De acuerdo a un estudio realizado por Credit Suisse el año pasado, la riqueza familiar global crecerá nada menos que un 50% en los próximos cinco años hasta una cifra que se ubicaría en alrededor de US$330 billones, siendo los países asiáticos los que crecerán más en cantidad de millonarios, con una cifra que se estima llegará a 11,7 millones al 2017, un incremento de 70% con respecto al actual número de magnates.

Esto muestra lo crítico que se ha vuelto en el mundo entero, y por cierto también en Chile, el contar con una gestión profesional en el manejo de los recursos de las familias, lo que ha llevado a que cada día más family offices en Chile -buscando una mejor diversificación de los portafolios de sus mandantes- estén activamente buscando e invirtiendo, tanto en activos financieros como reales.

Lo anterior implica que los family office se han convertido en un crecientemente importante protagonista del mercado debido a su, generalmente, mirada de más largo plazo, menos conservadora y también relevante aporte en términos de redes de contacto para las compañías y negocios en que deciden invertir. Esto es muy relevante en un mercado como el chileno, dada su limitada liquidez para invertir o desinvertir en empresas.

Lo anterior está cambiando la forma de organizarse de los family office, que hoy día abarca en Chile a un universo cercano a 200 oficinas administrando sobre US$45.000 millones en activos líquidos invertibles. Esto implica que sobre US$50 millones de patrimonio ya sería rentable y necesario crear un family office, el que típicamente debiese contar con una estructura que abarca un Gerente General, un Gerente de Administración y Finanzas y un Gerente de Inversión, más el apoyo de algunos analistas y personas de apoyo administrativo.

En este aspecto, es muy relevante que estos ejecutivos de los family office no sólo tengan conocimientos financieros y bursátiles, sino que también tengan un know how en negocios “reales”, tanto de evaluación como de gestión de éstos, dada la mayor importancia que han tomado la inversión directa en compañías de estos patrimonios familiares.

Asimismo, me parece que -en el incierto momento entorno económico en que me mueve el mundo de las inversiones hoy día- cada día va a ser más crítico que las familias, tanto family como multi family offices, se apoyen directamente por profesionales expertos, independientes, flexibles para adaptarse a sus requerimientos e, idealmente, sin conflictos de interés.

Finalmente, me gustaría remarcar que la mayor sofisticación de nuestro mercado está generando comisiones de los bancos a la baja por el mayor poder negociador y conocimiento de sus clientes como los family office, tendencia que podría incrementarse a futuro...

*El autor es socio de Alta Dirección y decano FEN Ucinf.