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La tormenta perfecta de los proveedores de salud

Podría haber sido un escenario alentador. El rubro de los proveedores de insumos médicos ha visto cómo la demanda de sus productos va al alza; sin embargo, tal aumento hoy solo se ha traducido en pérdidas.

04 de Marzo de 2020/SAN JAVIER Una persona es atendida en una farmacia, durante la escasez de mascarillas que se encuentra en la comuna de San Javier. FOTO: CRISTOBAL ESCOBAR/AGENCIAUNO Cristobal Escobar

Hace unos meses las mascarillas estaban en todos lados... y no sólo eso, una de alto valor adquirida en una urgencia podía costar cerca de $250, hoy la realidad es otra. Actualmente, en Chile -estiman en el sector salud- el valor promedio bordea los $800, un 220% más que a fines del 2019. Es que hoy el panorama es diametralmente distinto: el estallido del coronavirus o Covid-19 modificó el escenario, alteró la demanda y le pegó de frente a un sector que hoy ve compleja su subsistencia: justamente el de insumos médicos.

La Asociación de Proveedores de la Industria de la Salud (APIS) reúne hoy a 45 proveedores de la salud. En total, representa el 59% de los insumos que se venden a los hospitales públicos. Y para esas empresas, el Estado implica el 70% de su ingresos. Y es ahí donde está la dificultad.

Gran parte de los contratos que tales compañías -en su mayoría pequeñas y medianas empresas- firmaron con el Estado son a tres o hasta siete años plazo. Dado esa extensión, todos se hicieron en pesos y estimando un dólar que bordearía los $650. “Hablar de un dólar que pudiese llegar a $900, era una locura”, señala una empresa del sector. Y así nadie pensó en plasmar un valor así en los contratos. En la semana, el dólar superó los $850 con los acuerdos del sector fijos en un tipo de cambio bastante inferior. “En 30 años en este país, el valor del dólar no varió mucho y nadie pensaba que había probabilidad de llegar a $1.000. El 18 de octubre todo cambió. Las pymes no resisten esto”, explica el director ejecutivo de Apis, Eduardo del Solar. “Tenemos un margen muy chico, por lo que no se demora nada en que entre agua al bote”, subraya.

Aún más, la realidad para la industria es aún más dramática si se estima que el costo de renovación de, por ejemplo, mascarillas se elevó en 30 veces. Es decir, si cerraban un contrato por un precio, a la hora de que ese mismo cliente pidiera más stock, el costo de ese nuevo pedido ya era 30 veces superior. “Y no es especulación”, insiste Del Solar. A su juicio, tal expansión se debe -en primer término- al dólar, acompañado de una incidencia en los fletes, puesto que para transportarlas hoy debe hacerse vía aérea y no marítima; a lo que se suma la necesidad de buscarla en mercados anexos o mercados negros - “A los fabricantes hay que darles un dulce para que consigan mascarillas”, explica el ejecutivo-. Así, se ha convertido en un producto difícil de conseguir, disparando su precio.

Dado ello, el sector ha intentando reunirse directamente con el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, puesto que, según señalan, es esa cartera la que tiene la potestad para poder modificar los contratos con el Estado. De hecho, no han tomado contacto con el titular de Salud, Jaime Mañalich, aduciendo a lo mismo. Hoy lo que piden es que estos puedan dolarizarse hasta que pase la tormenta, y así traspasar el costo adicional que tienen hoy los insumos; sobre todo, los de más alta demanda ante el brote de coronavirus, como las mascarillas, evitando así su desabastecimiento. “Hace tres años los contratos eran en dólares, y ahora se debieran dolarizar nuevamente mientras exista está volatilidad”, dice Del Solar. Y añade: “Nosotros todavía no vivimos la realidad extrema de otros países, pero sí hemos visto que los stocks se han salido de lo normal, que el Estado salió y compró todas las mascarillas que había y nosotros hemos tenido el problema de que los stocks que teníamos para reponer están en los puertos”, dice Del Solar. Cerca del 70% de lo que compran viene de oriente... gran parte de China.

Suben las multas

Hace algunas semanas, una empresa del sector salud debía entregar $300.000 en jeringas a un hospital público. El coronavirus y la consiguiente paralización de fábricas y puertos hizo que se retrasara. El hospital le cobró una multa de $1 millón. Y el caso no es aislado. Empresas del rubro -que prefieren mantenerse en reserva- aseguran que son varias las que han experimentado tal amenaza; incluso, las han instigado con cobrarles las boletas de garantía asociadas, en instancias en que los retrasos responden a hechos de fuerza mayor, escenario que -puntualizan- existe en la ley.

Ante cualquier atraso de más de 15 días se activan las multas. Hoy -estiman en el sector- los atrasos de embarques bordean los 30 días, y podrían llegar fácil a ser de 60 días, dada las consecuencia del Covid-19.

“Las entregas no están cumpliendo con lo pactado. Hoy nos encontramos con un grave problema en el cumplimiento de nuestros proveedores. En China hay fábricas que no pueden funcionar, los puertos están cerrados o saturados de productos”, dice Del Solar. Y no tienen plazo ni margen para regularizar tal situación. En Francia, por ejemplo, el gobierno retiró todas las mascarillas del mercado, y las entrega contra boleta; Italia está bloqueado; y en el gigante asiático están recién comenzando a fabricar. Han dicho que harán millones diarias, pero necesitan cubrir su propio mercado.

Dado este escenario, en la Asociación de Proveedores de la Industria de la Salud hacen un llamado a terminar, al menos, con el cobro de las multas por atraso, las cuales podrían hacer sucumbir a los proveedores. “Tenemos un 35%-40% de pérdida sólo por tipo de cambio, a eso súmale un par de multas, y al final estamos sacando plata de los empleados para entregarle al Estado los productos, eso va a traer cesantía si no podemos cambiar los contratos, y si esto continúa ya hay que empezar a abortar. En este momento, la industria está perdiendo plata como loca”, enfatiza Del Solar.

A comienzos de marzo, la misma Organización Mundial de la Salud (OMS) alertaba acerca de la escasez mundial de insumos médicos. Y estimaba que se requerirían a lo menos 89 millones de mascarillas y 76 millones de guantes mensuales para hacerle frente, lo que se traduciría en elevar la producción al menos del primer producto en un 40%.

De hecho, el panorama ha derivado en que hoy existan chilenos fabricando sus propias mascarillas en el país. Se trata de la empresa Sasf Insumos e Instrumental Médico. Según explica su socio, Jorge Nieto, hace un par de meses empezaron a diseñar los primero prototipos ante la proyección de que el producto se acabara, sobre todo en momentos donde al coronavirus debiera sumárseles la influenza. Tras ello, vieron la factibilidad técnica y se encuentran produciendo, mientras terminan de cerrar con las entidades que los puedan certificar. “Nuestra idea es que se pueda estar comercializando dentro de los próximos diez a 15 días”, explica Nieto.

En paralelo, y hace unos días, el ministro Briones -quien por motivos de agenda no ha podido recibir a los integrantes de la asociación- los derivó a hablar con el coordinador de Políticas Sociales de Hacienda, Andrés Hernando, el cual los recibió el jueves, por lo cual la situación está recién en análisis.

“A nosotros nos dejaría tranquilos que dolarizáramos los contratos mientras dure esta contingencia, y que se ponga atajo a las multas y al cobro de las boletas de garantía, producto de los productos que no están en Chile, porque están difíciles de traer”, subraya Del Solar.

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