Hiperhidrosis: Cuando el desodorante no es suficiente




Lejos de ser un problema del verano o de los días más calurosos, la hiperhidrosis o sudoración excesiva es una condición que afecta a 365 millones de personas. Dicho de otra forma, el 5% de la población mundial vive con este problema que está presente durante todo el año -independiente del clima- que los desodorantes comunes no logran resolver y para el que es necesario acudir donde un especialista.

La hiperhidrosis no se da solamente en las axilas. Mientras algunas personas lo experimentan en sus pies, otras lo hacen en sus manos, pecho o espalda, muchas veces provocando incomodidad, ansiedad social y vergüenza.

La buena noticias es que la hiperhidrosis, de la que existen de dos tipos diferentes, sí tiene tratamiento. La Esencial es aquella para la que la Clínica Mayo explica que no existe una causa médica, pero que cuyos estudios realizados sugieren que sí podría tener un componente hereditario. En este caso, los nervios a cargo de enviar señales a las glándulas sudoríparas se vuelven hiperactivos, aunque no hayan estímulos externos para hacerlo, como actividad física o aumento de la temperatura. El estrés, eso sí, es un agravante, y por lo general afecta a las manos, los pies y el rostro.

En el caso de la Secundaria la sudoración fuera de norma es provocada por una enfermedad, y por lo general afecta a todo el cuerpo por igual. No es tan común como la esencial, y entre las afecciones que la causan está la diabetes, los sofocos por la menopausia, problemas a nivel de tiroides, baja azúcar en la sangre, ciertos cáncer, ataques cardíacos y trastornos del sistema nervioso, por mencionar algunas.

Desde la Sociedad Internacional de hiperhidrosis aseguran que el diagnóstico no es complejo, pues cuando se sufre por sudoración excesiva el problema se vive a diario y no hay cómo confundirse o no estar seguro. “Puede que pases horas todos los días lidiando con el sudor, cambiándote de ropa, refrescándote, poniendo servilletas bajo tus axilas o escondido detrás de ropa abultada y oscura. Con miedo a lo que piensen los demás, puede que incluso hayas hecho excusas para quedarte en casa o elegido una carrera en la que no tuvieras que interactuar con gente, dar la mano o hacer presentaciones. Esto puede resultar en problemas emocionales como la depresión, aislamiento social y baja autoestima”.

Pero además de los problemas psicológicos asociados a la hiperhidrosis, la sudoración excesiva puede irritar la piel de sobremanera, transformándola en un lugar de fácil crecimiento de hongos infecciones y maceración. La Sociedad Internacional de hiperhidrosis es el centro de información más completo sobre esta enfermedad, y reconocen distintos tipos de tratamientos, donde los más destacados son el uso de desodorantes especiales, inyecciones de bótox, láser y cirugía. El problema de esta última es que puede tener efectos adversos ya que si bien se deja de transpirar en la espalda, por ejemplo, en algunos casos el sudor encuentra otra vía de escape, como las manos o la frente.

En el caso de los medicamentos de uso oral, explican que no están recomendados para el tratamiento a largo plazo, pero que sí funcionan en casos específicos o para problemas más puntuales.

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