Opinión

¿Socio o bastón?

Aton Chile JAVIER TORRES/ATON CHILE

Que son “sobreadaptados”. Que nunca mataron al padre. Que fueron demasiado responsables. Que no quisieron quebrar huevos.

Todo eso se dijo de la llamada generación “perdida” de centroizquierda, de entre 50 y 60 años, que no jubiló nunca a los próceres de la transición, y que fue sobrepasada, política y generacionalmente, por los jóvenes frenteamplistas.

Sea como sea, en este gobierno les tocó el turno de poner el hombro de nuevo y apoyar a los hermanos menores. Mientras los mayores no invirtieron en renovación ni les cedieron espacios, los menores los criticaron ácidamente como exconcertacionistas o “nuevomayoristas”, pero igualmente los de la generación supuestamente perdida accedieron a ser eje central en este gobierno, tras la derrota del 4S. Algunos dicen que fue por mantenerse en el poder, por estar en primera línea. Pero no hace mucho sentido, al menos no para todos, pues muchos tenían opciones atractivas y que les significarían mucho menos desgaste (Mario Marcel, recordemos, era presidente del Banco Central, y transversalmente alabado en tal papel).

Carolina Tohá es la líder máxima de este grupo de “hermanos mayores” socialdemócratas, serios y responsables, que no “mataron” ni al padre Lagos ni a la madre Bachelet y tampoco al hermano menor Boric, a quien nunca dejó de ser leal en esta áspera campaña por las primarias.

Su apabullante derrota hoy ante la candidata PC Jeannette Jara abre la puerta a una profunda reflexión sobre esta generación que no es perfecta, pero que es preparada y que, sin embargo, no ha podido conseguir la posibilidad de la primera magistratura. Y abre especialmente una reflexión para la socialdemocracia chilena, su identidad y su futuro. No deja de ser curioso que en la elección pasada Joaquín Lavín quería apropiarse de esa identificación diciendo que era un “socialdemócrata”. En esta primaria, Jeannette Jara, militante del PC desde los 14 años, se ha denominado como de “centroizquierda”.

¿Y la candidata de la socialdemocracia, Tohá? Ella recibió ataques duros y sin tregua durante varias semanas: que en seguridad lo había hecho mal, la famosa Mesa del poder… Más tarde sacó la voz, en el sentido de manifestar su decepción de que, en particular el FA, propagara “caricaturas” sobre la Concertación. Y tarde también sacó al pizarrón, o intentó hacerlo, a la candidata PC, formidable en sus habilidades de empatía, comunicación, manejo de redes sociales. Pero es del PC. Su programa tenía siete páginas y basaba el crecimiento en el “aumento del consumo interno”. Pero ni Lautaro Carmona, poniendo sobre la mesa la posibilidad de que su partido impulsara un nuevo proceso constitucional, logró que la pregunta para el sector progresista que votó el domingo fuera otra. Quién podría conducir mejor y más establemente una candidatura, y un gobierno futuro.

En la hora de la derrota profunda del SD, resurge la necesidad de enfatizar y reinterpretar el ideario para este momento. Y más allá del proyecto sobre la unidad del progresismo, en la que está concentrado el Presidente Boric, especialmente después de una campaña que reabrió heridas que se suponía más cicatrizadas. Además de las falencias de la campaña de Tohá –se la vio incómoda y hubo poco despliegue y énfasis de sus reales atributos–, pareciera que una vez más la responsabilidad y lealtad de Tohá le parecen haber pasado la cuenta. Hubo un costo en ese apoyo decisivo que dio a este gobierno, a la hora de poder perfilarse como opción política distinta. Los socialdemócratas son buenos para expresar su diferenciación en el hacer, pero esta primaria muestra que no son buenos en comunicar y convencer de esa diferencia, para disputar efectivamente el poder, lo cual es esencial.

Porque una cosa es ser socio principal y otra bien distinta, bastón.

Por Paula Escobar, periodista.

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