Consejos y productos para ordenar la logia

Ilustración: César Mejías.

Aquí no solo van a parar la ropa sucia y las sábanas hediondas: muchas veces terminan en el lavadero todas esas cosas a las que no sabemos dónde dejarlas. El rincón menos prestigioso de la casa requiere algo de cariño y tres expertas en organización nos recomiendan métodos y productos para darle el orden que merece.




¿Por qué le decimos logia a la logia? Según las tres primeras acepciones de la RAE, esta palabra hace referencia a la masonería y el lugar donde se reúnen los masones, y solo en su cuarto y último significado dice que es también un término arquitectónico, “una galería exterior con arcos sobre columnas, techada y abierta por uno o más lados”.

Proviene del italiano loggia —por eso alguna gente lo sigue escribiendo con dos gés— y se trata de un espacio semiabierto, muy usado en Europa durante el renacimiento, y que muchos edificios públicos o nobles tenían en sus frontis o costados. Según el historiador James Ackerman, servía como “símbolo de justicia comunal y de gobierno, y como escenario para ceremonias cívicas”. ¿Cómo fue que logia pasó de tener ese significado tan solemne y profundo a ser el rincón más escondido del departamento, el lugar donde se lava la ropa sucia y terminan acumulados los más diversos cachureos?

¿Dónde enchufo la lavadora acá?

No lo sabemos. Y tampoco lo sabremos en este artículo, que a través de tres expertas —no en arquitectura del Cinquecento sino que en organización doméstica— más bien pretende dar pistas y recomendaciones de cómo mantener ordenada esta zona, quizá la menos glamorosa de la casa, la pieza donde nadie quiere entrar —¿a quién le gusta lavar la ropa?— y que pocos se preocupan de mantener a la altura de su prestigio renacentista.

No es la bodega

“La logia tiende a ser uno de los lugares más desordenados de la casa”, dice Antonia del Río, diseñadora de ambientes y fundadora de O-Tres, una empresa que asesora sobre orden, organización y optimización. “Tendemos a dejar ahí, que es un espacio por el que circulamos poco y que no mostramos a nuestros invitados, las cosas que no son muy agradables a la vista o que simplemente no sabemos donde poner”.

“Mucha gente, aunque tenga ahí la lavadora y lave la ropa todas las semanas, también usa la logia de bodega o de depósito de cachureos”, dice Jeannette Escudero, coach de organización y fundadora de Hogarnizarte. “Pero en vez de ser un espacio limpio, se transforma en todo lo contrario”.

Ambas son drásticas y despiadadas con la acumulación de cosas que no tienen una función: hay que deshacerse de ellas. Reciclar lo que se pueda, regalar lo que esté en buen estado o vender a lo que se le pueda rescatar algo de valor. “En tan poco espacio, como el que tienen las logias de los departamentos, no se puede acumular”, dice Escudero.

“Lo primordial, como siempre en la organización, es dejar solo lo justo”, agrega Nathaly Calderón, socia de Cada cosa en su lugar. ¿Pero cuáles serían los objetos esenciales en una logia?

Idealmente, además de la lavadora —y la secadora, para quienes tengan espacio y presupuesto suficiente—, en una logia debería estar solo lo relacionado al lavado y la limpieza: detergentes, suavizantes, cloro, escobilla, tabla de planchar, perros de ropa y colgadores, por ejemplo.

“Hay quienes, porque no tienen más espacio, guardan ahí también herramientas y otros artículos de aseo, como escobas o palas”, dice Escudero. “Por lo tanto, antes de ordenarla, deberíamos definir qué tipo de logia será”, explica Del Río. “Hay unas que son netamente para lavado, planchado y aseo, y otras que sirven también para almacenaje, ya sea porque no tenemos bodega o porque es grande y nos permite guardar cosas”.

Para poder tener todas estas cosas ahí sin que parezca una decadente feria de las pulgas, lo que las expertas recomiendan es, primero, optimizar el espacio, y luego categorizar bien todo lo que hay.

Espacio óptimo

Optimizar significa sacarle el mayor provecho posible al área disponible. Como los departamentos son cada vez más pequeños, esto ya no es solo una obsesión por la eficiencia sino que una necesidad. “El espacio vertical es siempre una buena opción”, apunta la creadora Hogarnizarte. “Si hay posibilidad de poner repisas, hay que hacerlo”.

Repisa Ducasse 60x20


“Los ganchos también son siempre una solución interesante”, dice Nathaly Calderón. “Se instalan fácilmente, hay muchos que no necesitan ni taladros ni tornillos, y en ellos se pueden colgar ropa o herramientas”.

Gancho 3M con capacidad de soporte de hasta 1,3 kg


También están los tendederos plegables, que se ensartan en la pared o el techo, que doblados no ocupan nada de espacio pero que al extenderse pueden recibir mucha de la ropa húmeda o mojada.

Tendedero de ropa plegable Interdesign


“Y si guardas en la logia la escoba y la pala”, dice Jeannette Escudero, “sugiero tenerlas en un colgador pegadas a la pared y sin tocar el suelo. Así no se caerán y siempre estarán a mano”.

Organizador para escobas


Etiquetar, contener y mantener

Después del descarte inicial, donde todo lo que no cumplía una función o tenía una utilidad se fue de la logia, según Antonia Del Río es imprescindible categorizar: agrupar las cosas según tipo y uso, y etiquetarlas todas. “Al saber qué cantidades tenemos de productos de cada tipo, podremos determinar qué optimizadores necesitaremos para sacarle provecho al espacio”, dice.

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Antes de comprar cualquier recipiente para guardar las cosas de la logia, Del Río recomienda tener muy claras las medidas de los muebles o repisas que tengamos a disposición. “Así, compraremos los organizadores que optimicen al máximo el espacio y no el primero que vimos”. Ella sugiere que sean resistentes y lavables, ya que se guardarán ahí productos pesados y que se manchan.

“No pueden ser de bambú ni de mimbre “, dice Escudero, “solo plásticos, que serán más fáciles de lavar”. La idea, sugiere, es que sean todos del mismo tipo: eso ayuda a generar el famoso orden visual.

Canasto organizador plástico


“Pueden ser de distinto tamaño, pero para ayudar al orden visual deben ser o del mismo color, del mismo material o del mismo tipo”, agrega Del Río. “Y todos muy bien etiquetados”, exige Calderón. Que el de perros de ropa sea solo para los perros de ropa, y las herramientas solo para las herramientas.

Jeannette Escudero propone que el detergente y el suavizante tengan sus recipientes fijos, ojalá lisos y etiquetados, que se vayan rellenando con cada recarga. Se puede reutilizar un bidón plástico en el que suelen venir o comprar uno específicamente dedicado a eso. “Eso ayuda a mantener el orden y la uniformidad”.

Contenedor con taza de medidas 1,8 litros


Todo esto, dicen las tres, ayudará no solo a la organización sino también a la limpieza: será más fácil lavar la ropa, habrá más espacio para hacerlo y el espacio se puede mantener aseado sin tanta dificultad ni que se acumule tanto polvo.

El desafío, como siempre, es que esto no sea golondrina de un solo verano, como cantaba Gardel, sino que perdure en el tiempo.

“Para mantener el orden es clave haber seguido antes los pasos de una buena organización”, explica Antonia Del Río: “selección y descarte; categorización; distribución adecuada en el espacio según el uso; y elegir los contenedores apropiados. Una vez seguidos estos pasos, la constancia y perseverancia de volver cada objeto a su lugar es la clave”.

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