La importancia de dar las gracias para crecer como persona

Mas allá de una cortesía, decir las gracias forma parte de las funciones psicológicas esenciales. Aunque usualmente pasa a segundo plano el tipo de cosas por las cuales estar agradecidas, pensar en ellas nos trae bienestar emocional.




Pareciera que no somos del todo conscientes cuando damos las gracias, pero este gesto, que a veces está automatizado, esconde un poder transformador. Rebecca Shankland, estudiosa de la psicología positiva, describe en su libro Los poderes de la gratitud que usualmente existe la tendencia a acostumbrarnos al contexto en el que vivimos y a la interacciones sociales que animan nuestros días. Con el tiempo, percibimos menos los actos cotidianos de nuestros familiares y, a veces, olvidamos las intenciones que los acompañan.

Y es que desde una mirada psicológica, la gratitud puede provocar cambios positivos y significativos en una persona. De acuerdo a la doctora Christiane Northrup, cuando encontramos algo por lo cual estar agradecidos, por mínimo que sea, y mantenemos ese sentimiento de gratitud por algunos segundos, nuestros cuerpos experimentan varios cambios fisiológicos ligeros y beneficiosos, como el fortalecimiento del sistema inmunológico, la disminución de los niveles de estrés o que el ritmo cardiaco se ajusta.

Según explica Shankland, la gratitud, como cualquier emoción, posee una función adaptativa. Si la emoción de miedo nos empuja a huir o a defendernos, la emoción de alegría nos motiva a continuar la experiencia. ¿Y en el caso de la gratitud? Favorece la cooperación, reduciendo los comportamientos egoístas en provecho de las conductas que benefician a los grupos.

En ese sentido, esta emoción aumenta la motivación y la energía, lo cual permite poner en marcha comportamientos sociales y reduce la tendencia a realizar comportamientos antisociales. De la misma forma, en la adolescencia, estudios han comprobado que los sentimientos de gratitud tienen una correlación inversamente proporcional a la victimización del bullying y riesgos de suicidio. En efecto, la gratitud afecta al funcionamiento del cerebro en un nivel químico y en su práctica promueve sentimientos de autoestima y compasión por otros.

Según especifica Shankland, dar las gracias representa mucho más que una simple formalidad y no solamente afecta a la persona que la recibe, sino también a quién la expresa. No es casualidad que muchas religiones y culturas toman el agradecimiento como un elemento fundamental para el crecimiento personal.

“El sentimiento de gratitud es esta forma de alegría y de fascinación ante la que decidimos dirigir nuestra atención. Podemos optar por cultivar esta actitud especial con el objetivo de reconocer al máximo la participación del otro en nuestra felicidad y también la participación de lo que nos trasciende. Desarrollar la gratitud constituye, pues, un medio eficaz de agudizar nuestra atención para percibir las intenciones, los actos y las miradas de los que somos muy a menudo beneficiarios a lo largo del día, pero que, en general, olvidamos casi de inmediato”, describe la autora.

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