TPP11 y soberanía


SEÑOR DIRECTOR

Jorge Sahd, en su columna publicada el 24 de diciembre, argumenta que el TPP11 no interfiere con la capacidad de los estados para fijar sus políticas públicas. Cita ejemplos como el de Nueva Zelanda que ha podido establecer resguardos de seguridad nacional para limitar la inversión extranjera y que esas mismas condiciones son las que se aplicarían a Chile de firmar y ratificar el TPP11.

El artículo omite que Nueva Zelanda sí vio que el TPP11 podría limitar su facultad para fijar políticas públicas de una forma desproporcionada y decidió no aplicar el polémico capítulo de inversiones incluyendo la posibilidad de demandas inversionista-estado.

Nueva Zelanda firmó, en paralelo, varios acuerdos con países como Australia, Perú o Vietnam que excluyen la posibilidad de que inversionistas demanden a Nueva Zelanda y viceversa. Estos convenios tienen el mismo valor jurídico que el TPP11 y dan a estos países una mayor libertad para regular que la que Chile tiene en ese mismo acuerdo. ¿No debería Chile firmar algo parecido? ¿Por qué no lo hizo?

Jorge Sahd tiene razón al afirmar que el argumento de muchos críticos del TPP11, que se escudan en el mito de la soberanía nacional, no entienden que la participación del sistema internacional supone necesariamente una cesión de soberanía y capacidad regulatoria. No obstante, aquellos que apoyan al TPP11 hacen un flaco favor al Derecho Internacional al no transparentar las deficiencias que ese tratado tiene y la responsabilidad del gobierno de Chile en no hacer frente a esas deficiencias como han hecho otros estados como Nueva Zelanda, Australia o Perú.

Andrés Delgado Casteleiro

Profesor de Derecho Internacional

Universidad Autónoma de Chile

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