Desde Barcelona, tapas y sangría en De la Ostia

Pese a que hoy día España está más de moda por la crisis económica que por su gastronomía, en Orrego Luco 065, De la Ostia lleva al público a la típica taberna española de tapas.
Así lo comenta su dueño, Edgar de Litrán, de cuarenta años, : "Es un bar muy típico de allá, que te recuerda a España en todos los sentidos, siempre damos música española, para que tu entres y te transportes, esa es la idea".
Caben unas 200 personas sentadas, pero el lugar no es muy grande lo que lo hace íntimo y acogedor. El techo está forrado en madera, lo que simula una cava, y las paredes revestidas con los ladrillos originales de la casa. De fondo, una típica rumba flamenca, y pegadas en los muros, varias camisetas del Barcelona firmadas por los jugadores. En el segundo piso, las paredes se revisten de diarios en catalán.
Edgar es de Barcelona, estudió teatro y producción en cine pero es un enamorado de la gastronomía. Llegó en 1997 a Chile, conoció a la que hoy es su mujer, se quedó y juntos abrieron el De la Ostia hace 9 años.
La mayoría de las personas que atienden son españolas para "hacer un poco más atractivo el lugar", dice de Litrán, quien agrega que esta es una filosofía de picar y que por $10.000, las personas pueden comer bien y tomarse unos buenos tragos. La sangría es la especialidad de la casa. "Tenemos un expendedor de sangría, lo que lleva es secreto de la casa, pero tiene varios licores, jugo de naranja y vino tinto" dice Edgar.
LA FILOSOFÍA DE TAPEAR
Dentro de las novedades están los boquerones fritos o al vinagre y las navajas. Por supuesto que el menú -desplegado en el mismo mantel que cubre la mesa- también ofrece patatas bravas, butifarras, varias especies de tortillas, pulpo, croquetas, y mucho más.
En los postres destacan la crema catalana, los profiteroles rellenos con chocolate y salsa de mango, nata y salsa de frambuesa o de crema catalana y bañados en chocolate.
Cuenta la leyenda, dice Edgar, que Alfonso décimo "el sabio", cada vez que iba a una taberna, cuando pedía una copa de vino, pedía que taparan su copa con un plato para que no le entraran moscas. "Para que el plato tuviese más gracia, le ponían un trozo de queso o jamón. De ahí salió la tapa", se ríe.
Edgar dice que este es un bar restaurante, que si bien recibe con gusto a españoles, es para los chilenos. "Vengan a probar nuestras tapas y juzguen ustedes mismos", agrega. ¿Hay un proyecto de un segundo local? "De la Ostia hay uno solo", remata.
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