El carácter expansivo de un menor gasto: tasas bajas, menos inflación y más inversión

Varias han sido las voces, particularmente del mundo político, que no estaban de acuerdo con que Hacienda recortara el gasto fiscal, ya que lo ven como un motor en época de desaceleración (además de realizarse en año electoral). De hecho, los cálculos de economistas ubican en cerca de 0,2% el menor crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2016 debido al recorte anunciado.
Sin embargo, expertos aseguran que el gasto fiscal no tiene un efecto importante a la hora de reactivar la economía y, más bien, si este gasto crece por sobre la evolución de la actividad, los efectos pueden ser negativos.
De hecho, un estudio publicado por el economista de la Universidad Johns Hopkins, Carlos Vegh, muestra que el multiplicador fiscal -es decir, cuánto impactan las políticas de gasto público en el crecimiento de los países-, es bajo en países con tipo de cambio flexible y abiertos al comercio exterior, como Chile.
“En teoría, el multiplicador fiscal con tipo de cambio flexible sería cero y eso es exactamente lo que nos da. El mecanismo es el siguiente: cuando el gasto público aumenta, el Producto en principio sube, sube la demanda por dinero y sube la tasa de interés (la oferta de dinero no cambia en principio). La tasa de interés más alta atrae capitales del exterior, lo que aprecia el tipo de cambio real. Esto baja las exportaciones netas y eso tiende a bajar el producto de manera que, en el neto, el producto no cambia”, dice Vegh.
El experto destaca de todas formas que América Latina, y en especial Chile, se han ido moviendo de políticas procíclicas vistas hasta fines de los ‘90 hacia contracíclicas, tanto en lo fiscal, como en lo impositivo y monetario, lo que muestra un avance en el desarrollo macroeconómico de las naciones. A la vez que instó, en períodos de crisis a no volver a políticas que agudicen el ciclo. De hecho, en otro informe publicado la semana pasada, muestra que Brasil, que había dejado atrás las políticas procíclicas, en la actual coyuntura de desaceleración volvió a ellas.
Ventajas
Así, como contraparte al poco impacto del mayor gasto fiscal en la economía, expertos señalan que una política fiscal de menor gasto tiene implicancias positivas en la actividad, especialmente a plazos más largos.
El economista de Clapes-UC, Juan Bravo, indica que cuando el gasto fiscal crece muy por sobre el aumento de la economía, se generan presiones inflacionarias en los precios locales, lo que genera una apreciación del tipo de cambio real, lo que impacta al sector exportador.
“Además, hay un efecto de desplazamiento, que se produce cuando el sector público incrementa mucho el gasto, lo que incrementa la demanda y presiona al alza las tasas de interés. Eso, a su vez, desincentiva el consumo y la inversión privada”, sostiene Bravo, y añade que el ajuste realizado por Hacienda “es una señal, cuyo mensaje es ‘me restrinjo como sector público, porque le quiero dar espacio a los privados”.
Por su parte, el economista de Inversiones Security, César Guzmán, indica que si bien cuando el sector público gasta se aumenta la actividad, “hay una salvedad muy importante, que es que si para gastar se le saca esos ingresos al sector privado, el efecto neto es cero, porque fue una transferencia, lo que sucedió en parte en el caso actual, con un aumento de impuestos”.
En este sentido, puntualiza que “si se controla el gasto, entonces se genera espacio para que las tasas estén más bajas, reduce los costos de financiamiento, a la vez que le entrega espacio al Banco Central para ser más expansiva”.
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