En medio de crisis política, la economía de Brasil se prepara para 5 años de estancamiento

Este viernes se conocerá el desempeño de la economía brasileña en el segundo trimestre. Y si se confirman las expectativas de los analistas de una contracción de 1,8%, la recesión es la noticia que anunciará el instituto de estadísticas brasileño.
En medio de escándalos de corrupción, baja popularidad presidencial y débil clima para las inversiones, los analistas están reduciendo sus apuestas a pasos agigantados. La semana pasada fue la primera vez que los analistas encuestados por el banco central esperan una contracción no sólo para este año (-2%), sino también para el próximo (-0,15%). Mientras, otros apuestan a que la economía brasileña entre 2014 y 2018 tendrá un crecimiento de cero. “En los cinco años entre 2014 y 2018 esperamos un crecimiento prácticamente de cero”, sostiene el economista jefe de Barclays para América Latina, Alejandro Grisanti, quien espera una caída de 2,5% este año y de 1% el próximo. “Es preocupante que la mayor economía de Latinoamérica pase un lustro sin crecer”, agrega.
El cálculo del FMI, que debiera revisarse en octubre, todavía es “optimista”: el organismo espera que en los cinco años terminados en 2018 Brasil crezca 0,9%.
Si las estimaciones están en lo correcto, se trataría de la peor recesión del país en 25 años. En un panorama de debilidad, los récord negativos son pan de cada día. El índice de Confianza del Consumidor de la Fundación Getulio Vargas cayó en julio a 82 puntos, su menor nivel desde que comenzó a medirse en 2005. Mientras, el desempleo para el mismo mes llegó a 7,5%, su mayor nivel en cinco años. Los seguros contra riesgo de impago (CDS, o Credit Default Swaps a 5 años), han subido 64% en el año, el Bovespa ha caído 8,57% desde enero, y el real ha sido una de las monedas de peor desempeño en 2015.
Para hacer frente a esta crisis y recuperar la confianza de los inversionistas, la presidenta busca llegar a un acuerdo de medidas pro mercado. “Esta “Agenda Brasil” es una medida de emergencia porque representa una acción que pudo haberse tomado hace varios años y no se hizo”, sostiene Alfredo Coutiño, economista jefe de la agencia de clasificación Moody’s para la región.
Precisamente Moody’s fue la agencia de clasificación que recortó la nota de Brasil el 11 de agosto, dejándola apenas un escalón por sobre el bono basura. De todas maneras, la agencia dejó el panorama estable, con lo cual los analistas dudan que el próximo paso de las agencias sea quitarle el grado de inversión.
“Aunque el gobierno está intentando contrarrestar la contracción con varias iniciativas, incluyendo una estrategia de comercio más agresiva y un plan de promoción de las exportaciones, el impacto será limitado, porque las exportaciones representan sólo el 13% del PIB de Brasil. Dada la escala y complejidad de los problemas, es poco probable que el crecimiento del país se recupere hasta 2017”, destacan expertos de la consultora Stratfor en un informe.
Pronóstico ¿positivo?
De todas maneras, el análisis de Stratfor es optimista mirando al futuro: plantean que las mismas vulnerabilidades que muestran que vienen tiempos complicados para Brasil también podrían presagiar progreso económico más adelante: aunque el escándalo de corrupción es temporalmente muy doloroso, obligará a hacer una gran revisión de la estructura regulatoria y crear un clima de inversión más favorable en los próximos años. El PT estará en una posición más débil en la próxima elección, y si la economía sigue estancada, los votantes podrían favorecer las políticas más orientadas hacia las empresas del Partido Socialdemócrata brasileño y del Partido Movimiento Democrático por sobre las políticas proteccionistas del oficialismo actual, según Stratfor.
Entre los economistas, las perspectivas de largo plazo también son relativamente optimistas “Un crecimiento de cero en cinco años es una visión bastante negativa. Vemos con preocupación Brasil pero creemos que tienen herramientas para salir adelante”, sostiene Grisanti.
Mientras, Stacy Steimel, CEO de PineBridge Investments para Latinoamérica plantea que una cosa son las perspectivas para el corto plazo y otras para el mediano. “Una pregunta es si creo en la economía mañana y otra pregunta es si creo en la economía en tres años más. Siempre he comprado el cuento del mediano plazo, aunque la economía de Brasil no ha terminado de caer”, dice Steimel, que administra cerca de US$200 millones en acciones de Latinoamérica.
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