Comentario Editorial FT: Apple en China
La disculpa de Apple a los clientes chinos la semana pasada por la calidad de su servicio post ventas debiera haber marcado el fin de un mes de ataques por parte de los medios estatales. En cambio, su decisión de eliminar una tienda de libros online vinculada a los manifestantes de derechos humanos de su App Store de China sugiere que es apenas una pequeña parte de una estrategia orquestada por el estado para hacer aún más estrictos los controles del gobierno no sólo sobre la información sino también sobre las empresas extranjeras influyentes.
Apple no estuvo totalmente libre de culpas en el tema de las garantías. Su intento por evitar las duras reglas de protección al consumidor podrá haber seguido la letra de la ley pero hay justificación para reclamos de que sus prácticas violaban el espíritu. Peor, fue lento en actuar cuando las autoridades exigieron cambios.
Pero el prolongado ataque a la reputación de Apple es notablemente similar al patrón de críticas dirigidas contra Google hace tres años. Como Apple, que ahora ofrece su política de servicio al cliente más generosa en China, Google empezó por tratar de ser servicial. Introdujo un motor de búsqueda autocensurado. El daño a la reputación que causó, y la continua presión por someterse al estricto régimen de censura de Beijing, eventualmente lo llevó a retirar su instalación de búsqueda basada en China en 2010. La web de China ahora está dominada por motores de búsqueda monitoreados de manera oficial.
Apple debiera tener cuidado de pensar que su intento por aplacar a las autoridades -ya sea con una disculpa o autocensura- es el fin del asunto. La censura no sólo es aborrecible ante el principio de derechos humanos. Puede usarse para favorecer a los competidores locales por sobre los extranjeros. Hay poca evidencia de que los cuerpos internacionales como la OMC tengan ya sea el interés o el poder para enfrentar tal proteccionismo.
Beijing puede sentirse justificado en apuntar a grupos extranjeros, dad la sospecha que a menudo recibe a las empresas chinas como Huawei cuando tratan de vender sus productos afuera. Pero el apoyo público a Apple, que sigue bien evaluado por servicio al consumidor pese a los ataques, fue notable. Lejos de reducir el apetito por los productos de Apple, esto llamó la atención de los fracasos del gobierno en combatir las violaciones más escandalosas a los consumidores por parte de monopolios controlados por el estado.
Xi Jinping, nuevo líder de China, ha reconocido que la corrupción política es una de las mayores amenazas a la sobrevivencia del partido comunista. Pero su credibilidad podría también verse perjudicada si las empresas extranjeras se transforman en chivos expiatorios mientras los grupos locales escapan de la censura por contaminación ambiental o por vender comida contaminada. Las críticas deben ser justas y proporcionadas. Esa es la mejor manera de construir confianza no sólo entre el partido y la gente, sino entre los mercados. Una cancha pareja debiera ser la meta para todos, ya sea chinos o extranjeros.
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