Paula 1127. Sábado 3 de agosto de 2013.

Escurridizo para hablar de su vida privada, Pablo Macaya está ad portas de cumplir 46 años, es soltero pero vive en pareja y no tiene hijos. Oriundo de Maipú, donde vivió durante su infancia con su familia, es el quinto de seis hermanos y, tras estudiar en el colegio San Ignacio de Alonso de Ovalle, entró a Teatro en la Universidad Católica, lugar donde por estos días es parte del elenco de Acción armada: 42° 26' S/ 73° 35' W, del dramaturgo Andrés Kalawski, obra que trata sobre un director de teatro relegado a Chiloé durante el Golpe Militar. A pesar de haber participado en varias películas y teleseries, fue en 2012 con su rol de Álvaro, en la teleserie Soltera otra vez –que incluso le valió una nominación como mejor actor a los premios Altazor–, cuando comenzó el frenesí por conocer de él. Un fenómeno que el actor recibe de buen ánimo pero, reconoce, le provoca un tremendo pudor. "Soy una persona como cualquiera otra", asegura. Hoy, tras finalizar la teleserie Las Vega's, reapareció de inmediato en la segunda parte de Soltera otra vez, que a semanas de su estreno se ha impuesto en sintonía.

Así como en el Chavo del ocho, esto de ser galán fue sin querer queriendo.

Claro que sí. Es la pega que me tocó nomás. Me da pudor pensar eso.

Eres escabullido para las entrevistas. ¿Será que eres medio malas pulgas o tímido?

Las dos cosas, porque efectivamente a veces soy medio mal genio, pero también bastante tímido. Resulta que no me gusta hablar de mí. ¿Qué tanto podría decir? ¿Hablar de mi familia? que es como cualquiera otra. ¿De mi vida? que es como la de cualquiera. Soy una persona como cualquiera otra. Y que opina como cualquiera otra.

"Pienso mucho en mi futuro, pero yo veré cómo lo hago. ¿Pasarle plata a una AFP? No tengo AFP. En este país todo es un negocio y si pueden inventar algo para sacarte plata, obvio que lo van a hacer".

Ya. Pero son pocas las personas que aparecen en la tele, algo que contar se puede desprender de allí.

A mí me gusta mucho trabajar en la tele. Lo que me molesta es lo sobredimensionado que son los efectos de la tele en las personas. Por eso te digo que para mí es raro que alguien me quiera entrevistar, o como cuando salgo y veo la cara de la gente que dice: "Ohhh, ¡cacha el de la tele!". Y yo me pregunto: "¿Tan importante es la tele para la gente?".

Hay estudios que dan cuenta de la estrecha relación que tenemos  los chilenos con la tele.

Impresionante. Es que la tele es el medio más poderoso que existe en el país. Imagínate, hay actores que tienen tremendas carreras teatrales y pasan inadvertidos para muchos solo porque no aparecen en la tele. Como ficción me encanta, yo he sido bueno para ver tele toda mi vida, pero igual le tengo distancia. Igual no le creo.

Haces uso de tu legítimo derecho de hacer segundas lecturas.

Es que cuando chico en la tele eran puras mentiras, en los diarios puras mentiras, las autoridades, la justicia… y puedo seguir enumerando. Yo no soy una persona que confíe en la institución, en los medios o en los poderes de este país. A uno le han mentido tanto, tanto, ¿cómo voy a ser confiado? Por eso, prefiero hacer uso de un legítimo espacio para la duda.

O sea, debes estar dudando de la contingencia política actual.

Es que estos cuatro meses que quedan antes de las elecciones son muy entretenidos. La tetera está tirando humito, está sonando y es inevitable que se produzcan cambios en el país.

¿Participaste en las primarias?

Sí, y voté por Gómez. No tengo ninguna afiliación política, pero así como sueñan el país los radicales me gustaría que fuera Chile.

¿Qué precepto radical te convoca?

Un estado laico, laico. De tolerancia y libre pensamiento, donde la religión tenga el espacio que le corresponde y no más allá de eso. La Iglesia tiene que hablarle solo a sus feligreses, no a quienes no lo son. Siempre con respeto, yo soy muy respetuoso con ese tema. Mis padres son muy católicos y yo vengo de esa formación, pero hoy no estoy matriculado con nada.

Si tuvieras que seguir una causa, ¿cuál sería?

Matrimonio igualitario para todo el mundo. La gente conservadora que se opone a esto no entiende lo más fundamental de todo: que justamente oponerse es discriminar. Y nadie tiene el derecho de discriminar a nadie. Me gustaría, además, que haya justicia, que las cosas sociales cambiaran. Es que vivimos en un sistema de control muy bien diseñado. Acabo de terminar de leer No al lucro. De la crisis del modelo a la nueva era política, de Alberto Mayol. ¿Lo leíste? Se lo recomiendo a todo el mundo. Ahí te das cuenta cómo todo está maquiavélicamente diseñado: el robo de los bancos, de las farmacias, las isapres, las AFP... por suerte no tengo AFP.

Ya está aprobada la ley que obliga a que todos coticen en una.

Estoy enterado y no sé cómo lo voy a hacer. Voy a hablar con un abogado para poner un recurso o algo. ¡Yo no quiero pasarle plata a la AFP por ningún motivo!

¿Y  tu futuro?

Pienso mucho en mi futuro, pero yo veré cómo lo hago. ¿Pasarle plata a una AFP? En este país todo es un negocio y si pueden inventar algo para sacarte plata obvio que lo van a hacer.

Y hablando del presente, ¿no has sentido alguna crisis de los 40?

Sí, siento que me han cambiado las prioridades. Antes lo único que me importaba era trabajar, trabajar y trabajar. Ser actor y dedicarme a este oficio, a crecer en el cine, en el teatro, en la tele. Tenía una ambición con eso. Y ahora mi prioridad es tener más tiempo libre. Estar más cerca de la gente que quiero, vivir una vida lo más tranquila posible.

O sea acostarse temprano, estar relax.

Me preocupo de comer sano, de salir poco, de tomar poco alcohol. Me cuido más, es que uno ya hizo las cosas y ya no me llama la atención acostarme tarde, ni carretear. No me interesa.

¡Pero tampoco eres un viejo!

Es que hacer todo eso me aburre profundamente. Soy bien quitado de bulla.

¿En qué te entretienes?

Me entretiene ir a los barrios Bulnes o Italia a buscar cachureos,  muebles y objetos antiguos. En mi casa tengo una pesera, de esas de madera antigua con tapita que había en las micros y que tenían varios compartimentos para las monedas. Es un objeto increíble. Ahí dejo las monedas y las llaves. También me gusta meterme a internet y ver los sitios de propiedades, casas, parcelas. Aunque no me vaya a comprar nada, pero me gusta el vitrineo virtual inmobiliario. Pero, en realidad, toda la vida he sido de pocos amigos, soy como retraído. Acá en Santiago vivo en un departamento, pero tengo una parcela donde realmente me entretengo. Ahí jardineo, estoy con mis cinco perros, riego, miro el cielo… Esa es mi entretención. Yo creo que en este país la gente trabaja mucho, tiene apenas dos semanas de vacaciones para una jornada laboral eterna.

O sea, te gusta estar solo, así, ermitaño.

Ermitaño literal no, pero me gusta irme con mi mujer. Soy bien selectivo.  Resulta que en la vida social uno debe asumir formas de decir, hacer y hablar, pero cuando estás solo, ahí estás con tu cabeza que piensa. Antes me aburría mucho más que ahora. Ahora no me aburro nunca. Parte de aprovechar el tiempo es elegir muy bien con quién estar y cómo distribuyes ese tiempo. Estar solo es también bueno, uno calma la bestia. El tiempo  para uno mismo es uno de los mayores lujos de hoy día.

¿Te automarginas de las redes sociales también?

Sí. Solo tengo un mail que reviso de vez en cuando. Prefiero enfocar mi atención en otra cosa y no en un aparato. Además, hay mucha gente opinando de uno y a mí no me interesa qué opina de mí la gente que no conozco. ¿Para qué agobiarme con eso?

Entonces, no te debe gustar mucho eso de que la gente te pida sacarse fotos contigo.

Me gusta mucho que adonde voy la gente es simpática y muy amable. También lo soy yo, pero cuando te apuntan y te piden mil fotos es agotador.

"Soy bien selectivo. Antes me aburría mucho más. Ahora no me aburro nunca. Parte de aprovechar el tiempo es elegir muy bien con quién estar y cómo distribuyes ese tiempo. También me gusta estar solo, porque así calmo a la bestia".

Sacarse fotos con el famoso es como el autógrafo de antaño. ¿Nunca pediste uno?

La única vez que pedí un autógrafo fue al gringo Adolfo Nef, un arquero notable. Yo tenía 12 años y él era vecino de un amigo. Creo que lo que le pasa a la gente con los que están en la tele es lo que me pasa a mí cuando veo a un futbolista que admiro. Una vez me topé, saliendo de un local, con don Elías Figueroa y no lo podía creer. Aunque soy de la U, lo mismo me pasó cuando vi a Carlos Caszely. Ahí yo digo: "así se debe sentir la gente cuando ve a alguien de la tele". Pero, bueno, para mí los futbolistas están en otro nivel, van a mundiales, son deportistas.

Eres bien hincha.

Sí. De hecho, no me gustan los lugares con mucha gente. Un concierto, jamás. La cosa masiva no me atrae. Pero el estadio es el único lugar atiborrado de gente que verdaderamente disfruto. Hace tiempo que no voy al estadio, pero si me preguntas de todos los programas de tele y radio que existen, el mejor es Al aire libre, de Cooperativa. Soy un fiel radioescucha.

¿Cuál es tu frecuencia mensual de teatro?

Debo ver unas ocho obras al año, pero soy pésimo para ir al teatro. Cuando voy es porque actúa algún amigo o acompaño a alguien.

No te gusta estar en la butaca.

Prefiero actuar. Me gusta escuchar un partido de fútbol antes que ir al teatro.

Si eres de pocos amigos, ¿qué cualidad ven ellos en ti?

Soy poco enrollado, no me hago problema por nada, no soy rencoroso. O sea no me complico la vida. No juzgo a nadie moralmente.

Y tú, ¿recurres a ellos o eres de terapeuta?

Por suerte tengo buena salud y no he necesitado ayuda de ese tipo. Lo que sí tengo es una cosa pesimista con la humanidad, como que pienso que las injusticias no se van a arreglar nunca. Pero lo paso bien, soy feliz y tengo mucho sentido del humor. No me complico con nada, sin ataduras ni prejuicios. Y este país es puro prejuicio. Pucha, estoy súper negativo hoy día.