La ternura, el factor clave

Aunque no ha gozado de buena fama, la ternura es un sentimiento humano clave para poder mantener las relaciones de pareja. No solo porque ayuda a manifestar el amor de manera más visible, sino porque también permite conectar con el otro a partir de la vulnerabilidad.




Cuando hablamos de ternura, es innegable que se nos vengan a la mente algunas imágenes melosas, clásicas del amor romántico. Parejas declarándose su amor en público, regalándose peluches y flores o tratándose de manera infantil. Son situaciones que la publicidad, la industria audiovisual e incluso nuestra cultura -machista, por excelencia- han instalado como deseables. Por eso, hay personas que, alejadas de ese imaginario -y con justa razón-, han negado la ternura como valor fundamental, justificando no sentirse identificados o cómodos con ese estilo tradicional. Sin embargo, las demostraciones de cariño van mucho más allá de lo cursi y cumplen un rol fundamental en las relaciones sexo-afectivas.

Dominique Karahanian, psicoterapeuta y especialista en parejas (@psicologianarrativa), explica que la ternura es la expresión del amor, más allá de lo romántico, e indica que es un sentimiento que nos permite crear espacios auténticos de conexión con los demás. “En las relaciones humanas, la ternura pasa a ser fundamental porque tiene que ver con la empatía. Es un valor per se y ayuda a que la relación de pareja se vuelva más profunda, porque tiene relación con la confianza. Hay que sentirse seguro en la relación para ser tierno. Te expones frente al otro en este tipo de dinámicas, bajas las barreras y te muestras más vulnerable”, explica.

Por eso, muchas veces la ternura ha gozado de mala fama y se ha asociado con la debilidad. Sin embargo, mostrarse vulnerable es una condición ineludible para poder conectar con el otro en su sentido más puro. Así lo explicaba la académica estadounidense Brené Brown, en su charla The power of vulnerability, donde afirma que las personas que presentan un sentido fuerte de pertenencia (y dignidad) son aquellas que se entregan a este estado de vulnerabilidad sin temor.

Brown cuenta que aceptar la vulnerabilidad no es fácil. Las personas, por miedo, no la reconocemos y nos ponemos barreras para evitar el sufrimiento. “¿Saben qué dice la gente al darse cuenta que la vulnerabilidad y la ternura son importantes? Dicen que no son así y que tampoco pasan tiempo con gente así”, señala y asegura: “He descubierto que tenemos que dejarnos ver, que nos vean vulnerables. Hay que amar con todo el corazón, aunque no haya garantías”.

Y justamente el espacio de la relación amorosa es ideal para dejar ir esos mecanismos de defensa porque, como explica la psicóloga y especialista en terapia de parejas, Pamela Larraín (@ps_pamelarrain), “uno puede bajar la guardia delante del otro y se puede mostrar frágil, tal cual como uno es, porque las relaciones de pareja son un lugar seguro”. Conectar desde la ternura, entonces, es clave no solo para reflejar la autenticidad, sino también para entablar una relación más estable y verdadera. Es tan importante en ese aspecto que el biólogo y filósofo, Humberto Maturana, definió la ternura como uno de los pilares esenciales de la familia duradera.

Sin embargo, ser demostrativo, mostrar cariño y entrar en una dinámica de intimidad emocional no se da de manera natural para todos. Pamela Larraín afirma que existen algunas personas a las que les cuesta manifestar la ternura en sus relaciones, a pesar de tener la necesidad de recibir y entregar afecto, como cualquier ser humano. “Son personas que han crecido en entornos familiares donde las demostraciones de afecto no eran bien vistas o donde las familias eran frías y no existía el contacto físico o las demostraciones de amor. Entonces esa capacidad de expresar quedó bloqueada”, explica.

A eso también se le puede agregar una explicación a nivel cultural. En nuestra sociedad, aún no está del todo aceptado el mostrar abiertamente las emociones personales. La ternura, por lo tanto, ha quedado relegada, se ha coartado su potencialidad e incluso se la ha infantilizado, quitándole importancia. “Nos enseñan que desde chicos no hay que llorar, no molestar, y que somos una sociedad individualista, donde se refuerza lo competitivo. Entonces hay un tema social, que tiene que ver con ridiculizar lo emocional. Pero mientras más nos guardamos, menos posibilidad tenemos de tener relaciones sanas y que nos beneficien”, cuenta Daniela Toro, psicóloga de la Clínica Las Condes.

Por eso, en las terapias de pareja, uno de los problemas que reportan las especialistas tiene que ver justamente con la falta de demostraciones de amor en los momentos de intimidad emocional. “En general, pasa que hay parejas donde uno siempre siente que está dando más que el otro. Y eso mismo pasa con la ternura, cuando un integrante de la relación está más afuera o desconectado”, manifiesta Dominique Karahanian. Y esa desincronización refleja las altas expectativas que -a veces- se tiene respecto a la relación. “Puede ser que el problema no es que la persona no haga nada, sino que cada uno fija expectativas en formatos inalcanzables”, analiza Daniela Toro y agrega: “Ahí hay que reconocer lo que sucede con cada uno, ser capaz de mirar al otro y entender cuáles son los gestos que se hacen para cuidar, querer y preocuparse”.

Así, hay que deconstruir poco a poco la idea que nos dejó el amor romántico respecto a la ternura para empezar a entender que no solo se trata de manifestaciones increíbles u ostentosas, sino que se asocia con la calidad de la relación y el cuidado que se tiene por el otro. “Esperar las grandes ocasiones para expresar la ternura nos lleva a perder las mejores oportunidades que nos brinda lo cotidiano para hacer saber al ser amado cuán importante es para nosotros su existencia, su presencia, su compañía”, indica un artículo publicado en el diario El País titulado El valor de la ternura.

Pero, ¿cómo fortalecer esta dinámica al interior de la pareja? Según Daniela Toro, lo primero que podemos hacer es mirarnos a nosotros mismos para entender nuestras necesidades, estados anímicos y sentimientos. Aumentar esa conciencia también implica revisar nuestra historia, lo que podría ser un punto de partida importante en los casos de aquellas personas que tienen dificultades con las expresiones de amor. “Hay que reconocer esa carencia, mirar cómo esa parte quedó anulada o escondida y de a poco aproximarse a reconocer esas necesidades. Con eso, se genera un proceso reparatorio, donde uno puede ir revalidando estos aspectos más apartados”, señala.

Luego de hacer ese autoanálisis, hay que dar paso a esos momentos para poder conectar desde la ternura en la pareja. “Mantener esto dentro de la relación es un proceso permanente. Hay que ir cultivándolo. Entonces hay que reservar espacios donde aparezca esa intimidad para que la relación se mantenga y las personas no se terminen distanciando. Lo clave es que tiene que ser un espacio exclusivo, distintos a los espacios sociales, donde se pueda expresar el cariño y el afecto”, dice la psicóloga Pamela Larraín.

En ese aspecto, Dominique Karahanian explica que lo importante es ejercitar el ver al otro, reconociendo sus necesidades emocionales y pensar de qué manera podemos acompañarlo. “Los grandes problemas de pareja tienen que ver con la comunicación o con la sensación de que el otro no nos ve. Entonces es importante estar atentos a las necesidades y volver a preguntarse ¿qué me enamoró de esta persona? Porque insisto: la ternura no tiene que ver con decirse gordito o gordita, sino que con ver al otro en la vulnerabilidad y en la dificultad. Y eso es un súper desafío”.

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