Las implicancias de la nueva propuesta de sala cuna universal




En abril de este año, el Senado aprobó la idea de legislar sobre la iniciativa que establece el derecho de sala cuna universal, a la que se han presentado indicaciones sustitutivas desde el Ejecutivo, con un programa de financiamiento alternativo (CLAPES UC, 2024), lo que hoy es materia de discusión.

La modificación fundamental que se ha planteado desde hace muchos años es al artículo 203, eliminando el mínimo requerido de trabajadoras para otorgar el beneficio de sala cuna. La propuesta actual reconocería el beneficio de sala cuna no sólo para trabajadoras, sino también para trabajadores con hijos menores de dos años. Además, esta propuesta busca la articulación con la protección de los derechos de educación de niños y niñas.

Si bien esto es un avance, la cobertura y el aporte al beneficio es insuficiente. En materia de cobertura, el aumentar el universo de manera tan importante sin la gradualidad adecuada, provocará que no haya suficiente oferta de sala cuna, lo que ya en algunos sectores de nuestro país es crítico.

A esto se suma que el monto del aporte asciende a sólo $268.961, lo cual no es suficiente dado que el promedio de la mensualidad se encuentra sobre los $450.000 a nivel país (Horizontal, 2024). Si es el empleador quien finalmente tendrá que cubrir la diferencia, no sólo se mantendrá el desincentivo a la contratación a mujeres en edad fértil o con hijos/as menores de 2 años, sino también a hombres con hijos/as dentro de esta edad.

Un aspecto importante a considerar, además, es el estándar de calidad de la educación de los establecimientos. Actualmente, el porcentaje de los que están certificados por el Mineduc es insuficiente para acoger la demanda proyectada si se aprueba el proyecto.

Es indudable que hay avances en materia de discusión de sala cuna con clara intención de promover la corresponsabilidad y resguardar los derechos de trabajadoras, trabajadores, niños y niñas. No obstante, es fundamental que en la discusión se resuelva particularmente el problema de la cobertura, monto del aporte y gradualidad del aumento de los beneficiarios.

No podemos seguir siendo testigos de la realidad de miles de madres que no pueden acceder al beneficio de sala cuna porque no trabajan en empresas que cumplan con los requisitos o porque se encuentran en la informalidad. Hoy, las mujeres de los sectores más vulnerables que se encuentran en esta situación deben optar por la oferta del sector público, que en muchas comunas se encuentra colapsado o con largas listas de espera que no avanzan. Esto no sólo es una discriminación hacia la madre trabajadora, sino también hacia los niños y las niñas.

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