"Soy lo más autodidacta que hay"
Partió replicando pantalones y lleva más de treinta años como dueña de la boutique que lleva su nombre. Macarena Rivera cuenta aquí cómo lo ha hecho para ser empresaria después de haber dado bote en el colegio y no haber pasado por la universidad.
Paula 1157. Sábado 27 de septiembre de 2014.
¿Cómo llegaste a ser empresaria de la moda?
Es una herencia de mi mamá, una mujer muy elegante, a quien le encantaba la ropa. Yo era su única hija mujer, entonces se preocupaba muchísimo por cómo me vestía. Ya casada, durante la UP me fui a vivir a Buenos Aires con mi marido, donde trabajé como modelo y me di cuenta de lo atrasadas que estábamos las chilenas en temas de moda, lo espantosas que se vestían las mujeres con los pantalones todos bolsudos y las bastas mal hechas. Entonces, cuando regresé, me traje tres modelos de pantalones estilo Saint Tropez que te hacían una facha salvaje. Me conseguí a un tipo que era experto en hacer pantalones y, con una prima, comenzamos a ocupar como tienda la pieza de servicio de su casa. Nos fue regio. Luego comenzamos a hacer blusas. Éramos diseñadoras, vendedoras, junior, todo.
Crecieron y se emplazaron en un garaje de calle Huelén, luego a calle Europa, Renato Sánchez y, finalmente, hace 23 años instaló su tienda Macarena Rivera en Alonso de Córdova, como una de las fundadoras del circuito. "Al año se instaló Hermès, ahí supe que esto iba a funcionar". Clave en el crecimiento fue el perfil de su clientela: "Iba avanzando en la ropa que confeccionaba de acuerdo a la edad de mi hija. Todas las niñitas querían que les hiciera el vestido de graduación, después el vestido de novia y sus mamás el vestido de madrina. Después de cinco años, el negocio dejó de ser un tallercito. Además, hacía unos desfiles increíbles. Era la época en que cada desfile era un show, con tecito, con entradas que se pagaban para alguna obra de beneficencia. Fue la primera pasarela de Mary Anne Müller, y también estaban la Josefa Isensee y la Susana Palomino.
"Jamás hay que venderle a una clienta algo que le queda mal. Si llega a su casa y se frustra, no vuelve más".
No estudiaste una carrera. Como empresaria, ¿eso te ha pesado?
A veces pienso que si hubiese sido universitaria me hubiese ido mucho mejor. No sé dibujar, no sé diseñar, no sé coser, de números no sé nada y al principio fue difícil. Soy lo más autodidacta que hay. Fui muy floja en el colegio, nada me interesaba menos que estudiar, no podía estar un minuto sentada y, como se dice, "no fui tratada". Acompañaba a mi papá al campo y él me decía: "no importa que no estudie, igual va a salir adelante. Lo más importante es ser perseverante". Y tenía razón: en esto de la ropa me he sacado la mugre.
Hace ya varios años dejaste de hacer ropa. ¿Por qué?
Solo hago novias y alta costura. Creo que tuve buen ojo al dejar de hacer otras cosas, porque una vez que Chile se abrió y el mercado cambió radicalmente, era imposible competir bien con el estándar de calidad que me interesa. Y, también, me da mucha lata andar corriendo para todos lados buscando telas, que no hay, botones, que tampoco hay, y yendo a los talleres donde de diez cosas que mandas a hacer, cinco quedan malas ya que, desgraciadamente, los chilenos somos medios mal hechos. Entonces, cuando conocí BCBGMaxAzria, que era una marca que estaba naciendo, supe que traer marcas era el camino que debía tomar. Hoy, además, vendo Adrianna Papell, Pennyblack, Etxart & Panno.
En estos años, ¿qué cambios ves en el comportamiento de las mujeres al comprar?
Hoy, definitivamente, son más autónomas que nunca. Ya no tienen que hacer recortes en el presupuesto del supermercado para comprarse un vestido y es muy raro que llegue un hombre para la Navidad a comprarle una tenida a su mujer, como gran regalo, cosa que antes era habitual.
¿Y las novias?
Antes, las novias eran bien novias, con harta parafernalia. Ahora les gusta usar una suerte de camisa de dormir, lo que me parece terrible, porque si bien me encanta el minimalismo y soy lo menos exagerada que hay, hoy vas a un matrimonio y las ves casi piluchas, con escote hasta final de la espalda o las pechugas al aire. Se ha perdido la elegancia y el respeto que significa casarse. Solo una vez hice un vestido de novia que no me gustaba nada, pero a la novia sí, y no le puse etiqueta. Con un vestido feo puedes destruir tu marca.
¿Qué otros errores identificas?
Las mujeres que no asumen su edad y se visten todas apretujadas. Siempre les digo a mis clientas: una talla más, que la ropa caiga y no se marque. Cuando voy a un evento y veo personas mal vestidas me da pena. Pensar que han gastado tanta plata y no les está luciendo.
¿Qué es el lujo para ti?
Lujo, más que algo caro, significa calidad, una prenda que fluya en el cuerpo. Para otros, el lujo es andar con una cartera con un logo gigante y que todo el mundo sepa cuánto vale. Nada más alejado de mí.
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