Opinión

“Useless Nations”

“Useless Nations” AFP BRYAN R. SMITH

La Asamblea General de Naciones Unidas se tomó la agenda pese a sus mayormente vacías tribunas. Mientras en Siria el interés estuvo en ver en el podio de Nueva York al terrorista yihadista Ahmed Husseín al-Sharaa devenido en Presidente, en Chile, giró en la ya majadera diatriba antiisraelí de Gabriel Boric y en su interés doméstico de promover a Michelle Bachelet para la Secretaría General. La nota de sensatez la puso Indonesia, país con la mayor población musulmana del mundo, cuyo primer ministro declaró que la paz en Medio Oriente sólo será posible en la medida que se reconozca y garantice la existencia y seguridad del único estado judío, Israel.

Así, en medio de tantos gestos performáticos, cuyo eco es solo marginal, la ONU -que alguna vez encarnó el multilateralismo efectivo- arribó a sus ocho décadas de existencia en una crisis absoluta de credibilidad, transformada en una burocracia transnacional capturada por mayorías automáticas que extraviaron toda brújula moral.

En efecto, hoy la diplomacia internacional se decide por aritmética y no por principios. De acuerdo con el reporte anual de la ONG Freedom House que conduce investigaciones y promociona la democracia, la libertad política y los derechos humanos, actualmente sólo 85 de 195 países que integran la ONU son propiamente “Libres”. El resto -110- son Parcialmente Libres o No Libres. Es decir, una mayoría estructural de regímenes no plenamente democráticos opera dentro de la Asamblea General. De similar modo, los grandes bloques de voto crean inercias: la Organización de Cooperación Islámica tiene 57 Estados miembros y el Movimiento de Países No Alineados reúne 120.

Esa masa crítica basta para imponer narrativas y resoluciones de carácter político, en forma especialmente selectiva respecto de un único estado, Israel. Los números hablan solos. Según información de la ONG UN Watch, en la última década, la Asamblea General aprobó más resoluciones contra Israel (173) que contra todos los demás países combinados. Es más, no hubo una sola condena contra Venezuela, Nicaragua, Sudán, Somalia, China, Turquía o Cuba; solo 10 contra Irán y Corea del Norte; 12 contra el régimen dictatorial de Assad en Siria; y sólo 29 contra Rusia pese a los horrores de su invasión a la región del Donetsk ucraniano o la anexión de Crimea. No se trata aquí de negar cuestionamientos a políticas de Israel, sino sólo constatar lo obvio: cuando un estándar universal se aplica de forma selectiva, deja de ser universal. Mientras el foco permanece fijo en un actor, millones de otras víctimas son derechamente ignoradas.

Años atrás en una visita a Kigali, Ruanda, un sobreviviente tutsi del genocidio perpetrado por los hutus, con certera razón me dijo que la sigla de las Naciones Unidas en inglés “UN” significaba “Useless Nations”, “Naciones Inútiles”. A la luz de la coreografiada asamblea anual de la ONU y su nula capacidad de actuar sin cinismo, doble estándar e hipocresía, aquellas palabras resuenan más fuertes que nunca.

Por Gabriel Zaliasnik, profesor de Derecho Penal, Facultad de Derecho, Universidad de Chile

Más sobre:Asamblea General de Naciones UnidasONUIsrael

🎉 La Tercera celebra 75 años ✈️ Suscríbete y entra al sorteo por 2 pasajes a Buenos Aires.

Plan digital $990/mes SUSCRÍBETE