Paula

La perversa inocencia de Eugenia Villaseca

Ha expuesto en Moro, en Animal, en el Museo Histórico Militar. Fuera, en Nueva York, en la muestra Daniel López show. Coleccionistas internacionales y chilenos, como Maya Castro, compran sus obras. Los infantiles trazos a lápiz a pasta de María Eugenia Villaseca, hoy expuestos en la Galería Moro, esconden una crítica brutal al matrimonio y al abuso de poder.

Éste es un sueño que soñaba todas las noches María Eugenia Villaseca cuando era chica, muy chica: está en la parte de arriba de un edificio y mira hacia abajo. En sus manos tiene pegadas hilachas. Agarra una tijera y trata de cortarlas, pero la tijera se le queda pegoteada, y entonces tiene que buscar otra tijera, y así hasta que termina atrapada a una especie de telaraña desde el edificio hasta el suelo. "Súper gráfico", ironiza hoy la artista. De ahí el título de la exposición que actualmente se exhibe en la galería Moro: Army of me, como la canción de Björk.

Pero no tiene que ver con la música sino con los procesos de cortar y deshacerse de cosas desagradables. "De las cosas que no quiero ver. Por eso Army of me, algo así como el ejército que hay en mí, se representa en el dibujo de unas manitos con una tijera, que está en muchos de los trabajos", dice.

Eugenia Villaseca estudió Arte con mención en Escultura en la Finis Terrae. En la universidad le enseñaban a hacer manchas abstractas y ella detesta las manchas.

Porque prefiere que una obra comunique algo, porque descubrió que era alérgica al óleo y porque desde que estaba en el colegio llenaba los cuadernos de caligrafía con dibujos a lápiz. Sus obras, de hecho, se pueden ver como delicadísimas y recargadas hojas rayadas a lápiz pasta. Los entramados y las figuras y los distintos tonos que es capaz de exprimirle a un lápiz Pilot común y corriente se superponen hasta crear un universo que, desde lejos, parece el más bello cuento infantil.

"Los colores blanco y rojo han sido mis hilos conductores. Ahora he integrado violetas, rosados, azules, que tienen que ver con una atmósfera más idílica. Todo lo que está en la exposición es hecho con lápiz Pilot sobre papel poliéster, que es transparente, parecido al diamante, para superponer capas de imágenes. El pincel no existe en esta muestra. Me interesó hacerlo así para llegar hasta el límite de las capacidades del lápiz a pasta".

Eso es desde lejos. De cerca –y poniendo atención– aparecen otras cosas. Aparecen niños con corbatas de penes o cabros chicos con espadas y cuchillos y cabezas rotas. Aparecen fragmentos de letras de Annie Lennox o Leonard Cohen o de la misma Eugenia, que hablan del abuso de poder. Aparece recurrentemente el tema del matrimonio y la dominación. "Me interesan los cuentos antiguos de niños, porque tienen que ver con cómo se van estructurando sus cabecitas", explica ella. "Son macabros, tienen un contenido sicoanalítico feroz.

Y es lo mismo que hago yo: trato de colar mensajes que no son fáciles de lectura, pero que estando dentro de la imaginería infantil, son aparentemente inocentes. Me interesa que mis cuadros sean súper atractivos estéticamente: cuando termino de hacerlos, son como un chicle que me dan ganas de comer. Pero después vienen las segundas y terceras lecturas, lo cual pone al público en un cierto aprieto, por así decirlo. Muchas personas me han dicho 'Quena, qué bonito tu trabajo, qué inocente', y yo '¿bueno, pero lo viste bien?'".

La muestra Army of Me se puede ver en Galería Moro hasta fines de agosto, en una exposición colectiva en la que también participan los artistas Román Vitali, Felipe Santander y Waleria Americo.

Merced 349, loc 12, www.galeriamoro.cl

Los estampados que aparecen en muchos de los cuadros son calcados de géneros que Eugenia colecciona. "El matrimonio siempre ha estado presente en mi obra. Tengo 34 años y me he separado dos veces. A los 21 me casé apurada, por presión familiar. Las personas quieren armar su vida en torno al matrimonio, pero es una institución tan compleja que no calculan que están jugando con fuego. No tienen idea lo que les va a tocar. Por dentro, el matrimonio es una lucha de poder feroz, desde lo económico a la relación diaria, la educación de los niños, el sexo… Nadie sabe lo que pasa dentro de una casa", dice la artista.

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