La importancia de masticar

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La introducción de la comida en un bebé es un hito muy importante que comienza cuando se presentan una serie de signos que indican que ya puede comenzar a recibir otro tipo de comida que no es la leche materna u otra leche. También tiene que ver con las recomendaciones de cada pediatra, y muchas veces con cosas culturales.

Cuando un niño ya ha comenzado a comer purés -alrededor de los 8 meses, dependiendo de cada uno-, viene la introducción de comida con más textura tipo "picados" o pedacitos de comida blanda, que no presenten riesgo de ahogo, de forma complementaria a la comida que le estamos dando en formato puré. Eso, de manera que pueda comenzar a entrenar la habilidad de masticar. Esta etapa no tiene que ver con tener o no dientes, sino que es un proceso entre la mandíbula, la lengua y el interior de la boca. Y aquí la etapa de comida complementaria es demasiado importante, no solo en términos alimenticios y nutricionales, sino que también en el desarrollo de las habilidades orales como morder, chupar y masticar, que finalmente incidirán también en el desarrollo del lenguaje hablado ya que ocupan los mismos músculos necesarios para pronunciar y hablar.

Aprender a masticar es una habilidad que continúa desarrollándose hasta por lo menos los 3 años, pero su éxito tiene mucho que ver con cuando introducimos estas diferentes texturas, y con la frecuencia en que nuestro bebé interactúa con la comida y sus diferentes formas, texturas, gustos y sensaciones.

Introducir estos alimentos a tiempo, y no alimentarlos solamente con puré o comida pasada por la juguera, tiene también impacto en la manera en que un niño acepta la comida en los años posteriores, o sea, si será bueno para comer o un niño "mañoso" al que no le gusta casi nada. Incluso, algunos estudios han demostrado que aquellos niños a los que se les ha entregado una alimentación complementaria, también conocida como "finger foods", serán niños que se atreven a explorar más en sabores y texturas y aceptarán más tipos de comida en los siguientes años.

Muchos padres y madres se saltan esta etapa y continúan con la alimentación completamente molida hasta un punto que ya se vuelve muy difícil introducir otras texturas y los niños solo quieren comer en formato puré y no aceptan nada entero ni sólido. Esto lleva a que se convierta en un tema desgastante, ya que como padres comenzamos a estresarnos si no comen bien y, además, los niños pueden comenzar a mostrar un retraso en el desarrollo de la musculatura de la boca que se traducirá en problemas del habla o problemas relacionados al habla. Un niño con desórdenes o retrasos orales puede presentar dificultades controlando los músculos de sus labios, lengua y mandíbula, lo que puede verse reflejado en problemas de pronunciación o en dificultades para tomar agua y comer.

Los signos que nos indican que puede haber algún retraso motor oral o retrasos en el lenguaje hablado pueden ser la dificultad de un niño para tener la boca cerrada, por lo que generalmente la tiene abierta, como si le colgara. También cuando un niño hace arcadas mientras come cualquier tipo de comida o cuando saliva más de lo común y debe usar babero a una edad en que el babero ya no debiera existir.

Claramente existen desordenes motores orales y del lenguaje que no tienen que ver con la introducción temprana de sólidos, y que tienen que ver con algo neurológico, pero para prevenir aquellos prevenibles, les dejo algunas recomendaciones y guía por edad que ayudarán a entender mejor cuándo y cómo introducir esta alimentación complementaria o "finger foods":

Recién nacido: un recién nacido solo tiene la habilidad de succionar y tragar. Además, tiene un sistema digestivo aún inmaduro, por lo que solo requieren leche materna o algún sustito apropiado para la edad y requerimientos del bebé. La acción que hace un bebé al succionar leche es el primer paso al desarrollo de la musculatura de la mandíbula.

Tres meses: comienzan a tener un mejor control de su cabeza y son capaces de introducir sus propios dedos en la boca. Su sistema digestivo aún no está preparado para recibir comida. Durante esta etapa es bueno entregarles algún tipo de juguete diseñado para morder que no tenga ninguna pieza que pueda ser causa de asfixia y que no sea tóxico. Este juguete para morder ayudará a fortalecer los músculos orales que luego ayudarán en la etapa de la introducción de la comida.

4 a 6 meses: ya tienen un mejor control de su mandíbula y labios y mejores habilidades para mover su lengua de arriba abajo, lo que les ayudará a mover la comida hacia la parte de atrás de la boca para poder tragarla. Durante estos meses pueden comenzar a mostrar signos de estar listos para comer sus primeras comidas sin dejar de tomar leche. Estos signos son, entre otros, que el bebé ya se siente y puede mantener su cabeza derecha sin soporte y comienza a mostrar interés por la comida.

7 a 9 meses: durante esta etapa debemos introducir alimentos complementarios o "finger foods". Esto es, no moler la comida completamente, sino que dejarla con más textura tipo "picados blandos". También poner a su alcance pedacitos de comida blanda y que no presente riesgo de ahogo, por ejemplo, pedacitos de brócoli cocidos, cuadraditos de plátano o palta, en general comida de casi se deshace sola al introducirla en la boca. Como en esta edad los bebés ya tienen una mejor coordinación ojo-mano, van a mostrar interés en alimentarse con las manos y en intentar usar una cuchara. Esto puede ser altamente desastroso y sucio, pero es una etapa sensorial muy importante de permitir y de dejarlos que exploren y experimenten con la comida.

10 a 12 meses: En esta etapa la comida ya debiera ser más entera, tipo desmenuzada o molida con el tenedor, pero no pasada por la juguera. A esta edad ya debieran poder masticar bastante bien y separar lo que ya masticó y tragarlo, o seguir masticando algo que necesita más tiempo. Ya debieran ser capaces de tomar agua de un vaso.

1 año en adelante: A esta edad un niño debiera estar comiendo una gran variedad de alimentos y debiera poder incorporarse al menú familiar.

Si ustedes como madres o padres sienten que hay algo que no anda bien, o algo les hace ruido respecto a este tema, siempre es mejor consultar un especialista como un fonoaudiólogo/a y así salir de dudas. Es mejor exagerar que dejar pasar el tiempo sin intervenir tempranamente el problema. Y siempre tratar de mantener un ambiente positivo en torno a la alimentación, sin forzar ni obligar a un bebé o niño a comer.

María José Buttazzoni es educadora de párvulos y directora del jardín infantil Ombú. Además, es co-autora del libro "Niños, a comer", junto a la cocinera Sol Fliman, y co-fundadora de Soki, una plataforma que desarrolla cajas de juegos diseñadas para fortalecer el aprendizaje y la conexión emocional entre niños y adultos.

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