Gobierno evalúa subir el impuesto específico al diésel y reducir el de la gasolina

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Esta fórmula apuntaría a que los cambios impositivos tengan efectos neutros en la recaudación considerando que los recursos por este concepto fluctúan en US$2.600 millones.


Las consecutivas alzas en el precio de los combustibles, hoy en máximos desde noviembre de 2014 y sus efectos en los consumidores se tranformaron en un problema político para La Moneda. Tanto así, que el propio Presidente Sebastián Piñera salió al paso en dos oportunidades señalando que el gobierno está estudiando una fórmula para hacer frente a esta situación.

Durante el fin de semana en una actividad en Aysén, el jefe de Estado anticipó que una alternativa es "trabajar en el impuesto que tiene el diésel". Esto último obedece a que dentro de los análisis de los equipos de Hacienda estaría bajar el impuesto específico a las bencinas y subir el que se aplica al diésel. Hoy el impuesto específico para las bencinas alcanza a 6 UTM por metro cúbico (m3) mientras que en el caso del diésel este llega a 1,5 UTM/m3.

Esta fórmula apuntaría a que los cambios tengan efectos neutros en la recaudación fiscal considerando que los recursos por este concepto fluctúan en los US$2.600 millones para el próximo año.

Otras de las opciones que se barajan en La Moneda apuntan a cambios al Mecanismo de Estabilización del Precio de los Combustibles (Mepco) para que su funcionamiento tenga un mayor impacto en la contención de las alzas y suavice aún más el traspaso del precio internacional del petróleo a los precios locales. No obstante, precisan en el gobierno, el margen para una modificación sustancial es acotado.

El objetivo del Mepco era evitar las alzas y bajas bruscas para la gasolina y el diésel y, por ello, a través de un impuesto variable el Fisco hace que las fluctuaciones no sean superiores a $5,8 por litro por semana. Así, cuando los principales parámetros que inciden en el precio de los combustibles en Chile -valor del petróleo y tipo de cambio- se mueven al alza, el Estado, a través de este impuesto variable, entrega un subsidio disminuyendo dicho impuesto para amortiguar el incremento de los precios, dejando de recaudar. A la inversa, cuando los precios se mueven a la baja y van más allá de $5,8 por litro, el Fisco sube el impuesto para estabilizarlos, con lo cual recauda recursos para sus arcas.

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