Opinión

“Tai más solo que un deo..”

Foto: Andrés Pérez Andres Perez

Una de las frases más notables del último debate presidencial fue la de Evelyn Matthei cuando le dice a MEO: “¿Cómo vas a gobernar, si estás solo como un dedo?”. Si bien pareció chistoso -y por cierto algo avergonzante para el interpelado-, la pregunta encierra gran sabiduría. Para gobernar no solo se requieren enormes virtudes y habilidades (blandas y duras), sino además un Parlamento que apoye o -al menos- no boicotee al Ejecutivo.

Y la cosa no se ve fácil. Según Pepe Auth, que tiende a acertarle, el futuro Parlamento podría tener mayoría de derecha en ambas cámaras. O al menos en una y pareja en otra. Un panorama imposible para Jeannette: irremontable con cumbias, imposible si su partido -el PC- continúa con su plan de sabotaje actual, durante una eventual Presidencia de ella. Voto a Jara es voto a “no gobierno”. Con JAK -con el nivel de rechazo que genera- no solo tendría a la izquierda en bloque cerrándole el paso, sin hacer excepciones (como han hecho Republicanos con este gobierno) aplicándoles la Lex Talionis (ojo por ojo), sino también a Chile Vamos -esa “derechita cobarde” y la víctima de sus “bots”- podría comportarse como ellos lo hicieron en el segundo mandato de Sebastián Piñera (QEPD).

Es interesante ver lo que ocurre al otro lado de Los Andes. Milei -que “no negocia sus convicciones” como otros por estos lados- y que no tiene mayoría parlamentaria (porque se peleó con moros y cristianos: con unos antes, con otros después) acaba de recibir una paliza contundente a manos del peronismo (un recorte fiscal severo no es políticamente neutro) y lo más probable es que vuelva a perder en octubre. El peronismo perderá su temor, los insultos -de Milei- no causarán miedo sino risa. Su economía está al borde de la devaluación: casi no tiene reservas, falta mucho para la cosecha, y en su lucha desesperada por sujetar el dólar, ha impuesto un encaje del ¡50%! a los depósitos a la vista y a plazo. Por una parte, sacando circulante, y por otra, obligando a los bancos a renovar los vencimientos de la deuda pública (¿equilibrio fiscal?). Los argentinos siguen cruzando la cordillera, no para esquiar o porque Los Andes sea muy bonito, sino porque son mucho más baratos, a pesar de su déficit fiscal más ordenado y de sus tímidas devaluaciones. Con ese encaje, las tasas de interés están en las nubes o más allá, y sin capital de trabajo las empresas no pueden funcionar. Dejarán de crecer.

Son medidas extremas, que nos recuerdan el Chile de 1982 y de la Crisis Asiática: donde tasas de interés astronómicas no pararon al dólar, pero sí causaron recesiones inolvidables. Si además pierde electoralmente su liderazgo político, su motosierra se quedará sin dientes. Esto para que se vayan enterando los “Milei lovers”, que solo escuchan la parte bonita de ese show.

Para progresar, es imprescindible poder gobernar, con diálogo, con acuerdos, con esperanza, y no en base a miedos, “bots” o “trolls”.

Por César Barros, economista

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