Renuncias, solicitud de libertad de conciencia y etapa de “descanso político”: el estado de la DC tras respaldar a Jara
El quiebre que Alberto Undurraga temía que pudiera ocurrir al proclamar a la exministra ya se hizo sentir en la militancia democratacristiana. A horas de la junta, ya hay quienes exigen que no se les obligue a votar por una comunista.
Un déjà vu de 2022. Esa es la sensación que tiene buen parte de la Democracia Cristiana (DC) tras la resolución de su junta nacional del sábado sobre respaldar la candidatura presidencial de Jeannette Jara, militante del Partido Comunista (PC).
El estado actual de la colectividad, aseguran en la DC, solo es comparable a la fractura que generó el plebiscito constitucional de hace casi tres años, en que el partido abogó institucionalmente por la opción Apruebo, acto que detonó la fuga de algunos de sus más reconocidos dirigentes.
Lo que ocurrió el sábado no es menor. La DC ya ha compartido gobierno con el PC –en la Nueva Mayoría– y también en pactos parlamentarios y municipales. Pero, de forma inédita en sus 68 años de historia –hoy a las 18.00 horas celebran su aniversario–, la colectividad se pondrá detrás de una militante comunista en una elección presidencial.
Históricamente, la DC ha procurado mantener distancia del PC. De hecho, la tensión entre ambas colectividades fue un problema latente para la segunda administración de Michelle Bachelet (PS).
Incluso en su declaración de principios la DC explicita que “nuestras raíces se fundan en la tradición del humanismo y la doctrina social cristiana, que (...) invita a luchar por una nueva sociedad –distinta del liberalismo individualista y el socialismo marxista– a partir del mandato evangélico del amor al prójimo".
El efecto de la junta fue inmediato. Solo horas después de conocerse el resultado de la votación, en que Jara obtuvo el respaldo del 63% de la instancia, algunos decidieron abandonar las filas democratacristianas.
“Con mucha tristeza, después de 45 años, he renunciado a la DC”, publicó en X el exconcejal de Providencia Pablo Jaeger. “Pongo fin a más de 30 años de militancia”, escribió en la misma plataforma la exconsejera regional Eva Jiménez. Lo mismo decidió Patricia Molina, concejala de Conchalí.
En la DC, de hecho, destacan que en junio, el mes en que el partido optó por adherir a la candidatura de Carolina Tohá –y, por lo tanto, a tener participación en la primaria oficialista–, ya tuvieron una significativa fuga de militantes.
De acuerdo con datos del Servicio Electoral (Servel), renunciaron 742 personas ese mes, casi el doble que la suma entre enero y mayo de este año (378 bajas en esos cinco meses).
Algunos militantes, en tanto, han entrado en un profundo estado de reflexión. Entre ellos está el único alcalde de una capital regional que tiene la DC, Carlos Gatica, el jefe comunal de Coyhaique.
“Es un difícil momento. Hoy siento que mi partido renunció a sus ideales. Siendo muy honesto, es lejos el momento más difícil en mis 21 años de militancia. Es imposible mantener la unidad en una alianza que, al primer momento de que saliera la votación y la tesis nuestra fuera la derrotada, nos tratan de fachos, pinochetistas y de la derecha“, sostuvo Gatica.
La fractura del partido era lo que Alberto Undurraga, quien renunció a la presidencia de la DC el sábado por la noche, quería evitar a toda costa.
Su tesis era que permitir la libertad de acción a la militancia habría evitado un quiebre interno. Sin embargo, esa opción, que él promovió, no fue respaldada por el resto de la directiva, por lo que quedó fuera de la propuesta que hizo la mesa para someter a votación en la junta.
El golpe a Undurraga fue duro. Junto con renunciar a la presidencia, él ha transmitido que pretende tomarse unos días de descanso político. Tras dejar su cargo, en un punto de prensa, dijo que “las decisiones de la junta nacional son obligatorias para todos los militantes. Quien no quiera hacerla obligatoria, puede, en silencio, tener una opinión distinta. Desde este momento no hablaré más de la materia, para dedicarme a terminar mi período como diputado”.
En ese mismo punto de prensa se le preguntó si él votará por Jara. Y se limitó a responder que “el voto es secreto”.
En el partido son varios los que, como Undurraga, pretenden hacer un descanso político. En la práctica –confidencian–, eso se traducirá en que no moverán un dedo por la campaña de Jara, pese al contundente resultado de la junta.
En esa línea hay quienes han solicitado que se dé libertad de conciencia. Uno de ellos es el presidente de la DC en la Región Metropolitana, Rodrigo Albornoz. El dirigente dijo a este medio que espera que el nuevo timonel del partido, Francisco Huenchumilla, “tenga palabras muy claras en orden a respetar la libertad de conciencia de todos los militantes. Sin estos mensajes y actos positivos, en silencio la DC se irá desintegrando, más allá de nuestra percepción visual”.
Algunos en la DC condicionan su respaldo a Jara a que ella dé garantías a la colectividad a través de su programa de gobierno. Por ejemplo, el expresidente de la Cámara Ricardo Cifuentes, quien dijo a este medio que “sin un programa claro, que esté construido, que sea nítido, explícito, es difícil para mí entregar un apoyo”.
También quedó disconforme con el resultado de la junta el expresidente DC Ricardo Hormazábal. “La decisión es mala, porque (Jara) va a ser derrotada”, advirtió. Él, sin embargo, descarta dar un paso al costado. “Yo voy a seguir aquí, voy a ayudar a recoger los pedazos. No pienso hacer nada, hasta que no me eche esta gente por considerar que soy un indeseable para los fines que ellos quieren”, dijo.
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