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Fannie Mae y Freddie Mac: de vuelta del rescate

Cinco años después de ser rescatadas, las financieras hipotecarias paraestatales Fannie Mae y Freddie Mac han pasado de ser aparentes casos perdidos, amenazando con transformarse en una pérdida de dinero de los contribuyentes por años, a transformarse en fuentes de ingresos que han ayudado a retrasar en varios meses la fecha en la cual el departamento del Tesoro estadounidense alcanzará su próximo techo de deuda.

El resultado es que ahora hay una disputa sobre quién tiene derecho a las robustas ganancias de Fannie y Freddie. Las demandas de los inversionistas amenazan un esfuerzo político de largo aliento para hacer desaparecer ambas compañías y reformar el rol del gobierno estadounidense en el financiamiento de la vivienda. Inversionistas, políticos y analistas están incluso empezando a imaginar algo que hasta hace poco tiempo era inimaginable: Fannie y Freddie tienen una segunda oportunidad.

El mes pasado, Fannie Mae reportó una ganancia de US$10 mil millones para el segundo trimestre. Freddie Mac reportó US$5.000 millones. La mayor parte de esas ganancias será entregada al Tesoro estadounidense en las próximas semanas, con lo cual el total llegaría a US$146.200 millones. En unos pocos trimestres más, el contribuyente habrá recibido más en dividendos de las dos compañías que los US$189.400 millones que les inyectó para mantenerlas a flote.

Se trató del mayor rescate de la crisis financiera y uno de los más riesgosos porque el Tesoro esencialmente le dio un cheque en blanco a Fannie y Freddie. Se consideraba que eran muy grandes, -y demasiado importantes para la provisión de créditos hipotecarios en EEUU- como para dejarlas caer.

Las dos empresas compran la mayoría de los créditos hipotecarios y los empaquetan para venderlos a inversionistas, liberando a los bancos para que puedan otorgar más créditos incluso durante los períodos bajos de los mercados. La historia de Fannie se remonta al New Deal de Franklin D. Roosevelt. Aunque eran empresas privadas con acciones transadas en el mercado bursátil, con ganancias de US$8.600 millones entre ellas en 2005, su misión pública les dio un estatus casi gubernamental. Colectivamente son conocidas como empresas patrocinadas por el gobierno (GSE, su sigla en inglés), y siempre han sido polémicas.

Los críticos dicen que usaban respaldo implícito del Tesoro estadounidense para obtener financiamiento barato para inversiones imprudentes, incluyendo hipotecas subprime.

Cuando los defaults de hipotecas subieron y el valor de su colateral colapsó, las pérdidas aumentaron y el gobierno puso a Fannie y Freddie bajo la tutela del regulador en septiembre de 2008, exactamente una semana después de la quiebra de Lehman Brothers. El Tesoro estadounidense prometió inyectar efectivo a cambio de acciones preferentes. Los dueños de acciones comunes y preferentes fueron alejados hacia el final de la fila.

Cuando el presidente estadounidense, Barack Obama, estuvo en Arizona el 6 de agosto, llamó a las GSE a ser eliminadas y reemplazadas, quejándose de que en manos privadas se les había permitido obtener enormes ganancias, sabiendo que si las apuestas iban mal, los "contribuyentes tendrían que cargar con esa mochila".

Ralph Axel, estratega de tasas de interés en Bank of America Merrill Lynch, tomó esa metáfora en una nota a clientes. "A medida que Freddie y Fannie siguen produciendo fuertes ganancias, la mochila que los contribuyentes sostienen se está llenando rápidamente con efectivo".

El senador Bob Corker está detrás de una propuesta bipartidista para cerrar estas empresas y reemplazarlas por un nuevo sistema para apoyar al mercado hipotecario, esta vez uno que haga explícito el apoyo del gobierno, pero que también intente atraer más capital privado para compartir el riesgo en caso de crisis.

La propuesta Corker-Warner y los comentarios que hizo Obama en Arizona han puesto la reforma a las empresas GSE en la agenda política después de una pausa de cinco años.

Un sistema donde los inversionistas privados tengan que hacerse cargo de las pérdidas antes que el gobierno podría traducirse en mayores tasas hipotecarias, dicen los críticos. También está el riesgo de disrupción del mercado de US$1,3 billones (millones de millones) para los valores respaldados por hipotecas, que están en manos de los inversionistas de todo el mundo porque son vistos como algo similar a los poco riesgosos bonos del Tesoro.

De todas maneras, los comentarios del senador Harry Reid, el líder de la mayoría, sugieren que Fannie y Freddie podrían tener todavía amigos en el Congreso. "Estas son las organizaciones del gobierno que han hecho tan fácil ser propietario de una vivienda", dijo Reid este mes luego que el presidente llamara a cerrarlas. "No estoy de acuerdo con el presidente. Dice que quiere deshacerse de ellas. Creo que debemos ser muy, muy cuidadosos antes de hacerlo".

Los analistas ahora se preguntan si el consenso de liquidar Fannie y Freddie se sostendrá. "El debate sobre la reforma ha empezado a cambiar", dice Axel, de Bank of America. "Creemos que podría comenzar a crecer el apoyo para hacer pequeños ajustes a estas empresas en vez de una revisión completa, especialmente si el mercado de la vivienda continúa su recuperación".

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