Rompiendo su política de no intervención, que lo ha caracterizado desde que abandonó la Casa Blanca hace nueve años, George W. Bush advirtió de la creciente división e intolerancia en EEUU, deslizando críticas al actual mandatario, Donald Trump, sin mencionar su nombre.

"La intimidación y el prejuicio en nuestra vida pública marca el tono nacional, da permiso para la crueldad y la intolerancia y pone en peligro la educación moral de los niños", señaló el ex presidente, republicano como Trump.

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En un discurso emitido en Nueva York, Bush realizó una crítica generalizada a la clase política, cuyo discurso se ha visto "degradado por una crueldad trivial", lamentando que "los desacuerdos se conviertan fácilmente en animosidad" y terminen en la "deshumanización" del otro.

En esa misma línea, llamó la atención sobre la reciente desconfianza de los estadounidenses en las instituciones, marco en el que denunció que la política del país hoy "parezca más vulnerable a teorías de conspiración y fabricaciones".

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