Cuando la irritabilidad la alimentamos nosotras, literalmente

Muchas veces un ritmo de vida acelerado perjudica los hábitos alimenticios: vuelve más atractivos los alimentos de fácil preparación, que estén a mano, pero que no aportan los nutrientes que el cuerpo necesita. Como si fuera poco, estos suministros pueden resultar perjudiciales en nuestro comportamiento.




Se habla mucho de cómo los alimentos procesados o la comida chatarra influye en el físico y salud. Sin embargo, muchos estudios realizados recientemente muestran que la ingesta de alimentos altos en azúcares o grasas puede influir también en el comportamiento, ya que propician una mayor incidencia de desordenes de conductas violentas, hiperactivas, depresivas, ansiosas o incluso a pérdida de memoria.

La explicación, según advierte la doctora en Ciencias Biológicas de la fundación Ciencia Impacta, Karla Padilla, recae en que al tener este tipo de dietas hace que se active el sistema de recompensa de nuestro cerebro, el cual hace que asociemos ciertas situaciones a una sensación de placer y nos motiva a querer repetirlas. De este modo, en el caso de los alimentos, tendemos a buscar más de lo mismo en el futuro para que esas sensaciones vuelvan a generarse.

¿El riesgo? Al entrar en esa dinámica de buscar determinados alimentos, se omiten otros importantes. Por lo tanto, se pierde el ingreso de nutrientes que aportan al cerebro, lo que se traduce en una alimentación deficiente en vitaminas, ácidos grasos esenciales y probióticos. “El Omega 3; que aporta con grasas para el buen funcionamiento de nuestras neuronas, el zinc; que es un mineral esencial para varias funciones del cerebro y el triptófano; un aminoácido precursor de la síntesis del neurotransmisor de serotonina, son nutrientes que nuestro cuerpo no puede producir y por eso sólo los podemos adquirir a través de nuestra dieta”, comenta.

Dime qué comes y te diré cómo te comportas

Cada comida contiene una composición de macro y micro nutrientes diferentes que a su vez influye en una variedad de procesos bioquímicos. Suministran nutrientes al cuerpo y también influyen en los procesos cerebrales, incluida la cognición de nivel superior, como la toma de decisiones.

En Alemania, la psicóloga Sabrina Strang y su equipo, comprobaron a través de dos estudios cómo los desayunos con diferentes composiciones de macronutrientes modificaba el comportamiento social humano. Aquellos desayunos con una proporción alta en carbohidratos y proteínas aumentaba el comportamiento de castigo social en respuesta a las infracciones de las normas, en comparación con la respuesta a una comida baja en carbohidratos y proteínas.

“Observamos que en promedio las personas que desayunaban más proteínas eran más tolerantes frente a una propuesta injusta que las que habían desayunado alimentos altos en azúcares. Cuando desayunaban mucha azúcar, los individuos eran muy sensibles a estas ofertas injustas y se enojaban”, explica la especialista.

Otro estudio que se realizó en mujeres embarazadas en Australia, arrojó que la alimentación puede afectar en las conductas de los niños una vez nacidos. La investigación concluyó que las madres que consumían alimentos chatarra durante el embarazo, sus hijos tendían a tener reacciones más violentas durante su primera infancia.

Según la doctora Karla Padilla, el tema de la alimentación recae en las cosas que no estamos comiendo, al preferir comida chatarra. Por ejemplo, en el caso del Omega 3 ayuda con la comunicación de información en el cerebro y los alimentos altos en este componente son especialmente importantes para el mantenimiento de la función cerebral normal en los adultos.

¿Qué hacer entonces para que nuestra alimentación esté alineada con un comportamiento saludable y mantener la irritabilidad a raya? Tratar de evitar los alimentos procesados o su consumo frecuente. De la misma manera comenzar a preferir los alimentos naturales e incorporar en las dietas las semillas de chía o linaza, que aportan con Omega 3; así como también frutos secos (sobre todo las nueces, almendras y avellanas) que ayudan con la síntesis de serotonina y controlar nuestros estados de animo.

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