Amores inconclusos: ¿Seguir o cortar?

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Hace un mes el escritor chileno Ernesto Ayala lanzó El amante indeciso, una novela que narra la historia de un reencuentro amoroso entre Manuel y Celeste, una pareja de ex que pese a haber rehecho sus vidas sentimentales siguen conectados por lo que fue su relación. Así, entre encuentros furtivos en cafés y restoranes, van reconstruyendo una historia de amor que todavía los ata y los hace dudar de la que tienen actualmente.

Un nuevo relato de amor inconcluso o no se cerrado de los que hay por montones en el cine (El mismo amor, la misma lluvia), la literatura (El amor en los tiempos del cólera) y en la vida real. Todas relaciones con idas y vueltas en el tiempo, apasionadas y difíciles de olvidar, algunas más tormentosas que otras, pero que no dejan indiferente a nadie. Antonio Godoy, terapeuta de parejas, dice que en general estas parejas están conformadas por personas intensas en lo amoroso y lo beligerante, impulsivas, con evidentes desacuerdos tácitos o explícitos y de pasionales reencuentros.

"Justamente por ser relaciones intensas, marcadas por cortes en serie, no alcanzan a resolver su malestar estando juntos. Más bien terminan y luego que las emociones bajan su intensidad vuelven a mirar hacia atrás y añoran los buenos momentos que vivieron. Porque de verdad logran sentir momentos de plenitud. Sin embargo, entre ellas hay un profundo amor, pero no tienen una historia íntima y carecen de comprensión en los aspectos vulnerables del otro. Esto habitualmente se expresa en escasa capacidad de negociación o de empatía por las vivencias de la pareja", dice el experto.

Generalmente estas relaciones son idealizadas por las experiencias vividas en ellas, es decir, porque hubo una conexión sexual insuperable, por la entrega en los buenos momentos y por la forma de compartir los intereses o conversaciones. "Quizás pueden ser amores que sentimos debemos mantener porque en una buena medida también nos hacen bien; o en un sentido muy profundo, con esos amores creemos resolver nuestras dolorosas dudas afectivas de nuestra infancia. No es una regla, pero siempre es bueno preguntárselo. Lo importante en este tema es comprender que ambos comparten estas dudas, ambos tienen algún tema en lo afectivo. Son las dos caras de una misma moneda", explica Antonio.

En estas historias de amor con tantas idas y vueltas los expertos señalan que hay un apego inseguro que se relaciona a nuestra historia familiar y a los patrones que aprendimos de ella. Al respecto, Antonio sostiene que "muchos terapeutas vemos este fenómeno como una suerte de repetición histórica de nuestra vida afectiva. ¿Cómo eran nuestros cuidadores o nuestros padres en su expresión afectiva? ¿Nos entregaban afecto clara o confusamente? ¿Debíamos llamar su atención para lograr que nos observaran? ¿Eran distantes y nosotros los que buscábamos cercanía? Así podemos hacernos muchas preguntas que nos pueden dar luces de cómo ha sido nuestra búsqueda de afecto", dice.

Sobre esto, Paulina Lucherini, sicóloga del Instituto Chileno de Terapia Familiar, señala que "las relaciones de amor adulto son relaciones de apego igual que las que establecemos en la infancia, es decir, necesitamos sentirnos seguros para poder relacionarnos en forma duradera, de lo contrario probablemente mantendremos relaciones inconclusas que se mantienen en el tiempo con un sentimiento de profunda inseguridad". Un apego seguro requiere de un involucramiento afectivo constante, donde nos atrevemos a expresar las emociones más vulnerables. Esto porque queremos sentirnos conectados y tenemos un profundo sentimiento de temor frente a la pérdida de esa conexión. "Es importante desarrollar relaciones afectivas donde logremos disfrutar estar con el otro, tolerar los momentos negativos, la distancia física y las distintas dificultades de la vida", explica.

La especialista dice que probablemente en las relaciones inconclusas no se ha logrado construir un sentimiento de confianza, y por eso la conexión es intermitente. Esto a pesar de los grandes esfuerzos que cada uno hace, pero en ese escenario la relación se estanca en pautas reiterativas.

¿Seguir o cerrar definitivamente?

Existen relaciones difíciles de romper porque han significado mucho en la vida de las personas y otras que son difíciles de terminar por temores e inseguridades. Entonces cuando alguien tiene la sensación de estar atrapado en una relación y no sabe cómo salir de ella, la pregunta que sugiere hacerse la sicóloga Sylvia Campos es: '¿qué me mantiene en esta relación y qué es lo que me hace no poder dejarla?'. "Las respuestas a estas preguntas pueden ser distintas. En la medida que se contestan se puede ver los motivos por los que no se puede renunciar a una relación y trabajar sobre ellos", aconseja Sylvia.

Si realmente se quiere cortar con ese tipo de relaciones, además de hacer un trabajo de introspección para entender por qué se sigue buscando ese amor, es recomendable cambiar de círculos sociales que los sigan uniendo e incitando a estar juntos. "A más de alguno le puede venir bien también hacer una breve lista de los pros y contras, y poner las condiciones para volver, que puede hacerlo al final derivar en un término", dice Antonio Godoy.

Sin embargo, están lo que pese a los repetidos reencuentros y términos deciden arriesgarse por última vez. Para esos casos, Antonio aconseja que deben profundizar en los problemas que los separan, en ser autocríticos sobre sus estilos afectivos, querer conocer íntimamente al otro, a mostrarse tal como son, con sus luces y sombras. "Cada día me convenzo más que toda pareja puede salir de sus entrampes y tener una relación lo suficientemente buena. Cuando las parejas logran intimidad emocional las relaciones se vuelven más estables y ya no hay tanto miedo y frustración. No se necesita más para estar bien. Hay que recordar que John Gottman ya nos advirtió en sus investigaciones que el 70% de los problemas de pareja no tiene solución. Lo que debemos aceptar es que el otro puede que no cambie mucho, y que aún así, sea bueno", cierra.

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