Denise Ratinoff: "Afuera he vendido cuadros en millones de dólares"

Denise Ratinoff vive en su hábitat. Su departamento parece un verdadero museo, con obras de arte en todas sus paredes colgadas perfectamente y con la iluminación adecuada, para darle la relevancia que tienen tanto en su hogar como en su vida. Hace 20 años se convirtió en la representante de la prestigiosa casa de remates internacional Christie’s en Chile. Aunque fue una oferta que rechazó en primera instancia, porque su prioridad era su familia y no se “podía permitir” los viajes seguidos que significaba el trabajo, finalmente gracias a la presión de sus cercanos aceptó, y actualmente recorre el mundo haciendo remates comerciales y de beneficencia.
Hoy, después de 20 años, es vicepresidenta regional de la empresa y está a cargo de la representación en Chile, Perú y Ecuador. Estudió pedagogía y enfermería, y por muchos años trabajo codo a codo con su marido doctor en pabellones -“la cirugía es como el arte”, señala-, pero cuando enviudó hace 7 años, volcó la mayor parte de su tiempo a su otra pasión: Christie’s. Es también la única martillera en Chile y por lo mismo, admite, tiene el respeto de sus pares.
En relación al resto del mundo, ¿la beneficencia en Chile mueve los mismos parámetros de dinero?
Nada que ver, los montos que se transan en Chile son absolutamente bajísimos en relación al alto valor que se transa en Estados Unidos. Incluso en países como Colombia, Perú y México se transan montos más altos.
¿Qué es lo más caro que le ha tocado subastar en beneficencia?
Lo más caro fue en Lima, con obras de beneficencia que se vendieron 10 veces al valor estimado. En Perú hicimos un tema que se llamaba “pintemos juntos”, donde se juntaba un personaje famoso con un artista, y había un joven muy famoso en Lima y la base para su obra eran US$1.000 y terminó pagándose US$ 18 mil.
¿En Chile también se puede llegar a ese sobreprecio?
Acá en Chile las obras más caras son las de Roberto Matta y Mario Carreño, en ese orden, son los que llevan la delantera en las subastas de beneficencia, ya sean óleos o grabados; un grabado de edición limitada puede costar $3 millones. A Andy Warhol también lo vendí caro, en $ 5 millones, y una acuarela de Mario puede costar de US$10 mil a US$20 mil.
Christie’s ha tenido subastas millonarias, como la de un galardón de premio Nobel en US$4,7 millones. ¿Esa cantidad de dinero nunca se mueve en Chile?
No, jamás. Acá en Chile creo que los rangos en subastas comerciales pueden ser mucho más, pero en beneficencia las cosas son donadas y no pueden ser muy caras. En una subasta comercial puede llegar a venderse perfectamente una pieza en $100 millones. Afuera he vendido cuadros en millones de dólares.
¿En Estados Unidos?
Sí, la última pieza de Jeff Koons se vendió en US$ 57 millones; una obra de Carreño del año 35 se vendió en US$ 2 millones; el récord de Matta ha sido de US$ 5,5 millones. Entonces, muchos artistas han visto pasar el millón de dólares en vida, afuera estas no son cifras alarmantes, es normal, acá no lo es.
¿Será que en Chile hay poca cultura con el arte o poca apreciación de éste?
Es que lo que pasa en nuestro país es un círculo vicioso: el chileno mira mucho al extranjero, mira mucho para afuera, y acá en Chile hay muy buenos artistas que lamentablemente han tenido que ir al extranjero porque no son profetas en su tierra. Entonces se van y si tienen éxito allá se quedan de por vida, como el caso de Matta o Alfredo Jaar. Otro problema es que en Chile tenemos una deserción muy alta, porque creo que éste es el país con más escuelas de arte a nivel mundial, ¡es una locura! El arte tiene que ser para personas que verdaderamente tengan interés, ya sea en ser artista o en la gestión de historiador de arte, pero que vayan a perseverar, no que lo estudie y después se vaya como ejecutiva de arte. Segundo, aquí nunca hemos tenido el orgullo de nuestras raíces, jamás, la gente ve el indigenismo en un sentido racista, incluso en la pintura nunca identifican al pintor como chileno. Es muy raro porque uno inmediatamente identifica a un mexicano por el color, a un peruano, a un ecuatoriano, acá no. Matta, uno de los mejores surrealistas del mundo, ¿qué relación tiene con Chile? Se fue a los 24 años. Alfredo Jaar lo mismo.
¿No hay coleccionistas en Chile?
Está empezando a surgir el espíritu de coleccionismo, porque hay gente joven que viaja mucho, que se ha quedado trabajando en otros países y ve a sus pares, pero a Chile le falta mucho tiempo. De todos modos vamos para allá, sin duda.
¿No hay algo como Christie’s en Chile?
No conozco un martillero, ni hombre ni mujer, que se dedique solo al arte como yo. En Chile hubo muy buenos martilleros, pero hay algo que no puedo entender, no sé cómo las generaciones no han seguido, por ejemplo la Casa Ramón Eyzaguirre, que era una tremenda casa de subasta, no siguió. En Europa o Estados Unidos se heredan por generaciones las casas de subasta, porque cuando hay un nombre, hay un prestigio, pero en Chile desgraciadamente no existe escuela para martilleros, mientras Christie’s existe desde 1766.
Y como anécdota, ¿qué es lo más raro que le ha tocado subastar?
Lo que a mí más me impresionó en una oportunidad fue un sarcófago egipcio que trajo un americano a Estados Unidos para donarlo al Museo Histórico Nacional. Compró el sarcófago como tal, pidió los permisos de exportación y lo llevo a Christie’s a venderlo, y el ¡sarcófago tenía la momia adentro! y nadie se había dado cuenta, nadie lo había abierto.
¿En Chile le ha pasado algo similar?
Acá no hay cosas tan valiosas, las cosas buenas que trajeron los europeos se fueron en los 70 con la Unidad Popular y con la crisis del 80 terminaron de desaparecer. Entonces aquí cosas verdaderamente buenas desgraciadamente no hay, sólo hay buen capital humano.
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