Cuba: farsa grotesca

Desde hace años tenía en mente visitar Cuba. Quise esperar a que mis hijos crecieran, para asegurarme de que se formaran su propia opinión de lo que sucede en la isla, tras más de medio siglo de dictadura comunista-socialista. Han pasado 54 años desde que el partido dominante (único) tomara el control del país. Para los que poco saben de Cuba, y para no ser engañados por la joven Camila con su visión del régimen de Raúl, en Cuba no hay oposición legal, no hay prensa opositora y no hay posibilidad de reunirse para nada que signifique opinar distinto de la “verdad oficial”. La situación hoy en la isla es penosa, frustrante, indignante, inadmisible, por usar algunos suaves adjetivos. Tras adentrarse un poco en la cruda realidad de los cubanos, cuesta imaginar cómo esta farsa ha logrado mantenerse por tanto tiempo. Hoy no se avizoran signos de cambios. El 24 de febrero recién pasado, fue renovado el mandato a Raúl Castro, para continuar dirigiendo los destinos de ese país, que no tiene un proyecto viable, y solo camina hacia una estrecha unión con Venezuela, con Irán, con Bolivia, e increíblemente también con Argentina. El plan es continuar su lucha contra el imperialismo, el mercado y todos los “enemigos” del pueblo revolucionario. La Habana muestra la recuperación de algunos edificios céntricos, construidos bajo el dominio español y que en su momento tuvieron a la Habana como una de las ciudades más lindas de América. Hoy a solo una cuadra de la Plaza Vieja, recién remodelada, se observa la pobreza extrema, el hacinamiento, los malos olores, la ociosidad, la desesperanza. El turismo parece ser la única fuente de ingresos, curiosamente proveniente de personas que viven en países democráticos y con sistemas económicos libres y rechazados por los jerarcas cubanos. Las principales empresas hoteleras que invierten en Cuba, son españolas, como ignorando lo que sucede con sus inversiones en Argentina, en Venezuela y en Bolivia, en donde la nacionalización es una opción muy probable. Los CDR (Comités de Defensa de la Revolución) siguen ejerciendo su poder cuadra a cuadra, informando, soplando y evitando cualquier atisbo de germen opositor. Tras iniciar contacto con varios cubanos se producen tres etapas en la interacción. La primera, es la de una férrea defensa del sistema, la segunda es la de observación y cautela para olfatear quién es uno y porqué pregunta y la tercera es la del desahogo. Sin excepción, encontré cubanos desesperanzados, sometidos y entregados. ¡No podemos hacer nada!, me decían. Esa alegría del cubano común, esconde detrás una gran frustración e impotencia. Granma, el pasquín de pocas páginas editado por el gobierno cubano, es la única fuente de información escrita, además de Juventud Rebelde, otro medio estatal y uno que otro panfleto. La televisión del estado, emite propaganda permanente destacando las bondades de la revolución. A esto se suma Telesur, un canal de Venezuela que se dedica a lavar el cerebro de sus telespectadores y a potenciar el eje Cuba-Nicaragua-Ecuador-Bolivia. Tras el apoyo de los gobiernos socialistas españoles, en su momento, varias cadenas de hoteles se instalaron en la isla, especialmente en la zona de Varadero, en donde conviven los turistas a todo lujo, con personal que vive en pueblos cercanos sumidos en la miseria más absoluta. Como ejemplo, puedo citar el pueblo de Cárdenas, ubicado a solo 15 kilómetros de la ruta que une La Habana con Varadero. Visité esta localidad, en donde viven muchos de quienes atienden los hoteles de lujo de Varadero. Efluentes de alcantarillas en las calles, olores espantosos, casas en ruinas, transporte público con tracción animal, iglesias cerradas y en total deterioro. Todo, parte de un pasado de mayor esplendor. Es verdad que en Cuba hay igualdad, lo malo es que todo es igual de malo, igual de sucio. No es que en Cárdenas o en cualquier otro pueblo del interior haya una calle bonita o un edificio decente. No, es casi todo feo, todo sucio, todo pobre. En la Habana el transporte público es realizado por buses chinos, los cuales ya han fallado por su aún regular calidad y en los buses turísticos ya fallaron los videos, los baños etc. A esto se suma el parque automotriz cubano, con autos de los años ‘50, contaminantes y peligrosos por sus bajos niveles de seguridad. Para que hablar de la contaminación de las fábricas, las que a través de todo el país no respetan los más mínimos estándares. Lo que tanto criticaron los revolucionarios, hoy se mantiene en Cuba: prostitución masiva, dictadura invariable, pobreza e injusticia. Los Jerarcas viven sin carencias, el pueblo está sometido y no hay indicios de mejores tiempos. El sistema cubano es exactamente lo contrario de lo que el mundo requiere para surgir. El octogenario Dictador, sucesor de su hermano, pareciera vivir en otro país. Lo peor de todo, es que el mundo contempla dormido este show que me temo continuará por quien sabe cuánto tiempo. Si Ud. planea ir a Cuba, vaya con sus hijos, pero salga del eje La Habana-Varadero. Le aseguro que conocerá la realidad y nunca más nadie le podrá hacer soñar con el idealismo revolucionario, con la leyenda del Che y con todo el cuentito del comunismo cubano.
*El autor es ingeniero comercial de la Universidad de Chile (amjpulso@gmail.cl)
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