Cuarentena en imágenes: “Me dan ganas de estar con las personas que quiero, sin mascarillas ni cuidados de higiene extrema”

Invitamos a distintas fotógrafas y fotógrafos a retratar su nueva realidad cotidiana durante la cuarentena. Esta es la mirada de Antonia Cafati.




“He perdido la cuenta del tiempo que hemos pasado encerrados, sólo sé que ha sido bastante. Es por esto que me cuesta mucho saber qué día de la semana es, sólo me guío por el homeschool de mi hijo. Es el único momento en el día donde debo anotar una fecha.

El paso de las estaciones la hemos ido viendo tras la ventana.

También hay unas zanahorias que sembramos en un cajón los primeros días de confinamiento, entonces con su crecimiento nos vamos guiando. Además, comparado con otros vegetales en los huertos, su proceso es larguísimo. Pueden demorarse hasta 6 meses en estar listas y los niños ya han comido varias veces. Si bien no están totalmente grandes, ya son medianas y eso me hace pensar en todo el tiempo que hemos pasado dentro de la casa.

Todos los días agradezco lo que tengo. Soy muy afortunada por poder estar en casa, trabajar desde acá y que a mis niños no les falte nada. Pero también todos los días me desespero y quiero escapar; escapar de Santiago, escapar de la pandemia y encontrar un oasis dentro de este mundo (que como humanos no respetamos) para estar en libertad.

Fantaseo todas las noches con irme a vivir a la playa o a algún lugar en donde pueda abrir una ventana y los niños tengan un patio para correr o subirse a los árboles. Pienso que si la vida va a ser así, preferiría que estuviéramos en la naturaleza y poder disfrutar de ella y no en Santiago, donde inevitablemente la vida pasa cada vez más rápido y se ve con más claridad como todo colapsa.

Tenemos una rutina en la semana, no es siempre igual, pero es siempre muy parecida.

En las mañanas preparamos desayuno, ordenamos un poco y con mi hijo mayor hacemos las tareas, mientras el chico da vueltas por ahí. Después ellos juegan y nosotros trabajamos, tratamos de hacer turnos siempre para que funcione, mientras uno trabaja el otro se encarga de los niños y de preparar comida. Mi marido en general para hacer sus clases y otras pegas se encierra en nuestra pieza. Y cuando yo tengo que trabajar haciendo fotos, recetas o clases, él se los lleva para que pueda estar en la tranquila. Así nos vamos turnando.

Creo que lo más difícil en la organización del día a día es trabajar desde casa con los niños dando vueltas, pidiendo comida, gritando, jugando, peleando. Aunque ya nos hemos ido acostumbrando. Ellos y nosotros.

Vivimos en el primer piso de un departamento y tenemos un pequeño huerto en la terraza, trabajamos mucho ahí y eso es una de las cosas que agradezco. ¡Me ha salvado! El huerto es como una terapia, me hace estar 100% ahí y no pensar en otra cosa.

A veces me dan ganas de estar con las personas que quiero, sin mascarillas ni cuidados de higiene extrema. Simplemente estar y compartir. Quiero caminar por la plaza.

Es muy loco extrañar algo tan sencillo. Hoy salir a tomar el sol a la plaza y acompañar a los niños sentada en una banca afuera mientras ellos juegan, lo siento como un lujo.

Antonia Cafati (@brotesyraices) vive con su marido Sebastián y sus dos hijos, de tres y ocho años. Están pasando el confinamiento en Santiago.

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