Opinión

Una gran modernización para las pymes

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Partamos con lo esencial: el proyecto de Modernización Tributaria (MT) que el gobierno le ha propuesto al Congreso es una excelente noticia para todos los chilenos. Demuestra que esta administración está comprometida a largo plazo con los principios por los que fue elegida con una amplia mayoría y que, al contrario de lo que hicieron otros, no llegó con una retroexcavadora, sino con ideas constructivas para gobernar.

La MT plantea un diseño diferente para nuestro sistema impositivo, el que se complejizó tanto en los últimos años que hasta el gobierno anterior, que la inspiró, tuvo que presentar una reforma a su propia reforma. Por esto vale la pena revisar los principales puntos para tener un buen debate.

Hagamos el análisis completo. Desde una perspectiva de continuidad de políticas públicas, la MT propuesta, entre otras cosas, mantiene la tasa general del 27% (aunque me hubiera gustado bajarlo en línea con la tendencia mundial), perfecciona la cláusula general antielusión, para hacer más viable su aplicación práctica, y tampoco modifica el régimen de renta presunta.

Por otro lado, y a la hora de las modernizaciones, el programa del Presidente Piñera le planteó a la ciudadanía en octubre del año pasado reintegrar el impuesto corporativo con los impuestos personales, reducir y simplificar la carga administrativa, especialmente para las pymes, y otorgar mayor seguridad jurídica a empresas y personas, lo que está plenamente contenido en la MT.

Vamos por parte. En primer lugar, la reintegración del impuesto de primera categoría con el impuesto personal respectivo elimina las diferencias entre la tributación de inversionistas nacionales y extranjeros, termina con el trato distinto entre las rentas del capital y del trabajo, contemplando, además, un incentivo a la inversión al establecer una tributación sobre la base de retiros efectivos, lo que es un innegable impulso al emprendimiento.

En segundo lugar, la Cláusula Pyme contempla, entre cosas, rebajar el impuesto a éstas de 27% a 25%, y señala que el SII elaborará una propuesta de declaración de renta a todas las pymes con la información de que dispone, tal como ya lo hace con las personas naturales, lo que reduce y simplifica enormemente la carga administrativa de las pymes, motor del crecimiento del país.

En tercer lugar considera una mayor seguridad jurídica a empresas y personas, profundizando la norma general antielusión, al aclarar su verdadero sentido y alcance, introduciendo conceptos propios del derecho chileno (y no de instituciones extranjeras de compleja aplicación), expandiendo el concepto de simulación, y la refuerza estableciendo situaciones directamente sancionables como delitos y, por lo tanto, que ameritan penas de cárcel.

Como se puede observar, el gobierno no ha propuesto una contrareforma, sino que con la legitimidad de un Presidente electo con un 54,5% de los votos, ha presentado su mirada modernizadora respecto a cómo debería ser el diseño del sistema tributario en Chile.

La oposición (o las oposiciones como me dijeron, paradojalmente, algunos de la vereda del frente de cómo se debería decir) tiene (n) una gran oportunidad de escuchar la voz de la gente expresada en la última votación, plantear sus legítimas discrepancias y aportes, así como generar un debate constructivo; pero no debería, salvo que pretenda perpetuarse como oposición, negar todo diálogo, insultar toda diferencia y amenazar con rechazar proyectos sin que exista siquiera discusión en el Congreso. Nada impide que la MT se perfeccione, pero no hay duda que cumple con todos sus objetivos: es pro inversión y crecimiento; pro pyme; moderniza y otorga certezas y resguarda los equilibrios fiscales, cuestión que, como hemos visto en países vecinos, es tan importante. Ayudemos a Chile, aprobándola.

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