Siria: la deuda de Chile

Sirios protestan a las afueras de la CEPAL


SEÑOR DIRECTOR

La comunidad siria, integrada por cerca de 60.000 descendientes, ve surgir actualmente una cuarta generación de nacidos en este suelo. La cohesión social ha sido ejemplar, llevando la chilenidad y la arabidad en las venas y el corazón.

Cerca de seiscientos sirios viven hoy en Chile, la mayoría en la Región Metropolitana. El 90 % han llegado después del inicio de la guerra civil.

El 28 de enero de 2011, en la ciudad de Hasaka, Hasan Ali Akleh se inmoló como protesta en contra del régimen. Desde hacía varios años se incubaba en Siria un despertar democrático. Este acto de desesperación humana fue el hito que marcó el inicio de la primavera siria, reprimida a sangre y fuego.

Son ya 10 años de cruenta guerra civil, con participación de potencias mundiales, grupos terroristas bien organizados y un gobierno que ha sido condenado en varias ocasiones en Naciones Unidas por violaciones sistemáticas a los DD.HH.

El Observatorio Sirio de los Derechos Humanos ha informado en su último reporte sobre la guerra de aproximadamente 400.000 fallecidos y 200.000 desaparecidos. Por otro lado, la mitad de su población ha debido abandonar su residencia habitual; siete de cada diez desplazados han huido a países vecinos, especialmente Turquía, El Líbano y Jordania.

En 2017 nuestra nación recibió, en un acto humanitario, un grupo de 66 sirios procedentes de un campamento de refugiados en El Líbano. La integración ha sido positiva. Sin embargo, este flujo no es equivalente al gran aporte de esta comunidad en Chile. A pesar de los difíciles tiempos migratorios que vivimos, no podemos abandonar el sello de ser un país de asilo contra la opresión. Estamos en deuda con el pueblo sirio.

Lorenzo Agar Corbinos

Doctor en Sociología

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