Constanza Proto, experta en tecnología y educación: “Cuando se trata de niños y acceso a internet, el riesgo está en el exceso de confianza”




¿Cómo activo el control parental en las redes sociales? ¿Cómo limitar el tiempo en pantalla de mis hijos? ¿Será buena idea que tenga un celular? Son algunas de las preguntas que frecuentemente recibía Constanza Proto de sus cercanos. Su padre fue un hombre innovador, cercano a la tecnología, y eso hizo que desde niña fuera muy “computina”. De hecho, aprendió a programar en octavo básico. Sin embargo, cuando llegó el momento de elegir una carrera, optó por Educación Parvularia. “A esa edad quería cambiar el mundo y no concebía la educación sin tecnología. Creía que por ahí iba el cambio”, cuenta.

Hizo un postítulo en informática educativa, trabajó varios años en la Fundación País Digital y actualmente trabaja en una empresa tecnológica multinacional. Todos estos conocimientos la transformaron en el referente en tecnología de sus amigas madres, y también de los y las apoderadas del colegio de sus hijas, quienes no paraban de hacerle estas preguntas relacionadas con niños y tecnología.

Así fue como nació @mama_cyber, una cuenta en donde comparte consejos sobre educación y crianza digital. Básicamente sube tips y datos útiles sobre el mundo digital: cómo activar el control parental en Youtube, Roblox –éste, uno de sus posts con más likes– o Google; cuáles son los hashtags con los que tener cuidado; qué hacer si un niño accedió a contenido inadecuado, entre otras cosas.

Pero más allá de los tips o consejos prácticos, lo que busca Constanza es que su contenido le de a madres y padres una mirada más integral, pues –según dice– los adultos deben prepararse para desempeñar un nuevo rol: ser los mentores digitales de sus hijos e hijas para guiarlos y enseñarles cómo usar la tecnología para crear, conectar y aprender.

Buena parte de los padres y madres de niños, niñas y adolescentes, son adultos que no crecieron con tecnología ¿Cómo pueden ser mentores en un espacio digital que muchas veces desconocen?

Es difícil porque nosotros no tuvimos un modelo. Nuestros papás no nos enseñaron esto y por lo tanto no sabemos cómo hacerlo. Por eso también creé la cuenta, porque vi que muchos padres y madres necesitan ayuda, y porque para nuestros hijos la tecnología no es opcional. Y no lo digo con resignación, estoy convencida de que la tecnología es una herramienta muy potente que le permite a los niños, niñas y adolescente aprender lo que quieran, que puede ayudar a un niño que no encuentra motivación en el mundo académico a desarrollar sus talentos, que permite dar acceso a información a niños con discapacidad, que puede aumentar la creatividad. En fin, tiene muchas cosas positivas. Pero como todo, tiene su lado negativo también y, el gran riesgo, es el exceso de confianza.

Los niños y niñas no deberían acceder nunca a dispositivos que no tengan control parental. No son infalibles, pero es como darles la vitamina C antes del invierno: tal vez se va a enfermar igual, pero es menos probable que ocurra.

¿Qué deben hacer los padres y madres?

Tenemos tres funciones como mentores digitales de nuestros hijos e hijas. Lo primero es generar hábitos digitales saludables, así como generamos hábitos saludables de alimentación o de sueño, lo mismo con lo digital. Aquí hablo de rutinas, espacios en la casa libres de tecnología para que ellos mismos vayan aprendiendo y siendo conscientes del tiempo que pasan frente a las pantallas. Explicarles qué es lo malo de esto, tal como les explicamos que comer mucha azúcar es dañino. Al final, es llevar las mismas prácticas del mundo real u offline, al digital. Y es que cuando uno tiene esas conversaciones, abre ese diálogo, luego es más fácil el control porque lo entienden. No es un no porque no.

Lo segundo es generar ciudadanos digitales responsables, que tiene que ver con que ellos puedan ser críticos de lo que ven, de lo que postean. Que se pregunten ¿estoy siendo empático con esta publicación que comparto? ¿Esto que estoy viendo y compartiendo, será verdad? Así como uno les enseña a dar las gracias o a pedir las cosas por favor, también enseñarles a relacionarse con otros dentro del espacio digital.

Y en tercer lugar, está el proteger y poner límites. Que los niños y niñas tengan claro a qué espacios pueden acceder y a cuáles no, cuánta información pueden entregar, etc. Si yo quiero que mi hijo aprenda a ir a comprar sólo a la esquina, antes de que vaya le voy a explicar que tiene que tener cuidado al cruzar la calle; que si alguien se le acerca y le ofrece un dulce, le tiene que decir que no; que no se puede descuidar. La primera vez probablemente lo voy a acompañar, pero de a poco lo voy a soltar. Con la tecnología es lo mismo. Si le doy acceso, antes tengo que decirle lo que puede ocurrir, adelantarme a las situaciones de riesgo con las que se puede encontrar, y mostrarme disponible para acompañarlo.

La importancia de conversar

Durante la entrevista Constanza recalca muchas veces la necesidad de homologar el mundo real con el digital. Esa es la clave, dice. Y en el mundo real, la comunicación con los hijos e hijas es la base de una buena crianza. “Así como lo hacemos en cualquier otro ámbito de nuestra vida, tener estas conversaciones con los niños y niñas es fundamental. Explicarles que no todo lo que está en internet es bueno, que hay cosas que los pueden hacer sentir mal. Tiene que ver con entender nuestro rol como padres y madres en el espacio digital, que básicamente consiste en acompañarlos y guiarlos para que generen buenos hábitos, para que sean ciudadanos digitales responsables, y para que ellos mismos sepan protegerse y autocuidarse”, explica.

Requiere harto tiempo…

Sí, y sé que hoy el tiempo es un bien escaso, pero es la única manera. Sentarse al lado de ellos, preguntarles qué están viendo, qué están jugando, cómo se juega. Estar ahí, pendiente. Lo mismo que harías si invitan a tu hijo o hija a alojar en la casa de un amigo, uno quiere conocer a la familia antes de dar el permiso. Y para eso se requiere tiempo. Porque como ya he dicho, en el exceso de confianza está el riesgo.

Has dicho que lo más importante es la comunicación, estar atentos, acompañarlos. Pero para aquellos padres y madres que no saben nada de tecnología, ¿cuáles son los conocimientos básicos que deberían tener? o ¿qué sí o sí deberían hacer?

Lo primero son los controles parentales. Todas las plataformas a las que acceden, YouTube, Google, videojuegos como Roblox, tienen algún tipo de control parental que es como un filtro que bloquea el contenido que está identificado como inapropiado. Esa es la base. No son infalibles, pero es como darle la vitamina C a los niños antes del invierno, tal vez se van a enfermar igual, pero es menos probable que ocurra. Los niños y niñas no deberían acceder nunca a dispositivos que no tengan control parental.

¿Y tener su propio teléfono?

Lo que se recomienda es que no tengan un celular propio antes de los 13 años, pero yo creo que esto es una decisión familiar porque las realidades son muy distintas. Probablemente en una familia de padres separados, aunque el niño o niña tenga 8 años, es bueno que tenga un celular para comunicarse con su mamá o papá cuando no está con ellos. Si es que no hay una razón práctica o importante, yo soy partidaria de retrasarlo lo más posible. Básicamente por el hábito. A uno como adulto le cuesta no estar mirando todo el rato el celular, en el caso de los niños sería más. Por eso yo creo que es mejor esperar, siempre que se pueda. Y cuando se entrega, que sea con reglas.

¿Y las redes sociales?

En estricto rigor, una persona menor de 14 años no puede tener una cuenta en redes sociales. Lo que pasa es que los niños y niñas cambian la edad. Yo creo que, otra vez, es mejor retrasar. Pero si vas a dar acceso, hay que tomarse el tiempo de tener una conversación respecto de lo que puede encontrar, explicarles que no todo lo que ven es real, etc. Porque lo malo de las redes -y está estudiado-, es el impacto que puede tener en la autoestima de las y los adolescentes a propósito de la comparación, y también las prácticas de ciberacoso o el riesgo de la pedofilia. De hecho en Estados Unidos ha habido casos de adolescentes que se suicidan porque han enviado alguna foto a un acosador que se hizo pasar por otro adolescente, luego no se atreven a contarles a sus padres y se sienten tan atrapados que no ven otra salida.

Incluso en ese último caso que cuentas, la conversación vuelve a ser lo más importante.

Claro, porque si ese niño hubiese tenido estas conversaciones con sus padres, probablemente le hubiese resultado más fácil recurrir a ellos. Por eso en mi cuenta a veces publico algunas preguntas para conversar en familia, que son los ‘¿qué harías si…?’. Para saber cuánto saben de los riesgos, cuán preparados están para el mundo digital, pero sobre todo para que ellos sepan que podemos estar ahí con ellos.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.