La solitaria procesión interna de la familia Allende tras la fallida venta de Guardia Vieja
La exsenadora Isabel Allende prepara junto a su defensa el testimonio que entregará los próximos días en calidad de imputada ante el fiscal Cooper. Molesta con el PS por la falta de gestos, gestiona personalmente la realización en el extranjero de actos de homenaje y reivindicación de la trayectoria política del expresidente Allende y su familia.
-No salgas de Santiago este fin de semana.
La recomendación de la abogada Paula Vial a su defendida, la exsenadora Isabel Allende, tuvo un tono imperativo. Esta vez, no podría viajar a la parcela que posee en Curacaví, la misma que se ha convertido en el último tiempo en su principal refugio y al que suele ir acompañada por el pequeño grupo de amigas de toda la vida que se ha preocupado de contenerla emocionalmente tras el abrupto término de su carrera política de más de 30 años a raíz del escándalo por la fallida venta de la casa del expresidente Salvador Allende al Estado.
Este fin de semana los planes son otros. La destituida senadora y su abogada comenzó a preparar el testimonio que dará en calidad de imputada ante el fiscal de Coquimbo, Patricio Cooper, en el marco de la causa que lleva el Ministerio Público a raíz de la querella interpuesta por el abogado y militante republicano Raimundo Palamara en representación de la Fundación Fuerza Ciudadana.
La defensa de Allende se comunicó hace algunos días con el fiscal Cooper para manifestarle el deseo de la exparlamentaria de declarar voluntariamente en la causa antes del 20 de mayo próximo, fecha en que tiene previsto viajar a España.
El 24 de enero pasado, vía Zoom, Isabel Allende ya había comparecido ante Cooper. Pero siguiendo los consejos de su defensora, optó por hacer uso del derecho a guardar silencio que tienen los imputados. Por entonces, la familia Allende y su entorno confiaban en que el Tribunal Constitucional, de mayoría oficialista, fallaría en contra de la destitución de quien fuera expresidenta del Senado y de la Cámara de Diputados y heredera política de Salvador Allende. Un fallo favorable del TC, creían los cercanos a la exparlamentaria socialista, hubiera puesto al menos un freno a la investigación penal que lleva adelante la Fiscalía. Pero ocurrió lo contrario.
Casi un mes después de su forzada salida del Congreso, la situación se invirtió y es el entorno de Allende quien apura la realización del interrogatorio.
Qué dirá ante el fiscal recién lo están delineando con su defensa.
La única vez que se ha referido públicamente al caso fue el 8 de abril, durante su discurso de despedida del Senado, poco antes de que se conociera el fallo del TC. Esa vez, entre lágrimas y con voz quebrada por la emoción y el dolor de ver mancillado el fin de una larga trayectoria pública, Isabel Allende dijo a quienes eran aún sus colegas en el Parlamento que “se había cometido una enorme injusticia” con ella. “¿Se imaginan ustedes que habría puesto en riesgo más de 30 años de servicio público, de lucha democrática, si hubiese tenido conciencia de estar infringiendo supuestamente una norma constitucional?”, señaló.
Y agregó: “En ningún momento ningún ministerio, ningún funcionario, ninguna autoridad involucrada nos advirtió o recordó que existía una posible inhabilidad constitucional”.
Este último punto será clave en su defensa, afirman cercanos a la familia Allende. Hasta el momento, recalcan en el entorno de la exparlamentaria, no ha surgido en la investigación un documento o testigo que demuestre que el gobierno hubiese reparado y advertido del impedimento legal para llevar adelante el contrato inmobiliario. “Ella preguntó si se podía hacer esto y la respuesta que le dieron desde el gobierno es que sí se podía, porque la norma del artículo 60 de la Constitución nunca se había aplicado”, afirman en el círculo de los Allende.
Familia coordina sus defensas
En las últimas semanas las defensas de los miembros de la familia Allende han trabajado coordinadamente. A lo menos en dos ocasiones se han reunido en la casa de Guardia Vieja 392, en la comuna de Providencia -de propiedad de los herederos de Salvador Allende y donde hasta el día de hoy vive Isabel- para evaluar las estrategias judiciales. Y, según admiten cercanos, muy pronto habrá un tercer encuentro.
A esas citas concurren la abogada Paula Vial, quien asesora a Isabel Allende y a su sobrina, la exministra de Defensa Maya Fernández; el abogado laboralista y exsecretario general del PS Pablo Veloso, quien asumió hace poco la representación de Marcia Tambutti Allende, hija de la exsenadora socialista, y quien, además, es presidenta de la Fundación Salvador Allende. También participan de esos encuentros de coordinación el abogado Rufino Martínez, quien defiende a la pareja de Marcia Tambutti, el abogado Felipe Vio, quien también está imputado en la causa debido a que fue él quien representó y visó por parte de la familia Allende los contratos para llevar adelante la fallida operación.
A las reuniones en la casa de Guardia Vieja también ha llegado otro de los imputados en el caso: el arquitecto y director de la Fundación Salvador Allende, Genaro Cuadros, junto a su abogado defensor Ignacio Figueroa. Fuentes cercanas a la familia, sin embargo, comentan que han pedido a Cuadros que evalúe cambiar de defensor. Ignacio Figueroa, hijo del abogado y exministro radical Juan Agustín Figueroa, tiene en simultáneo la defensa del frenteamplista Daniel Andrade, expareja de la desaforada diputada del FA Catalina Pérez y responsable de la Fundación Democracia Viva. En el entorno de los Allende no quieren por ningún motivo que el caso de la familia pueda verse contaminado, aunque sea muy indirectamente, con un escándalo de corrupción que ha sacudido al gobierno del Presidente Boric, como es el caso Fundaciones.
Pese al duro golpe que implicó la salida anticipada de Maya Fernández del gabinete de Boric, la destitución de Isabel Allende del Congreso y el proceso judicial en curso, la familia ha seguido unida. Se visitan regularmente y se apoyan mutuamente.
Hace dos semanas, sin embargo, se generó una pequeña controversia. De manera inesperada, durante un encuentro familiar en la vivienda de Guardia Vieja, Isabel insistió en la idea de vender la casa. Testigos de la escena afirman que la exsenadora de 80 años habría mencionado que el Presidente Boric todavía estaba interesado en convertir en un museo el inmueble donde vivió el expresidente Allende y Hortensia Bussi entre 1951 y 1971. También recordó la oferta de una empresa inmobiliaria que le habían hecho llegar hace algún tiempo con la condición de que estuviera a la venta también la casa pareada vecina, pues eso les permitía levantar un edificio.
El planteamiento fue rechazado de plano por la exministra de Defensa, quien ha estado en la línea de “no vender y olvidarse de todo lo que ha pasado”, según relatan en el entorno de la familia. Lo mismo hicieron cercanos a la familia que intervinieron para explicarle a la exsenadora que tras todo lo ocurrido era impensable que el gobierno volviera siquiera a plantear la idea de la compra de las casas de los expresidentes Aylwin y Allende.
“Este ha sido un episodio traumático para los Allende, especialmente para Isabel, que en algunos momentos se ha visto bloqueada”, señala un miembro del equipo de la exparlamentaria.
“Hace más de 15 años que conozco a Isabel y nunca la había visto llorar como en estas últimas semanas”, añade la misma fuente.
Los días en que la familia no la puede ir a ver, son sus amigas de toda la vida -y que no tienen vínculo con el mundo político- las que se turnan para ir a buscarla temprano en la mañana y sacarla de la casa. Ella siempre ha sido de muy pocas amistades y su vida social ha sido muy reducida. Pero ahora sólo regresa cuando ya ha oscurecido. Prefieren que no esté mucho ahí. Desde que estalló el caso, varias veces han ido desconocidos a gritar insultos.
Aparte de la familia y de sus amigas, quienes más la visitan son los miembros del equipo jurídico que la está representando. Paula Vial, Gabriel Osorio y Pablo Veloso han sido mucho más que asesores legales. También se han preocupado de darle contención emocional. El Presidente Boric la llamó sólo una vez, el día que se conoció su destitución. Y desde entonces no han vuelto a hablar.
Enrique Correa ha estado también permanentemente atento a ella. Ricardo Solari ya la ha ido a visitar a lo menos dos veces e, incluso, Carolina Tohá la fue a ver el día en que el TC la destituyó. Con otros, como el ministro Carlos Montes, mantiene un fluido contacto telefónico. Pero la mayoría de los dirigentes del PS se han mantenido al margen y no han hecho gestos hacia la exsenadora.
“Isabel está muy dolida con el Partido Socialista, siente que no la han respaldado con la fuerza que ella esperaba”, dicen cercanos a la familia Allende. Una crítica que extienden a buena parte del partido fundado por Salvador Allende, pero que concentran especialmente en la mesa directiva que encabezan Paulina Vodanovic y Camilo Escalona.
Enojo con el PS y ofensiva en el extranjero
Cansada de esperar de sus compañeros de partido gestos de solidaridad y reparación de la figura de Allende en Chile, la exsenadora decidió pasar a la ofensiva.
Personalmente contactó a la presidenta del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Cristina Narbona, para coordinar la realización de un acto reivindicatorio en Madrid, el que se realizará entre el 21 y el 23 de mayo próximo, en el marco de un evento de la Internacional Socialista. Narbona ha apoyado la idea junto a su pareja, el exministro y eurodiputado socialista español Josep Borrel. Pero no son los únicos. El chileno Luis Ayala -un exparlamentario radical que llegó a ser presidente de la Internacional Socialista y es actualmente su secretario general- se sumó a la idea y está promoviendo hacer un acto con una mayor convocatoria y que sea paralelo al encuentro de la Internacional Socialista.
“En Europa el caso ha causado un impacto enorme, sobre todo por el daño ocasionado a la imagen de Allende y porque significó el fin de los herederos de Allende en la política chilena”, señalan cercanos a la exparlamentaria que conocen de estas gestiones.
Los eventos que se están preparando en Madrid se han mantenido en total reserva y, pese a que están en conocimiento de la mesa directiva del PS chileno, sus actuales dirigentes no han sido parte de los preparativos. Este hecho ha molestado aún más a la familia Allende y su entorno, pues en su calidad de timonel del PS, Paulina Vodanovic integra el “presidium” del organismo que agrupa a los partidos socialdemócratas del mundo.
Isabel Allende tiene previsto viajar a Madrid el 20 de mayo próximo para asistir a los actos que está preparando la Internacional Socialista. Por lo mismo, su defensa y sus más cercanos han insistido en que antes de viajar ella declare voluntariamente ante el fiscal Cooper.
Parlamentarios y dirigentes del PS reconocen que están en deuda con los Allende, pero niegan que los hayan dejado abandonados. Ponen como ejemplo, el hecho de que los siete funcionarios y asesores que trabajaban en la oficina senatorial de Isabel Allende fueron recontratados por otros parlamentarios socialistas como un gesto hacia la exsenadora.
“Nos gustaría hacer algo más, pero estamos un poco inhibidos, porque la causa penal sigue abierta”, se justifica un senador socialista, quien pese a haber sido cercano a Isabel Allende, reconoce que desde que el TC la destituyó sólo ha hablado con ella una vez. De eso han pasado más de tres semanas.
La reinvención de Maya
Desde que el 10 de marzo pasado se vio forzada a dejar el Ministerio de Defensa -un día después de que la Cámara de Diputados desechara una acusación constitucional en su contra-, Maya Fernández Allende decidió guardar silencio “por lealtad al gobierno y a su partido”.
Al igual que su tía, también está dolida con sus excompañeros de partido. Tanto, que fue ella quien pidió a un grupo de dirigentes socialistas cancelar la cena de desagravio que estaban empezando a organizar con motivo de su abrupta salida del gobierno. Desde entonces, no se ha vuelto a mencionar la idea.
Pero a diferencia de Isabel, quien aún espera gestos de los socialistas, Maya ha sido más resiliente. “Ella está enfocada en reinventarse y quiere dar vuelta la página pronto”, dicen cercanos a la expresidenta de la Cámara de Diputados y exministra de Defensa.
Aunque sigue en calidad de imputada en la causa que investiga el fiscal Cooper, para el equipo de la defensa de los Allende, la exministra es quien menos participación tendría en la fallida operación de venta de la casa familiar.
Su equipo en el gabinete ministerial ha seguido acompañándola y han sido sus principales soportes emocionales en medio de esta crisis. Con ellos ha discutido su futuro y algunos planes que ha comenzado a desarrollar.
En un primer momento pensó en retomar su profesión como veterinaria, como forma de generar recursos y solventar los gastos de su departamento y de sus dos hijos, la menor de sólo 14 años. Pero fueron sus colaboradores los que la convencieron de que no lo hiciera y que siguiera adelante con su viejo anhelo de transformarse en consultora.
Hace algunas semanas entró a estudiar bajo la modalidad híbrida (remota y presencial) en una universidad extranjera, un magíster en Gestión Integral de Riesgos y Desastres Naturales, un tema en el que se involucró durante su gestión como ministra de Defensa y que la entusiasmó.
También ha estado perfeccionando su inglés y todos los días sale a pasear a sus dos perros por las calles de Providencia.
Sus más cercanos señalan que la han visto tranquila, especialmente porque en esos largos paseos, dicen, ha sentido el aprecio de la gente y, hasta ahora, no ha tenido inconvenientes.
En privado, señalan sus cercanos, las tres ramas de las Fuerzas Armadas le han expresado en varias oportunidades gestos de solidaridad y camaradería. Algo que -reclaman- no ha visto de parte del gobierno ni de sus compañeros socialistas.
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