Radicada en Francia hace casi una década, Marcela Said piensa volver a Chile a fin de año para estrenar la cinta y comenzar un nuevo proyecto documental sobre el Frente Patriótico Manuel Rodríguez. Aquí se explaya sobre la cinta que rodó y dirigió junto a su marido, el realizador francés Jean de Certeau.

–¿Por qué te metiste con el Opus Dei?

–Un buen pretexto fue tener un candidato presidencial miembro de La Obra. Y me motivó el desafió de hacer una película al interior de una organización supuestamente impenetrable.

–¿Qué rescatas y qué condenas del movimiento después de investigarlo?

–Me asombró que, a pesar del hermetismo, la desconfianza y el malestar que causa una cámara, tuvieron el coraje de abrir las puertas y contestar a mis preguntas. Lo más admirable lo encontré en términos individuales. Algunos miembros son personas austeras que luchan día a día por ser mejores personas y que buscan la santidad a través del trabajo profesionalmente bien hecho, con rigor casi excesivo. Y eso no es fácil. Lo más oscuro es el fundamentalismo. El Opus no busca la verdad sino que la dicta. También me parece irresponsable el proselitismo de los colegios del Opus, donde ves a chicos de 14 años que no van a fiestas, que rezan todo el día. Por último, encuentro chocante que hayan miembros que defienden un régimen donde hubo tortura y violaciones a los derechos humanos.