Nuestras lectoras preguntan: ¿Existe algo parecido a la eyaculación precoz en mujeres?

Las inquietudes que surgen en torno a la sexualidad suelen ser infinitas; sin embargo, muchas veces son omitidas por miedo a que se traten de una excepción. En Paula quisimos conversar sobre estos temas abiertamente y darles un espacio a ustedes, nuestras lectoras, para que puedan plantear sus dudas y los expertos ayuden a resolverlas.




LA PREGUNTA

“Tengo un problema sexual que me acompleja bastante. Y es que cada vez que tengo relaciones con mi pareja, con quien llevo menos de un año, tengo un orgasmo casi de inmediato. No sé si será porque tengo el clítoris muy sensible o porque me excito muy rápido, pero lo que me agobia es que cuando esto pasa me cuesta mucho volver a conectarme. No sería un problema si es que a mi pareja le pasara lo mismo, pero como necesita más tiempo, algunas veces no puede llegar al orgasmo porque yo ya perdí la motivación y, pese a que haga el intento por retomarla, él nota que es forzoso. ¿Será que tengo eyaculación precoz femenina?”.

Paula (32).

LA RESPUESTA

La eyaculación precoz es la disfunción sexual más frecuente de los hombres y, según datos del Instituto de Urología y Medicina Sexual de España, se estima que el 30% de la población masculina la padece. En palabras simples, es cuando se produce eyaculación y el orgasmo, antes o segundos después de la penetración.

Sin embargo, aunque en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Salud Mental de Estados Unidos (DSM) no existe tal categoría para un orgasmo temprano o precoz en las mujeres, esta disfunción no es exclusiva de los hombres. De hecho, en 2011 la revista estadounidense Sexologies publicó un estudio en el que se entrevistó a 510 mujeres portuguesas y casi todas aseguraron que, al menos una vez en su vida, habían experimentado esto, aunque solo el 3% cumplió con los tres criterios que hacen que se pueda considerar un orgasmo prematuro: casi siempre sucede antes de lo previsto, existe una falta de control sobre éstos y genera problemas de angustia o complicación.

Además, en 2016 un estudio del Journal of Adolscent Health, en el que entrevistaron a 2.392 jóvenes, aseguró que el 3,9% de mujeres entre 16 y 21 años habían sufrido esta disfunción al menos una vez durante ese año.

“Aunque aún no es reconocida por la DSM, se trata de algo que ha ido en aumento. A veces, y dependiendo del caso, puede significar un problema porque luego de alcanzar el orgasmo, muchas mujeres pierden el deseo y cuesta que lo recuperen. Esto porque el periodo refractario requiere de un tiempo determinado para completarse”, explica la psicóloga clínica Michelle Pollmann, especialista en terapia de parejas y sexualidad.

El periodo refractario se conoce como el tiempo en el que una persona tarda en recuperarse después del orgasmo y vuelve a estar disponible para tener otro. Según la Sociedad Internacional de Medicina Sexual, durante este proceso los genitales no responden a la estimulación hasta que haya cumplido un ciclo, uno que en el caso de las mujeres es mucho más corto. “El cuerpo tarda en volver a la normalidad porque hay mucha sangre en la zona genital, un poquito de taquicardia y se dilatan las pupilas. Cuando esto pasa, las mujeres se demoran generalmente entre cinco y diez minutos en recuperarse y los hombres, en cambio, entre quince minutos y una hora”, dice Pollmann. Sin embargo, asegura que para llegar por primera vez al orgasmo durante el coito, ellas necesitan entre 15 a 20 minutos y ellos cinco minutos. Esto porque la zona genital de las mujeres requiere de un litro de sangre para lubricarse y la de los hombres 10 mililitros para la erección.

El problema, dice la especialista, surge cuando las parejas piensan que el orgasmo es la meta final del coito y que, por lo tanto, ya no pueden seguir estimulándose mutuamente. Entonces, si la mujer o el hombre llegan al clímax, no queda nada más por hacer y no existe un intento por retomar el deseo. Además, quienes sufren de eyaculación u orgasmo precoz, podrían responder a un tipo de personalidad. “Las personas que llegan al orgasmo muy rápido, generalmente, les cuesta sostener la tensión en diferentes ámbitos de la vida –como hasta en una discusión– y esto también se puede ver reflejado en el sexo. Porque se requiere de cierta tensión para que ambos puedan lograrlo y a algunos les cuesta manejar ese control”, explica la especialista.

También podría ser a causa de la forma de la vulva. “Todas las vulvas son diferentes y hay algunas mujeres que tienen el clítoris más hacia afuera o grande. No es que lo tengan más sensible porque todos los clítoris son igual de sensibles, sino que está mucho más disponible, por lo que puede sentir más rápido. Existen mujeres que incluso con el roce del pantalón lo pueden estimular, mientras que otras necesitan de un contacto o vibración mucho más directo”, dice Pollmann.

¿Qué se puede hacer al respecto? Para mantener la tensión sexual por más tiempo, la recomendación de los especialistas es olvidarse del clítoris por un momento y estimular otras zonas erógenas primero, es decir, aquellas partes del cuerpo cuyo estímulo tiene como respuesta la excitación sexual.

Según los resultados de la investigación Reports of intimate touch: Erogenous zones and somatosensory cortical organization publicados en la revista internacional de neurociencia Cortex en 2014, existe un ‘notable nivel de correlación’ entre cuáles son las zonas que más excitan a hombres y mujeres. Las conclusiones del estudio explican que las mujeres son más sensibles a las zonas erógenas, pero que comparten con ellos la gran mayoría de estas. Y que al margen de las denominadas zonas primarias, como son el clítoris y la vagina en las mujeres o el pene y los testículos en los hombres, el cuerpo humano posee una gran variedad de zonas sexualmente estimulantes, que van desde los hombros hasta el interior de los muslos y la cadera.

Las zonas preferidas de las mujeres, según la investigación, son los labios, el cuello y las pechugas. Y la de los hombres los labios, la parte interna de los muslos y el cuello.

Michelle Pollmann, por su parte, asegura que para descubrir cuáles son las que más les excitan a sus pacientes, los invita a hacer un mapa sexual en el que tienen que hacer un repaso mental o físico e ir anotando cuáles son éstas para hacer más placentero y duradero el coito. “La verdad es que esto depende de cada persona. Yo tengo pacientes a los que les excitan ciertas zonas que a otros no y creo que todo está desde la experiencia. Uno no puede decir qué zonas es recomendable probar, sino que cada uno tiene que explorarlas”.

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