Aplicaciones para taxi: la batalla detrás de un modelo de negocios que aún no es rentable

La semana pasada, el enfrentamiento de los taxis convencionales y las aplicaciones móviles de transporte como Uber y Cabify se intensificó en nuestro país. Esto, luego de que el ministro de Transporte, Andrés Gómez-Lobo, anunciara que estas empresas serán multadas y sus vehículos serán retirados de las calles porque los conductores no cuentan con licencia profesional y que además no tienen los seguros correspondientes.
Uber fue fundada en 2009 en California y funciona al estilo de algunas empresas de “economía colaborativa”. En este caso, cualquier dueño de automóvil opera como transporte de pasajeros. El pago se hace con tarjeta de crédito y Uber cobra una comisión, con lo cual obtiene una utilidad por intermediación.
La empresa ya ha participado en algunas rondas de financiamiento, que la han valorizado en US$63 mil millones, de acuerdo con Bloomberg.
La compañía hoy no está abierta a bolsa y su director ejecutivo tampoco parece interesado en que esto pase pronto. “Me voy a asegurar de que ocurra lo más tarde posible”, dijo Travis Kalanick, CEO de Uber, a fines de marzo consultado por CNBC respecto de si estaba planeando una IPO.
En ese momento, Kalanick dijo que no necesitaba recurrir a los mercados de capital, luego de recaudar cerca de US$10 mil millones en los últimos 18 meses. “Los mantendré al tanto. No tengo idea”, dijo a CNBC en respuesta a una pregunta sobre si esto significaba una IPO en dos, tres o cinco años.
Los servicios de auto on-demand han proliferado alrededor del mundo a medida que el uso de los celulares se expande y los clientes buscan alternativas más simples y rápidas a los taxis y transporte público. De todas maneras, Uber y sus rivales pueden perder dinero en algunos viajes por depender de subsidios para atraer clientes. Las regulaciones locales son uno de sus mayores obstáculos.
Pero, de acuerdo con información revelada por medios estadounidenses a comienzos de año, si bien la compañía registró un total de US$2.100 millones en reservas de clientes en el primer semestre del año, con ingresos por US$663 millones, en 2014 tuvo pérdidas por US$671 millones, y en el primer semestre del año pasado -las últimas cifras disponibles-, las pérdidas llegaban a US$987 millones.
Además, algunos dudan de que la compañía realmente valga más que empresas como General Motors. “Con una valoración cercana a US$70 mil millones, Uber superaría el valor de mercado de General Motors, Honda y Ford, tres compañías a las que el CEO de Uber debiera agradecer sólo por existir”, según el columnista de CNN Money, Paul La Monica.
Uno de los propios inversionistas de Uber, Bill Gurley, recientemente dijo en una conferencia de Wall Street Journal, que “todas esas valoraciones privadas son falsas”. En eso coincide el economista jefe de Manhattan Venture Partners (banco de inversión enfocado en compañías tecnológicas), Max Wolff, quien recientemente dijo que “la estructuración en torno a estas rondas de financiamiento y el secretismo acerca de sus detalles implica que realmente no sabemos”.
Otros actores. En Estados Unidos, el mayor competidor es Lyft, que en octubre buscaba recaudar US$500 millones, de acuerdo con documentos obtenidos por Bloomberg. Según esos mismos documentos, la compañía está gastando de manera agresiva para seguir creciendo. La empresa perdió US$127 millones en el primer semestre de 2015, sobre ingresos por US$46,7 millones.
Otro de los principales competidores es Cabify, también llamado el rival “legal” de Uber, porque, a diferencia de la estadounidense, ésta sólo opera en ciudades donde puede obtener una licencia regular de taxi. Esta empresa se lanzó en España en 2011, y se expandió a México, Chile, Perú y Colombia. Sus ingresos han ido subiendo rápidamente, desde US$1 millón en 2013 a US$10 millones en 2014 y un estimado de US$40 millones el año pasado, de acuerdo a sus ejecutivos.
En octubre de 2015 la compañía lanzó su segunda ronda de financiamiento, obteniendo US$12 millones para dar un impulso a su ofensiva en Latinoamérica. Así, la empresa aseguró financiamiento de un grupo de inversionistas encabezados por Rakutten, la mayor empresa de comercio electrónico de Japón, por ventas.
De acuerdo con Juan de Antonio, fundador y director ejecutivo, se espera que los ingresos alcancen los US$200 millones este año, con un ambicioso programa de expansión en los próximos dos años. El mayor accionista de Cabify es Seaya Ventures, un fondo basado en Madrid, que ha invertido en las dos rondas que ha lanzado la compañía.
En China. En el gigante asiático, el principal competidor es Didi Kuaidi, que la semana pasada, aumentó el objetivo en su última ronda de financiamiento, a más de US$1.500 millones, dijo a Bloomberg una fuente familiarizada con la materia, a medida que el mayor servicio de taxis de China acumula efectivo para enfrentar a Uber. La empresa estadounidense gastó más de US$1.000 millones en China el año pasado y ha dicho que China podría convertirse en su mayor mercado.
Los principales inversionistas de Didi Kuaidi incluyen a Alibaba Group y Tencent Holdings, las dos mayores empresas de internet de China.
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