Política

Tras la derrota, ¿qué? La crisis de identidad del Frente Amplio

Las primarias fueron una constatación de que el FA aún no sabe bien cuál es su proyecto político luego de que lograran llegar a La Moneda y ser gobierno. Esa carencia se hizo explícita en el comité central y fue ahí donde la timonel de la colectividad encendió las alertas para que en noviembre el partido no se desfonde en caso de que pierdan representación parlamentaria.

Foto: Frente Amplio

Pasadas las 19.30 del martes, más de 100 de militantes del Frente Amplio (FA) estaban conectados vía Zoom en un comité central que había sido citado, de manera extraordinaria, con un único objetivo: hacer una evaluación y autocrítica de la derrota electoral que terminó con el diputado Gonzalo Winter ocupando el tercer lugar en la primaria oficialista y con apenas el 9% de los votos.

La tabla del comité central incluía un balance de la primaria y, para eso, los fuegos los abría la directiva. La primera en tomar la palabra fue la presidenta del FA, Constanza Martínez. La exdelegada presidencial partió dejando en claro cuál era el análisis de la directiva: “A juicio de la dirección, esta es una derrota electoral dura, pero, si bien es un llamado de atención, no fue una derrota de carácter estratégico, sino una derrota electoral”.

En segundo lugar, la tabla del comité central incluía las palabras más esperadas de la jornada: las de la diputada Gael Yeomans.

La parlamentaria ejerció como jefa de campaña de Winter, por lo tanto es la principal responsable de una campaña que terminó en un duro fracaso. Pese a que su intervención no tenía límite de tiempo, la militancia se quedó con las ganas, ya que Yeomans evitó revisar la estrategia del equipo que ella misma dirigió y lo hizo excusándose debido a que, a su juicio, el comité central no era un lugar de confianza en el cual exponer su parecer debido a posibles filtraciones del contenido de la asamblea.

Macarena Energici

“Me gustaría hacer una reflexión más profunda y detallada de lo que voy a decir ahora, pero es muy complejo hacerlo, porque, lamentablemente, hemos visto cómo tratativas de las sesiones del comité central son transcritas al instante por algunos medios”, aseguró ante un pleno ansioso por escuchar una autocrítica de su propia boca. Al finalizar su intervención, lanzó un comentario de carácter general: “Es importante señalar una autocrítica respecto al seguimiento de implementación de la estrategia (de campaña)”.

A todas luces sus palabras fueron insuficientes, pero tampoco sorprendieron. Fuentes que fueron parte de la campaña cuentan que, luego de la derrota, ese equipo también hizo una reunión para evaluar lo ocurrido, y ahí Yeomans tampoco compartió un análisis más profundo.

Independiente de las evaluaciones más específicas que surgieron hacia la campaña, lo cierto es que tras la catarsis que se vivió en el comité central quedó en evidencia que el FA atraviesa una crisis de identidad.

Pese a que ninguno de los dirigentes lo explicitó de esa forma, las palabras de todos los lotes del partido muestran que los frenteamplistas están ajustando su estrategia para saber cómo definirse y hacia dónde ir.

Macarena Energici

Más aún cuando en campaña quedó expuesta una contradicción flagrante. Mientras Winter y el FA hablaban de temas de futuro y acuñaban el concepto de “la vía chilena al desarrollo 2050”, la colectividad retrocedía varios años y revivía la antigua estrategia de la impugnación a los 30 años de la Concertación.

El debate sobre hacia dónde va el FA se da en medio de la vorágine que ha implicado el rápido crecimiento del partido. La colectividad, que recién cumplió su primer año luego de la unificación, ha tenido que aprender a digerir el hecho de haber sido una formación política que surgió desde el mundo estudiantil y que se consolidó como una nueva fuerza de izquierda impugnadora de la izquierda tradicional.

Con ese historial, de la mano del Presidente Gabriel Boric, conquistaron La Moneda en tiempo récord y ahora que les toca cosechar los logros de su partido y tomar distancia de las transformaciones que no se lograron, la colectividad se enfrenta a la pregunta: ¿Y ahora qué?

El debate en el comité central

Una señal de esa crisis de identidad del FA quedó registrada en las palabras que firmaron dirigentes como Fernando Atria, Manuel Antonio Garretón y otros siete militantes.

La posición de este grupo es que la campaña del FA “en vez de desarrollar un discurso sobre la Concertación, que rescatara y reinterpretara el sentido profundo de la crítica política inicial, abriendo al mismo tiempo posibilidades de colaboración y convergencia; en vez de explicar cómo la experiencia en el gobierno había permitido al FA desarrollar una visión más profunda sobre el contenido y el camino de la transformación que Chile necesita, la campaña presentaba un FA que no se diferenciaba mucho del que era antes de llegar al gobierno, con la misma crítica a ‘la mesa del poder’ y a la Concertación”. Este grupo finalmente considera que al FA le está pasando la cuenta “la falta de un proyecto político”.

En el comité central fue el mismo Atria quien quiso profundizar el punto. “El FA no podrá ser el partido que quiere ser, y que la izquierda chilena necesita, si no logra superar algunas de sus características de origen, en particular su definición generacional y su forma de ejercer el poder. Por lo pronto, necesita dejar de ser un partido de militantes que se encontraron en las luchas estudiantiles del 2011”, afirmó el exconvencional.

16/11/2022 FERNANDO ATRIA FOTO: MARIO TELLEZ / LA TERCERA MARIO TELLEZ

Los lotes agrupados en la alianza “Con fuerza y esperanza” -cuya líder principal es Yeomans- también destinaron sus intervenciones a reflexionar sobre hacia dónde va el FA y por qué hoy no están “logrando conectar con esas personas que anteriormente se sintieron identificadas” con el partido.

A juicio de estos militantes se ha instalado la idea de que el FA es un partido elitista y alejado de la ciudadanía: “Casos como el de la langosta o situaciones como el amiguismo y la falta de preparación en la designación de cargos, la promesa incumplida sobre el tope máximo de sueldos dentro del Estado, etc., son símbolos de situaciones que no fuimos capaces de sacarnos de encima y que marcaron la distancia de muchos que se sintieron representados con esta generación y con nuestras ideas”.

Estos lotes fueron especialmente duros con la situación del FA. “El FA ha adolecido de un proceso de sostenida burocratización de parte de nuestra militancia, que ha sido parte del ejercicio del poder, con militantes que se alejaron de la construcción de partido tan necesario en un proceso de fusión y donde se ha pretendido sofocar cualquier debate que criticara este estado de cosas”, agregaron en un escrito que difundieron entre la militancia y que luego leyeron en el comité central.

Siguiendo la misma línea, el lote “Marea Rosa”, que agrupa a dirigentas como la diputada Emilia Schneider, también difundió un documento con su diagnóstico. En él expusieron que el FA no ha sido capaz “de atender simultáneamente las obligaciones del periodo, lo que nos ha impedido transitar por el carril del gobierno, del Congreso y de la sociedad al mismo tiempo”.

A juicio de este grupo de militantes, esta situación “ha derivado en una carencia de agenda propia, robusta y sustantiva, que permita a nuestras diputaciones impulsar materias legislativas que profundicen transformaciones o, al menos, abran los debates necesarios cuando el cálculo político del Ejecutivo, con todas sus almas, torna difícil avanzar desde el gobierno”.

Por su parte, los exmilitantes de RD que están agrupados en el lote “Crear para creer” expresaron que el FA no puede solamente quedarse “en la mera impugnación”, porque esa postura “no le presenta a Chile la capacidad que tiene el progresismo y, en particular el FA, de resolver los problemas concretos y cotidianos que experimentan las familias del país en el presente”.

El grupo de militantes del lote “De Cordillera a mar”, que agrupa a ministras como Antonia Orellana, también apuntaron sus dardos en una línea similar. “Hoy, ya no es el FA el que lidera la agenda de transformaciones sociales que impulsamos como proyecto desde nuestra conformación. Hoy no conducimos las ideas que forman parte de nuestro propio proyecto, y eso, sin asumirlo como una derrota ideológica, debe asumirse con perspectiva y altura de miras”, se lee en el documento escrito por ellos.

Para este lote una de las debilidades actuales del FA es la incapacidad para procesar con armonía el hecho de haber sido el principal partido de gobierno y haber conquistado la Presidencia de la República: "La omisión de los logros concretos del gobierno no solo debilitó el mensaje, sino que distorsiona nuestra identidad como fuerza transformadora con capacidad real de incidencia“.

Para este lote fue muy evidente que el FA todavía sigue pegado en las lógicas que le dieron especial fuerza en 2017, pero que no ha logrado procesar los aprendizajes ganados durante todos los años posteriores. “Nos quedamos en el gesto simbólico de interpelar, pero no logramos traducirlo en una propuesta que hiciera sentido en 2025″, agregan.

En el comité central el grupo de militantes que proviene del mundo de Comunes y de la Fundación Nodo XXI -quienes tuvieron fuerte injerencia en la estrategia de campaña de la mano de Francisco Arellano- también se refirieron a lo complejo que se le ha hecho al FA encontrar su identidad luego de pasar por el gobierno.

Por eso, a juicio de Romina Ramos -una de sus dirigentas-, la solución pasa por profundizar en las ideas originales del partido. “En el tiempo que nos queda de gobierno el desafío es sostener una relación partido-gobierno que permita una incidencia crítica y constructiva al ciclo político. Eso implica la consolidación de los compromisos que hemos asumido, como condonar el CAE, reconociendo que lo que está en juego es la posibilidad misma de construir una alternativa posneoliberal con vocación de mayoría”, exclamó Ramos ante el comité central.

Dos meses

Luego del comité central, el FA quedó en una disyuntiva. Por un lado, el máximo órgano del partido estaba poniendo sobre la mesa la necesidad de buscar una identidad de partido clara, actualizada y que recoja de buena forma lo logrado en estos más de tres años que han sido gobierno.

Sin embargo, junto con eso, también van a tener que pensar en ajustes a la orgánica del partido, luego de que en la misma instancia del martes se expusieran ciertas falencias en el sistema de funcionamiento interno de la colectividad. Algo que para algunos se traduce en, por ejemplo, la ausencia de espacios intermedios, como las comisiones políticas que tienen otros partidos.

El problema es que esa avalancha de asuntos por resolver -con el primer Congreso Partidario en preparación- se topa con un tema aún más urgente: la elección parlamentaria de noviembre.

Foto: Prensa Gonzalo Winter

Y respecto de eso, fue la timonel del FA la que pidió ordenar las prioridades, poner la parlamentaria en el primer lugar y el resto resolverlo “caminando y mascando chicle”.

Esa fue la razón por la cual Martínez fue tan enfática en plantear el asunto a su partido. “Esta derrota de la primaria no es un desfonde de nuestro proyecto. Lo que sí podría ser un desfonde de nuestro proyecto es que, además, a fin de año perdamos uno de los espacios en los cuales existimos, que tiene que ver con la representación parlamentaria”, exclamó la exdelegada presidencial ante el comité central.

Sus palabras van en línea con lo que el senador Juan Ignacio Latorre planteó el sábado a La Tercera. A juicio del extimonel de RD, lo que ocurrió en las urnas el pasado 29 de junio “es una alerta del riesgo de desfonde del proyecto del FA”.

Para evitar el desfonde del cual habla Martínez, el partido sabe que tiempo es lo que menos tienen. “El ajuste de quién es el FA tiene que ser ahora. Tenemos solo dos meses para sacudirnos”, concluyó Martínez. La cuenta regresiva ya partió.

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