Milton Friedman: pensamiento, visión y acción

Milton Friedman es de aquellas mentes brillantes que trascienden a su tiempo; polémico y agudo crítico, sus opiniones pocas veces pasaron desapercibidas en el concierto académico y ante la opinión pública mundial. La Universidad de Chicago le abrió las puertas a este economista que sería galardonado con el Premio Nobel en 1976. Su legado es un mensaje de libertad, pues, a diferencia de muchos intelectuales, abocaría parte de sus esfuerzos a la difusión de los principios que fortalecieron de forma decisiva el progreso de naciones tan dispares y lejanas en el mundo como, por ejemplo, Estonia y Chile.
Su pensamiento y mensaje se ven plasmados en el libro “Free to choose” (“Libertad para elegir”), escrito con su esposa, Rose, al igual que la serie de televisión homónima, que permitiría enlazar los complejos términos, procesos y dinamismos económicos con el ciudadano común y corriente, aquel que ejerce la libertad desde “la democracia de los pies” hasta “el poder del mercado”.
Su legado no es tan solo su obra intelectual. Sus ideas fueron más allá y trascendieron hasta llegar a sus alumnos. Las ideas tienen esa fuerza que contagia y motiva. No fueron pocos los que optaron por aportarlas a sus respectivos países desde el servicio público, difundiendo las ideas enseñadas por Friedman y generando verdaderos cambios. Diversos son los nombres que pasaron por sus aulas y que sin duda forjaron una senda de progreso para sus respectivas naciones. Son los denominados Chicago Boys, que en los años 70 irrumpieron en la escena chilena, marcando un antes y un después en el desarrollo. Ese grupo de economistas, alumnos de Friedman, asumió un rol clave en la historia de Chile.
Recordar el legado de Friedman es conmemorar la importancia de la libertad, el valor del aporte personal, la importancia de la autodeterminación y de los principios que forjan sociedades generadoras de progreso para todos sus integrantes, la promoción de la eterna búsqueda de la felicidad y que la llama de la libertad se mantenga encendida en momentos adversos.
La historia de la libertad, sin lugar a dudas, tiene un lugar de honor para Friedman entre los personajes trascendentes del siglo XX, ese siglo que fue del horror a la esperanza, que demostró lo brutal del totalitarismo y la miseria impuesta por los igualitaristas, planificadores centrales que no creen en las personas. Aquel siglo que alojó a intelectuales que vivieron y entregaron todo por mantener encendida la luz de la libertad en un oscuro túnel, y que a pesar del éxito inicial siempre procuraron difundir y entregar a otros esa posta de responsabilidad y compromiso. Ellos nos hacen recordar que “el precio de la libertad es la eterna vigilancia”. Recordar a Friedman es homenajear a un titán de la libertad.
*El autor es historiador Círculo Acton Chile.
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