Darle una nueva vida a los desechos textiles: El legado de Rosario Hevia




El mundo del fast fashion y la moda accesible y desechable son una realidad preocupante hoy. ¿Qué pasa con toda esa ropa que ya no queremos usar? ¿Qué pasa con toda esa ropa que las tiendas no logran vender y gracias al modelo de consumo actual deben ser reemplazadas al final de la temporada por nuevos diseños? La respuesta se puede encontrar, en parte, en el Desierto de Atacama.

Cercano a la localidad de Alto Hospicio se encuentra en nuestro país uno de los vertederos textiles más grandes del mundo. Según cifras recogidas por la CEPAL, en 2021 fuimos el cuarto país con mayor importación de ropa usada y saldos de ropa sin vender de todo el mundo. Y se estimó que, ese año, más de 120.000 millones de toneladas de desechos textiles —producidos en todo el mundo y que llegan a nuestro país en fardos usualmente en barcos al puerto de Iquique— terminaron en el vertedero textil del Desierto de Atacama.

Un problema que arrastra conflictos en las comunidades cercanas y que recién el año pasado, y a través de una demanda presentada ante el Primer Tribunal Ambiental local, obtuvo reconocimiento a nivel nacional e internacional. Y es que nos hemos convertido en el país con uno de los vertederos textiles más grandes del mundo siendo superados únicamente por países como Ghana donde también van a parar enormes cantidades de desecho textil según reportes de National Geographic.

Una realidad de la que Rosario Hevia (39), Ingeniero Civil Industrial de la Universidad Católica, se ha querido hacer cargo. Todo comenzó al convertirse en madre. Se le abrieron los ojos a una realidad que hasta entonces desconocía: la situación de muchas guaguas y niños en sectores vulnerables que no tienen acceso a ropa por escasez de recursos. Mientras, otros miles de niños en el mismo país son colmados de regalos y sobre todo prendas, ideales para cada etapa del crecimiento que, una vez que ya no son adecuadas a la talla de la guagua, quedan abandonadas con muy poco uso y generalmente en muy buenas condiciones.

Así nació la tienda de ropa para niños Travieso que más tarde daría origen a Ecocitex, una empresa chilena dedicada exclusivamente al manejo de desechos textiles ya sea a través de la reutilización de telas o del reciclaje y la creación de nuevas fibras que permiten confeccionar prendas completamente nuevas a partir de lo que se ha desechado.

“A principios del 2020 nos dimos cuenta de que necesitábamos hacer algo con los desechos textiles. Mi socia y yo llevábamos un tiempo con la tienda Travieso en la que recibíamos ropa usada para niños y niñas, la clasificábamos y vendíamos, reutilizábamos o donábamos a organizaciones que lo necesitaran. Pero quedaba todavía una parte importante de ropa que estaba en malas condiciones, no era factible repararla y por más necesaria que fuese, una convicción personal me impedía hacer donaciones de prendas que no eran funcionales y que yo no usaría para mis hijos”, cuenta.

La invitación a sus clientes en ese entonces era que llevaran la ropa infantil con el compromiso de que ellas se harían cargo de ésta. De toda. No solamente la que podían vender como primera selección o segunda. “Era un incentivo súper grande para las personas que no saben qué hacer con la ropa que tienen, no tienen tiempo ni herramientas para clasificar ellos mismos”, dice.

– ¿Qué hacían con esa ropa?

– Una de las fórmulas de reutilización que descubrimos cuando empezamos a recibir grandes volúmenes de ropa —de los cuales una gran parte no estaba en condiciones de ser usada por niños nuevamente— era de la generación de energía para plantas de cemento. En Chile, la empresa Polpaico tiene una planta de Valorización Energética en la que, a través de la quema de desechos textiles en grandes hornos, se obtiene energía que es utilizada en el procesamiento y elaboración del cemento. No es una solución óptima porque se producen desechos en forma de humo y cenizas pero, al menos, se está reutilizando en parte el desecho textil.

Sin embargo, a pesar de encontrar esta solución, el volumen de desechos textiles seguía siendo problemático de manejar. “Cuando nos comprometimos con los clientes de Travieso a recibir toda la ropa que ya no utilizaran, nunca dimensionamos la cantidad de ropa que llegaría”, reconoce. Así la búsqueda tuvo que continuar. Llegaron a una hilandería chilena que recibe desechos textiles y los incorpora en el hilado de lanas, pero utilizándolo –según dice– como “sal”. “En este caso los desechos son una especie de condimento o ingrediente muy minoritario en un proceso en el que la lana sigue conformando casi el total de la fibra que se produce. Pero nosotras queríamos que el desecho textil fuese el protagonista y buscamos la forma para poder generar hilos en base exclusivamente a estos”.

Hilando un mejor futuro

Tomando como base la técnica aprendida, estas emprendedoras comenzaron a transformar todos los desechos en hilos, al punto que hoy todos los productos de Ecocitex están hechos a partir de textiles en desuso, ya sea ropa, retazos u otros desechos textiles.

Y el hilo que se produce solo con desechos, ¿es comerciable? ¿Ecocitex se sostiene como negocio produciendo algo nuevo con los desechos del mundo textil?

Entre enero y marzo de este año habíamos empezado a generar utilidades con este modelo pero en junio tuvimos un incendio en la fábrica que nos hizo perder no solo todo el inventario sino también la infraestructura y máquinas. Por eso hoy estamos buscando salir de ese hoyo en el que quedamos. Pero sí logramos que en algún punto fuese sostenible económicamente el reciclaje textil y esperamos volver a estar ahí. Hoy tenemos dos puntos de venta físicos uno en MUT de Tobalaba y otro en nuestra fábrica en patronato, además de los canales de venta online.

¿Por qué crees que sigue siendo un problema tan grande en Chile el manejo de desechos textiles cuando sabemos que existen negocios como Ecocitex?

Creo que confluyen diferentes factores. Por una parte la autoridad no ha regulado la importanción de ropa usada como sí se regula en otros países lo que permite que lleguen enormes cantidades de ropa al país que terminan siendo desechadas. La Ley de Responsabilidad Extendida del Productor por ejemplo, no cubre a la industria textil. Eso hace que traer ropa que en otros países es considerada un desecho, sea un negocio súper lucrativo acá. El problema es que los comerciantes sacan lo que está en mejor estado para revender pero no se hacen cargo del desecho, simplemente lo botan.

Otro factor importante es que a diferencia de lo que pasa con desechos como el plástico, el vidrio o el aluminio que se han regulado, no existe ningún incentivo para el reciclaje textil. Es un proceso caro y complicado porque llegan toda clase de fibras, que no necesariamente se pueden reciclar, además de elementos que se utilizan en la confección de ropa como cierres, broches, lentejuelas, aplicaciones metálicas o plásticas que deben ser separadas de forma manual.

¿Ves una oportunidad de cambio o se trata de un área del consumo que está yendo de mal en peor?

Todavía estamos en un punto de inflexión como consumidores. Hoy día nosotros nos dedicamos al comercio justo, decimos que es algo que queremos así como mejoras en las condiciones laborales, sueldos mínimos, etc. Si bien son cosas que valoramos en el discurso y entendemos que lo producido localmente ayuda al medio ambiente, al momento de consumir seguimos priorizando el precio por sobre cualquier otro factor. A la hora de comprar seguimos prefiriendo el retail y las cosas baratas. Es muy difícil competir con un producto de buena calidad, hecho en condiciones sostenibles versus uno importado desde Asia que cuesta un tercio pero que es altamente contaminante. Y, a esto se suma el que no tenemos una cultura que entienda la importancia de pagar por servicios como el reciclaje. Si me cobran por reciclar la ropa prefiero botarla. Creo que en temas textiles estamos avanzando súper lento porque se combinan todos estos factores.

¿Actualmente no existe ningún tipo de regulación en Chile respecto al desecho textil?

No tenemos leyes claras que regulen la importación de ropa del país pero, sobre todo, no hay ningún tipo de regulación de la trazabilidad de qué se hace con esa ropa. Al menos ninguna que yo haya encontrado desde que empecé en este tema. En Chile tenemos uno de los vertederos textiles más grandes de mundo en el norte que recibe cerca de 50 mil toneladas de ropa al año. Son productos tan baratos de producir que se venden con un gran margen. Y si genera tanta plata, por qué me voy a preocupar de los desechos si no está normado? Lamentablemente el mundo hoy día privilegia lo económico por sobre aquello que es más sostenible o le hace bien al planeta.

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