Rodrigo Valdés, exministro de Hacienda: “La profundidad de esta crisis hará necesario que se adopten nuevas medidas”

FOTOS: PATRICIO FUENTES Y./ LA TERCERA

Preocupado se muestra el economista. Primero, porque no ve acciones más allá del corto plazo, y llama al gobierno, al Banco Central y a la CMF a generar mayores y potentes garantías estatales para que el crédito fluya hacia las empresas. Ello, plantea, para permitir “que la economía se recupere después de que el coronavirus se controle”, evitar quiebras masivas y apuntalar el despegue en 2021. Segundo, apunta contra parlamentarios y alcaldes: “El mundo político no ha tomado conciencia de la profundidad de lo que estamos viviendo”, enfatiza.


Como nunca, el exministro de Hacienda Rodrigo Valdés ha estado encima de la discusión fiscal económica. Ha escrito columnas y enviado cartas criticando parte del último paquete fiscal, como una forma de colaborar con el debate, no para de apabullar al actual titular de Teatinos 120, ya que reconoce el alivio de estar en la otra vereda. “A Ignacio Briones le está tocando un período que a nadie se lo querría: estallido social, la sequía y ahora el coronavirus, que es mucho más grande que los otros shocks. Ha sido bien difícil su trabajo. Por suerte tiene un equipo con gente nueva que está muy a caballo de los temas”, señala.

Este es un momento de cooperar, añade el académico de la Escuela de Gobierno e investigador del Centro de políticas de la UC, sopesando que posiblemente este episodio del coronavirus se convierta en uno de los más dramáticos de las últimas décadas. Por ello está preocupado y llama a La Moneda a moverse más rápido: “El gobierno ha dado algunos buenos primeros pasos, pero insuficientes. Tendrá que dar varios pasos adicionales porque el nivel de tensión, la profundidad del problema económico que se nos viene encima es muy significativo”.

¿Qué le parece el último dictamen de la Dirección de Trabajo de permitir a las empresas no pagar el sueldo?

-Se equivocaron. Igual como considero una solución extrema e inviable decir que las empresas deben pagar el 100% del sueldo y no pueden despedir a nadie, decir que el que no pueda trabajar recibe cero es simplemente el otro extremo e inviable. Hay que buscar formas intermedias para compartir los costos entre todos.

Usted, junto a otros economistas, ha criticado en dos ocasiones las últimas medidas, ¿por qué?

-Un bono de $50 mil es muy bajo. El tema de los bonos no es un problema de distribuir ingresos, o de hacer un paquete fiscal expansivo, sino que simplemente hacer que funcione la idea de quedarse en casa y así tener un avance serio al problema sanitario. En el fondo, que resulte la cuarentena para detener los contagios. Confío que llegarán a mejores acuerdos, porque la profundidad de esta crisis va a hacer necesario que se adopten nuevas medidas.

¿En qué dirección?

-En la siguiente etapa, además de apuntalar a las familias, será necesario robustecer las medidas anunciadas hasta ahora para que el crédito fluya a las distintas empresas. Muchas empresas estarán en modo hibernación, sin ventas, y con varios gastos que financiar por algunas semanas o meses, necesitamos que ellas estén vivas cuando la pandemia pase. Pero, con todo el riesgo que existe en la economía, el mercado financiero no va a poder actuar como en tiempos normales. Por lo tanto, hay que estructurar medidas que junten garantías estatales, liquidez de parte del Banco Central (BC), reglas bien claras de parte de la CMF para conseguir más flujo de créditos. Incluso incorporar actores no bancarios.

¿Para que las compañías puedan enfrentar sus deudas?

-No solo para lograr un refinanciamiento de las deudas que existen, ese es el desde. Se necesita minimizar la segunda parte de esta crisis, que es cómo hacer que la economía se recupere después que el coronavirus se controle. La primera etapa es de hibernación y las medidas deben apuntar a que la gente pueda permanecer en casa y los negocios puedan sobrevivir; y la siguiente etapa es que todos los que hibernaron tengan la fortaleza para salir a trabajar, a producir y a hacer nuevos negocios lo más rápido posible. Eso también es clave en este momento y ahí nos queda trabajo por hacer.

Ricardo Caballero dice que esta crisis será más corporativa que financiera, ¿coincide?

-Sí, pero lamentablemente ambas van de la mano. Para el sector financiero es muy importante que el sector corporativo siga funcionando bien. Si el mundo corporativo está en hibernación, no puede generar los recursos para pagar sueldos, arriendos, insumos, porque no vende, y por tanto, hay que actuar para que estas empresas sean viables en los trimestres próximos, a pesar de que hoy se vean con muchos problemas.

¿Y las últimas medidas del BC y de la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) no han llegado a tiempo?

-Las medidas han sido correctas, no han llegado tan tarde. Pero sí echo de menos un gran paquete concertado entre los distintos reguladores y actores, en que el gobierno vaya más allá de postergar impuestos, la CMF facilite más el refinanciamiento y nuevos créditos, y el BC entregue la liquidez. Es necesario que se unan y hagan un todo coherente, esa es la parte que hay que trabajar urgentemente. Nos falta una estructura donde participen todos los agentes coordinadamente para que el crédito de las empresas pueda subir, porque ese será el gran tema en los próximos 2 o 3 meses. Necesitamos una gran acción colectiva.

¿En qué plan concreto está pensando?

-Es clave que el riesgo del crédito lo atenúe la garantía estatal. Se necesitan cosas como el Fogape, pero a una escala mucho mayor para distintos tipos de empresas e incluso mayor garantía; se necesita liquidez del BC que alimente cuando se vayan a usar esas garantías, y que los bancos puedan dar más créditos. En el fondo, se trata de hacer cosas parecidas a lo que está haciendo Alemania, que anunció un paquete del 22% del PIB, y EE.UU., del 10% del PIB, que no son solo gasto fiscal, sino que varias cosas, como garantías, para que el sistema crediticio funcione.

¿Y Chile, tiene espaldas para otorgar ese tipo de garantías?

-Tenemos espacio para hacer más. Por cierto, no podemos pretender reaccionar a la escala de los países desarrollados, porque tenemos un déficit fiscal inicial de entre 4 y 5 puntos del PIB antes del coronavirus, y un nivel de deuda que ha ido subiendo. Y aunque este sea bajo a nivel internacional, hay que cautelar su dinámica futura porque somos un país emergente. Lo peor que podríamos hacer sería construir una solución irrealista que nos lleve, además, a tener problemas fiscales o de balanza de pagos.

¿También se podría incluir el salvataje a algunas empresas?

-Si vamos a hacer un salvataje de alguna empresa, tenemos que tener muy claro por qué lo estamos haciendo. Debe aplicarse para proteger empleos, a otras empresas, o cuando la compañía tiene compromisos financieros tan grandes, que si quebrara tendríamos un problema financiero. En ese caso, si el mercado no es capaz de hacer ese salvataje, se pueden tomar modelos que se han usado en otras partes.

¿Cómo cuáles?

-Modelos en que el Estado inyecta financiamiento bajo estructuras que cautelan lo más posible las platas fiscales. Esto es clave, porque no puede ser pr3estarle plata contra nada, sino que el fisco sea el primero en pagarse cuando la empresa vaya saliendo a flote. Hay puntos que serían muy difíciles, como cuando los dueños no son 100% chilenos -como Latam-; son más complejos de administrar, pero no imposible.

¿Debería ser un tema a discutir ahora?

-Las próximas semanas serán una buena oportunidad para discutirlo más serenamente, porque sería un tremendo error que en un mes más nos reventara sin tenerlo pensado ni discutido. No se puede esconder la cabeza como el avestruz y esperar a que no pase, y si pasa tener que reunirse con el Congreso, con los presidentes de partidos un domingo en la noche para tratar de salvar la cuestión el lunes en la mañana. Ese es un mal camino, mucho mejor es estar preparado.

El paquete fiscal hoy es del 4,7% del PIB y en 2008 fue del 4,5%, pero con una crisis menor. ¿A cuánto debería llegar?

-Lo cierto es que el paquete tiene, de gasto de verdad, cerca de 1,5 puntos del PIB, por tanto hay más espacio, pero ese espacio hay que usarlo muy, muy bien, porque no es tan grande. Parte importante del paquete son préstamos a corto plazo en la forma de postergar impuestos por algunos meses, lo cual es muy útil, pero no tiene el mismo calibre que dar un crédito al mercado financiero apalancado con recursos fiscales que sea a 3 o 4 años plazo. Más allá del punto y medio del PIB, tenemos que mirar la fuerza de cada medida.

¿El gobierno está mirando solo a corto plazo?

-Creo que el gobierno está dosificando, porque sabe que viene difícil, y es bien complejo escoger el timing de las medidas. Pero yo sí diría que mientras antes mejor, por tanto apuraría el despliegue, y una vez que se apruebe lo del seguro de cesantía y los bonos, hay que empezar rápidamente a pensar en nuevas medidas, porque los dos datos duros de marzo -seguros de cesantía en EE.UU. y caída del sector servicios en Europa- nos dan cuenta que la crisis global tiene mayor profundidad que en 2009.

Si se conoce el impacto que menciona y el mismo FMI lo está diciendo, ¿por qué cree que no se apura el tranco?

-Se han dado buenos primeros pasos, pero son insuficientes para la gravedad de la situación. Chile no se verá afectado solo por el shock externo, sino que también tenemos nuestra propia hibernación por el estallido social. Creo que el mundo político no ha tomado conciencia de la profundidad de lo que estamos viviendo.

¿Los políticos no han calibrado este peso? ¿En qué lo percibe?

-Creo que en el mundo parlamentario aún está la percepción de que esto puede ser un pequeño problema económico, y no que vamos a tener un ciclo bien profundo. La cantidad de ideas presentadas que no son constitucionalmente correctas, da cuenta de que están transmitiendo en una frecuencia equivocada.

¿A qué iniciativas se refiere?

-A medidas como postergar el permiso de circulación, las revisiones técnicas, y una serie de cosas que no parecen malas ideas, pero yo esperaría que se conversaran con el gobierno y se hicieran. Esa competencia por quién aparece en el diario con una nueva cosa, muestra liviandad de cómo se está abordando esta crisis.

Lo que ocurrió también con los alcaldes…

-Bueno, ese es el más extremo de todos los casos. ¡Que ellos quieran decidir cuándo se hace una cuarentena! Esto habla de un desorden institucional. Debemos cuidar las instituciones que tenemos, no saltarlas.

¿Ha colaborado el gobierno con este desorden?

-Había echado de menos vocerías más claras y precisas desde el comienzo. Cuando uno ve el video que sacó Stefan Kramer, se da cuenta que se puede hacer mejor. Pero también hay que reconocer que esto es difícil, que se está manejando una situación muy compleja y, por tanto, hay que darles un espacio de maniobra a las autoridades. Dicho eso, el gobierno tiene que mejorar en la comunicación, y no caer en la tentación de anotarse un punto político. No tiene por qué estar discutiendo por las redes sociales si lo está haciendo mejor o peor que España. Si vamos a estar dedicados a una guerra de críticas y el gobierno preocupado en defenderse, la verdad es que vamos a perder tiempo precioso.

“Si el PIB en Chile cayera 2%, sería un escenario bastante bueno”

¿Hay que preocuparse del repunte inflacionario que podría derivar de esta crisis?

-Sería un gran error tener el problema inflacionario como el problema principal. Ni de cerca. Acá vamos a tener una crisis de crecimiento, probablemente con bastante desempleo; en el corto plazo es mucho más importante que las decisiones de política moderen la profundidad de los problemas y no los exacerben.

¿Cuál es su pronóstico de crecimiento para el mundo?

-Los pocos datos que tenemos son coherentes con un crecimiento mundial negativo este año, peor que en 2009. Esperaría una recesión mundial relevante.

¿Peor que la crisis de 1929, como dijo Nouriel Roubini?

-Dependerá de cómo se reaccione. En 1929 hubo errores bien fuertes, porque la política monetaria fue muy contractiva y se dejó solos a los bancos. Antes de dar por sentado de que esto es una Gran Depresión, discutamos cuáles son las medidas correctas para enfrentarla.

¿Cuál sería el mejor ejemplo de política a seguir?

-La Fed y el Banco Central Europeo han actuado muy bien. En cuanto a la política fiscal, está por verse. Hay muchos anuncios y hay que ver cómo se despliegan. Hay que aprender de los asiáticos en el control del virus, porque lo crucial si vamos a cuarentena, es saber cómo hacerlo para no tener una segunda o tercera cuarentena.

¿Goldman Sachs anticipa una caída del 3% en el PIB de Chile en 2020? ¿Cuál es su estimación?

-En Chile vamos a tener crecimiento negativo. Si el PIB cayera un 2%, creo que sería un escenario bastante bueno, aunque lo más probable es que la caída sea mayor. Lo grave sería que la situación de hibernación tenga que durar varios meses.

Siendo positivos y pensando que a fin de año la pandemia se controla, ¿se podría esperar un repunte de la economía en 2021?

-Para que exista ese repunte es clave hacer las tareas correctamente hoy. Si el canal del crédito se tranca completamente y las empresas empiezan a quebrar, la salida en 2021 será muy distinta respecto de si logramos que haya crédito y esas empresas están disponibles para crecer en 2021. Una parte central es que la cuarentena resulte bien, y otra, es que las heridas que deje la hibernación no sean muy persistentes y que podamos despegar rápido, y eso no está dado, sino que depende de las políticas públicas.

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