Persuasión y los estereotipos de belleza




Persuasión, en Netflix desde el 15 de julio, es una de esas películas que el público se prepara para odiar o defender, con pasión, mucho antes de su estreno. Se trata de una adaptación de la novela homónima publicada en 1818 por la novelista británica Jane Austen, y como suele pasar con estas producciones, su recibimiento se divide entre los puristas que buscan fidelidad con la obra y los entusiastas que disfrutan de las nuevas versiones.

A grandes rasgos, esta nueva versión no logró persuadir a la crítica. Entre las reseñas dedicadas a la película hay consenso en que las frases y situaciones modernas, así como el quiebre de la cuarta pared que la protagonista hace constantemente (seguramente influenciado por Fleabag, de Phoebe Waller-Bridge), no dan con el tono adecuado.

Otro de los problemas señalados por los detractores de esta adaptación dirigida por Carrie Cracknell, es que la protagonista, interpretada por la estadounidense Dakota Johnson, es muy diferente a lo que imaginó Austen.

El libro cuenta la historia de una mujer sensible y menospreciada por su familia que, años después de dejarse convencer para rechazar al hombre que quería, lo ve reaparecer en su vida. En palabras de Austen, “Anne Elliot había sido una muchacha agraciada, pero su belleza se marchitó pronto”. Cuando inicia la novela, su aspecto “melancólico” y “delgado” la hace la hija menos apreciada de su vanidoso padre.

Pero Dakota Johnson, a pesar de su talento, no logra transmitir esta imagen. Influye también la estética cuidada de la protagonista, con un pelo y maquillaje actuales, que hizo que varios usuarios en redes sociales se crisparan solo con el trailer. “Dakota Johnson tiene la cara de alguien que sabe lo que es un IPhone”, fue uno de los comentarios más compartidos y replicados.

Es importante recordar que se trata de una adaptación de Hollywood, que cuenta con total libertad de acción. Como explica la académica de la Universidad Northeastern, Nicole N. Aljoe, experta en Literatura Inglesa, “las novelas y las película son ficción, no documentales. Los artistas pueden reimaginar la novela y sus personajes como quieran”.

Pero lo de Persuasión es un ejemplo más de lo difícil que sigue siendo encontrar en la pantalla protagonistas femeninas que escapen del canon de belleza hegemónico o que simplemente se vean naturales, afectadas por el paso de los años y los acontecimientos tristes de su existencia.

Según Isabel Plant, periodista especializada en Televisión, Cine y Cultura, uno de los problemas de esta nueva Persuasión, además de no mantener el tono melancólico de la novela, es que la protagonista original es una persona que ya no tiene un aspecto o actitud juvenil ni clásica, lo que influye directamente en la trama. “Dakota Johnson es una actriz demasiado linda para el rol. Eso suele pasar en Hollywood. Obviamente las protagonistas son grandes bellezas, a eso estamos acostumbrados y así funciona la industria del cine internacional y a veces también la nacional”, explica Plant.

“Es un personaje golpeado por la vida, es una solterona de 27 años de esa época, en una familia donde cada vez tienen menos dinero. Obviamente no es este ser resplandeciente. Trataron de hacer como que está desesperada, tomando mucho vino, pero no lograron dar con el tono”, dice.

Hollywood siempre ha tenido un problema con mostrar naturalidad, explica la periodista, ya que su intención es vender fantasía. “Obviamente ha sido un problema implantar un tipo de belleza caucásica en todo el mundo”, asegura, ya que deja fuera otro tipos de belleza por el poderío que tiene la industria estadounidense.

Sin embargo, Plant destaca que la cinta es parte de una nueva corriente de diversidad en Hollywood en donde se integran actores de diferentes razas para interpretar a personajes clásicos, aunque esto no corresponda con el período histórico. “Es algo que también está haciendo Bridgerton, un casting a ciegas del color de la piel, a pesar de que eso no es fiel a la época a la que se está retratando. Hace tres años eso no pasaba. Están abriendo otro tipo de diversidad, la racial, para el tipo de producciones de época que estamos viendo en pantalla”, dice.

La escritora Esther Pineda, autora del libro “Bellas para morir. Estereotipos de género y violencia estética contra la mujer”, asegura que los estereotipos de belleza son concebidos como un valor social y comercial, es decir, son garantías de éxito. “Pero se sigue creyendo que la imagen de las protagonistas es una prioridad en relación a la trama o cierta fidelidad a la historia”, explica. “Los productos culturales y contenidos que consumimos se siguen trasladando a los imaginarios, estereotipos e ideales sexistas que se mantienen sobre las mujeres, aun cuando en este caso la directora sea una mujer”, agrega.

La autora asegura que el canon de belleza hegemónico –femenino, blanco, delgado y joven– sigue estando muy vigente en la industria incluso si se está dando una tímida y limitada inclusión de diversidad étnico-racial o corporal en los productos culturales. “Esta, como toda industria, persigue el lucro y el posicionamiento público, por lo cual sigue apostando a lo que tradicionalmente ha funcionado”, dice. “Se siguen reproduciendo los estereotipos y clichés que aún gozan de aceptación y validación social”, agrega.

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