Matías Walker (DC): “No me cabe duda de que la derecha va a cumplir su palabra”

Matías Walker, senador DC.

El senador falangista preside la Comisión de Constitución, que será una de las sedes donde se discutirá la reforma que habilite un nuevo proceso constituyente. "Lo peor es tener ansiedad, apurarse y ponerle fecha", señala el parlamentario, quien es partidario de que el acuerdo saque lecciones de los errores pasados y deje el menor espacio de ambigüedad.


“Bendita reforma de los cuatro séptimos” señala el presidente de la Comisión de Constitución del Senado, Matías Walker (DC), al referirse al proyecto de su autoría que terminó rebajando la cantidad de votos necesarios en el Congreso para habilitar un nuevo proceso constituyente.

Esa iniciativa, ingresada junto a los senadores DC, Ximena Rincón e Iván Flores, además del independiente-PPD, Pedro Araya, baja el riesgo de que ciertos sectores puedan vetar un acuerdo. Antes de esa reforma, se necesitaba de 33 senadores y 103 diputados, para crear una nueva instancia constituyente. Ahora, solo se requieren 29 votos en el Senado y 89 en la Cámara.

En su momento ese proyecto tuvo resistencia en el oficialismo, ya que se anticipaba a un triunfo del Rechazo. Sin embargo, finalmente primó el pragmatismo político y casi todas las fuerzas políticas apoyaron la iniciativa. Lo paradójico es que el principal reparo se mantuvo en sectores de la DC.

¿Usted cree que habrá diálogo esta semana después de los últimos incidentes y resquemores?

Sí, hay un acuerdo para retomar los diálogos. Espero que se puedan materializar esta semana. Lo peor es tener ansiedad, apurarse y ponerle fecha. Lo más importante es dialogar y ver cuál es la fórmula para un nuevo proceso constituyente, aprendiendo de los errores. Probablemente la ciudadanía nos va a dar una segunda y última oportunidad para aprobar un texto. No hay que cometer errores.

¿Y cómo debieran seguir las conversaciones?

Hubo cinco primeros acuerdos, que no me cabe duda que se van a ratificar, pero es importante poner contenido a esos acuerdos. Vamos a tener un órgano democráticamente elegido, paritario y con voto obligatorio al menos en el plebiscito de salida. También una suerte de comité de expertos. Algunos lo han denominado una mesa político-técnica que va a trabajar en insumos. Otros hemos hablado derechamente de hacer un anteproyecto, de manera que el órgano democráticamente elegido no parta de cero.

Ahora, comparativamente, el acuerdo del 15 de noviembre del 2019 estableció un esqueleto, pero ahora se plantea que un nuevo acuerdo debe tener bordes.

El acuerdo del 15 noviembre definió límites, como el respeto al carácter democrático de la República de Chile, el respeto a las sentencias judiciales y a los tratados internacionales. Algunos legítimamente opinan que nos hubiéramos ahorrado bastantes problemas si esos contornos se hubieran ampliado al respeto de los poderes del Estado, sobre todo al Poder Judicial. Es una discusión válida. No con el objetivo no de coartar la libertad del órgano elegido, sino que con el objetivo de avanzar en la mayor cantidad de consensos posibles.

¿Pero si se llega a un acuerdo, debiera dejarse un margen a la tramitación legislativa, tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado?

Siempre, obviamente, el Congreso es soberano, por eso, hemos insistido en que no haya vetos. Pero es importante tener un acuerdo que no deje ambigüedad. Desde luego habría que tener un reglamento previamente aprobado. En la Convención perdieron mucho tiempo en discutir normas reglamentarias y declaraciones que no tenían sustancia.

Un grupo de parlamentarios DC, entre ellos Ud., cuestionó una declaración del presidente interino del partido, donde planteaba el voto obligatorio o que los independientes formen parte de listas de partidos. ¿Eso es muy distinto a lo que Uds. prefieren como parlamentarios?

No. Hay una cuestión de método, porque hay una comisión constitucional del partido trabajando. Aunque también hay contenidos que son distintos. Por ejemplo, nosotros creemos que las listas tienen que ser regionales. Por eso, nos causó extrañeza cuando el presidente del partido habló de listas nacionales.

Aparentemente la falla geológica entre el Apruebo y el Rechazo pasaba justo en medio de la DC. ¿Será posible reconstruir las relaciones dentro de su partido?

Si uno ve los resultados, no cabe duda que la mayoría del electorado democratacristiano votó por el Rechazo. El 62% del Rechazo no es un voto de derecha, hay un voto transversal, de centro moderado. La centroizquierda por el Rechazo tuvo un rol decisivo.

A propósito del proyecto que rebajó el quórum constitucional a cuatro séptimos, dos senadores de la DC no aprobaron esa reforma. Incluso el PC terminó sumándose. ¿No es un mal precedente?

Lamentablemente fue una votación que se debió a las divisiones internas del partido, porque incluso los senadores del PC y del Frente Amplio terminaron votando a favor.

¿Si no se hubiera aprobado esa reforma estaríamos en un escenario mucho más complicado hoy día?

Exactamente. Gracias a la bendita reforma de los 4/7 es que tenemos más posibilidad de llegar a un acuerdo, aún cuando los extremos no quieran sumarse.

La interrogante que queda es si para un partido, como la DC, que estuvo dividido entre el Apruebo y el Rechazo, le está costando reencontrarse, ¿será posible que se entiendan fuerzas políticas que estuvieron en bandos opuestos, de ideologías completamente opuestas?

Lo que pasa es que en la DC hay un microclima partidario que no guarda relación con lo que está ocurriendo en el país. Y tenemos una conducción partidaria que no tiene que ver con lo que dijo la mayoría de la ciudadanía el 4 de septiembre.

¿Usted confía en que la derecha va a cumplir su palabra o no?

No me cabe duda de que la derecha va a cumplir su palabra. Lo dijo Evelyn Matthei, lo dijo el Presidente Piñera, lo dijo Javier Macaya, presidente de la UDI, lo dijo el presidente de Renovación Nacional, Francisco Chahuán.

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