Un momento crítico que requiere buenas soluciones

25 de Mayo 2020 Imagenes de preparativos y traslado de pacientes graves con Coronavirus Covid 19, pandemia que afecta al pais, por personal de la Fuerza aerea de Chile (Fach) y de ambulancias del Samu. Los contagiados fueron llevados desde el Grupo 10 del aeropuerto de Santiago a la ciudad de Puerto Montt. Foto : Andres Perez


Es solo cuestión de tiempo para que el país alcance un registro especialmente doloroso, y que hace solo algunas semanas se veía lejano: llegar a 100 mil contagiados, y a los mil fallecidos. Ayer se registró el segundo día con mayor nivel de decesos, con 53 casos, totalizando ya 997 desde que el 21 de marzo se reportó el primer fallecimiento por el nuevo coronavirus. Con 94.800 contagios, Chile ya se ubica en el lugar 14 de los países con mayor número de casos reportados. Es la misma semana en que el mundo debe lamentar la muerte de 365 mil personas por Covid-19 -Estados Unidos cruzó el miércoles el umbral de los 100 mil fallecidos- y casi seis millones de contagiados.

Aun cuando el país todavía no llega al peor escenario que hace unos meses delineó la autoridad de Salud -con 100 mil contagiados simultáneos-, con los actuales 53.400 casos activos los sistemas de salud se encuentran al borde del colapso, y de no bajar fuertemente la velocidad a la que se propaga el virus, el número de fallecidos diarios podría escalar sustancialmente, porque ya no habrá suficientes camas críticas -ni personal médico disponible en tal cantidad- para absorber a todos quienes requieran ventilación o tratamientos intensivos.

Pese a lo mucho que aún desconocemos del virus, esta semana algunas cosas empezaron a quedar más claras. Lejos de ser una enfermedad que ataque principalmente a la tercera edad, tal como informó este medio, más de la mitad de los contagios están radicados en personas menores de 40 años, quienes, además, explican el 12% de las hospitalizaciones por Covid-19. Es el grupo que, sin embargo, sigue exhibiendo más conductas temerarias, como fiestas clandestinas o escaso respeto por el distanciamiento social. También se ha conocido que un número importante de casos en la Región Metropolitana -la que concentra más del 80% de enfermos y fallecidos a nivel nacional- ha tenido su origen en hogares de larga estadía para tercera edad, confirmando que allí donde hay aglomeraciones la posibilidad de contagio aumenta fuertemente.

Ahora que ya no hay margen de error, y que cada decisión resulta crítica, es fundamental una conducción clara de la crisis. Pero es justo cuando han comenzado a surgir fuertes cuestionamientos a la estrategia que hasta ahora ha seguido la autoridad de Salud, basada en cuarentenas dinámicas y focalizadas. Pero fue el propio ministro de Salud quien sorprendió al reconocer que “todos los ejercicios epidemiológicos, las fórmulas de proyección con las que yo mismo me seduje en enero (…) se han derrumbado como castillos de naipes”. La sorpresa fue aún mayor cuando admitió que en la Región Metropolitana existían niveles de hacinamiento que él mismo desconocía, lo que le ha valido fuertes críticas.

Un reconocimiento tan crudo por parte de la autoridad de Salud dejó una inquietante sensación en el ambiente, lo que probablemente amerita revisar dónde se pudo haber cometido errores. Muchos piden ya un urgente cambio de estrategia, pero ello no debe llevar a precipitarse. No hay una suerte de bala de plata en esto: países que han hecho prolongadas cuarentenas, como Perú -también fue el caso de Italia-, han sido duramente golpeados por la pandemia. Nuestra propia realidad socioeconómica aconseja prudencia en el uso de las cuarentenas, pues los costos sociales y económicos de los confinamientos pueden llegar a ser explosivos.

Más que un cambio radical de estrategia -no es claro cuál sería el contrafactual-, es imprescindible que la que ya está en marcha -y que por lo demás recoge las recomendaciones de organismos especializados- se haga cumplir estrictamente y sus principales ejes se profundicen. Sigue habiendo laxitud en porciones importantes de la ciudadanía -la simple comprobación del alto flujo vehicular que se observa en las calles de Santiago puede ser indicativo de ello-, en tanto las cuarentenas se incumplen con demasiada facilidad; si ello sigue ocurriendo, la propagación del virus tomará tiempo en disminuir. Un paso importante en esta dirección es el aumento de cupos en residencias sanitarias, fundamental en aquellas personas de menores recursos que deben hacer aislamiento, pero que carecen de las condiciones para ello. El refuerzo del sistema asistencial con más camas críticas y el énfasis en testeos masivos -anuncios que se hicieron esta semana- también avanzan en una línea coherente.

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