Pulso

Crisis de productividad: un problema de gestión

Los índices de productividad del país se están estancando. Es un hecho innegable y los expertos (de varios sectores de la economía y de todos los colores políticos) han levantado banderas de alerta. Las autoridades del gobierno han sido diligentes al respecto, lanzando un programa completo de trabajo con la Agenda de Productividad, Innovación y Crecimiento. En la agenda se aprecia un énfasis fuerte en aspectos estructurales y de nivel macro que afectan la productividad: las inversiones estratégicas, el mejoramiento de infraestructura y avances en materia de regulación son ejemplos claros.

Pero no podemos olvidar que la productividad se pone en juego día a día y de formas muy concretas. En la discusión estructural a veces perdemos de vista que la productividad es, en términos sencillos, la capacidad de crear valor con el trabajo. Toda empresa es, en esencia, una organización donde se gestiona el trabajo coordinado de muchas personas. Y cuando el trabajo no se gestiona y coordina adecuadamente, ahí tenemos las fallas de productividad que más aquejan al país.

Ejemplos concretos hay muchos: los presupuestos mal hechos, la mala coordinación que lleva a errores y repeticiones innecesarias; los profesionales que sacan la vuelta horas y horas para cumplir una jornada laboral groseramente mal calculada; o el otro lado de la moneda, los profesionales sobreexplotados que continuamente terminan en cuadros de estrés y licencias médicas. Resulta fácil echar la culpa a los empleados (“son ineptos”, “son flojos”, “son débiles”), pero hay mucha responsabilidad en las capacidades de gestión y management, que a todas luces necesitan mayor desarrollo en nuestro país.

De hecho, no existe una estrategia clara para desarrollar el capital humano avanzado en materia de gestión. El programa Becas Chile, uno de los pilares fundamentales del fortalecimiento del capital humano, no financia programas de estudios relacionados a las áreas de gestión comercial, corporativa o financiera. Hay quienes piensan que los estudios de gestión empresarial generan un gran valor privado, por lo que no deberían subsidiarse a través de fondos públicos. Sin embargo, lo importante no es el retorno privado sino el retorno público de estos programas: cómo aumentan la eficiencia, la competitividad e, incluso, el bienestar subjetivo de los trabajadores.

Toda crisis es una oportunidad. La crisis de productividad chilena es nuestra oportunidad para repensar la gestión empresarial y su rol clave en la sociedad. Solo una reflexión profunda y acciones con mirada de largo plazo podrán llevar al país al crecimiento sostenido y justo que buscamos.

*El autor es director de estudios MMC Consultores.

Más sobre:Portada

COMENTARIOS

Para comentar este artículo debes ser suscriptor.

OFERTA ESPECIAL DÍA DEL PADRE

Infórmate y disfrutaDigital + LT Beneficios $3.990/mes SUSCRÍBETE