentó la marginalidad urbana, y la gran mayoría de las personas honestas y trabajadoras paga las culpas del abandono.
Durante la década pasada, muchos programas intentaron abordar el problema mediante políticas de regeneración urbana, pero fueron abandonados. ¿Cómo podemos hacer creer en el Estado nuevamente a estos miles de chilenos que han sido seducidos y abandonados recurrentemente?
Que esta situación no nos sorprenda, ni nadie se lave las manos. Sin una intervención integral y sostenida del Estado, el problema de la violencia no se solucionará. Es hora de dejar atrás las viejas políticas sectoriales: necesitamos un cambio real y retomar el camino de la regeneración.
Luis Fuentes
Estudios Urbanos UC
Centro de Desarrollo Urbano Sustentable